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Para vivir el orgullo de sentirse cubanos

De poco servirá que en un futuro alcancemos la riqueza económica, si la gente no está bien preparada en lo humano, en lo espiritual, en lo sentimental, en lo emocional, expresó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en su intercambio con los escritores y artistas que conforman el Consejo Nacional de la Uneac

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

«Debemos ser capaces de producir desde nuestra cultura contenidos de alto nivel intelectual, atractivos, auténticos y revolucionarios, para colocar en nuestros medios de comunicación. En ello la Uneac desempeña un rol fundamental», convidó este lunes Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, a los escritores y artistas que conforman el Consejo Nacional de la Uneac.

En su intercambio con los destacados creadores que integran el máximo órgano de dirección colectiva de la Uneac, reunidos en el Centro Cultural Bertolt Brecht para evaluar el primer año de trabajo de las comisiones permanentes surgidas al calor del VIII Congreso de dicha organización, el miembro del Buró Político del Partido expresó su convencimiento de que «no conseguiremos nada prohibiendo, debemos conseguir que nuestra gente posea el conocimiento para que, desde el más profundo sentimiento de pertenencia, pueda defender nuestra razón.

«Estamos llamados a conformar una plataforma emacipadora de comunicación social, de debate, de intercambio, donde aparezcan nuestras verdades y razones, donde no olvidemos nada que no deba ser olvidado... No podemos perder de vista que existe una nueva generación a la cual no le hemos impartido bien la historia patria, y por tanto le falta ese conocimiento esencial.

En eso pensaba, contó, durante una reciente cumbre en la que escuchaba a jefes de delegaciones hablar sobre políticas públicas de juventud. La mayoría, dijo, se manifestaba muy pesimista al referirse a metas que nosotros debemos perfeccionar, pero que ya logramos: justicia social, inclusión social, amplio acceso a la educación, vinculación de los estudiantes universitarios a empresas productivas, formar médicos para que presten servicios donde haga falta, alfabetización...

«Sí, hemos avanzado mucho, pero ¿los jóvenes cubanos sabrán el significado que tuvo llevar adelante la Campaña de Alfabetización a solo dos años del triunfo de 1959? ¿Sabrán que jóvenes iguales que ellos anduvieron por toda la Isla enseñando a leer y a escribir, incluso cuando todavía había bandas de alzados intentando derrocar la Revolución? Si no conocen esos hechos, difícilmente vivirán ese orgullo de sentirse cubano. Por esa razón es que en esa plataforma emancipadora tiene que estar lo que no se puede olvidar».

Consciente de que la mayor parte de la información que reciben los jóvenes en la actualidad les llega a través del lenguaje audiovisual, el Primer Vicepresidente cubano tiene la certeza de que «no nos queda otro camino que desarrollar un “sexto sentido” audiovisual y utilizar esos códigos para transmitir nuestros mensajes, todo lo que hagamos, y así lograr una adecuada comunicación».

Igualmente,  consideró primordial el trabajo comunitario. En verdad —se preguntó Díaz-Canel—, ¿en qué momento podemos ofrecer las mismas oportunidades de enriquecimiento espiritual para todos? «Cuando vamos a los barrios, a las comunidades, con el arte, la cultura, y nos proponemos transformar esa realidad, que a veces es compleja.

«De poco servirá que en un futuro  alcancemos la riqueza económica, si la gente no está bien preparada en lo humano, en lo espiritual, en lo sentimental, en lo emocional, porque de lo contrario ¿cómo se repartirá esa riqueza? ¿Con egoísmo, con vanidad, con desigualdad? No podemos esperar  que llegue ese momento de bonanza para trabajar en ese sentido, hay que empeñarse desde ahora: trabajar con los sentimientos, con la cultura, con la historia.

«Es posible desde la comunidad, con el trabajo de esas instituciones que tenemos que hacer que funcionen correctamente, que cumplan con sus responsabilidades; con el apoyo de los líderes comunitarios, de nuestros escritores y artistas, motivando la participación de todos».

Las anteriores reflexiones fueron motivadas por la jornada de debate e intercambio que contó asimismo con la presencia de Abel Prieto, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Raúl Castro, y de Julián González Toledo, titular de Cultura, y que protagonizaron los miembros del Consejo Nacional, como el artista de la plástica Agustín Villafaña, quien abogó por «despertar esa energía creativa que se produce en la base cuando es sacudida por el arte»; o como la actriz y dramaturga Fátima Patterson, directora del colectivo Estudio Teatral Macubá, quien llamó a conservar los verdaderos focos culturales, a no desvirtuarlos con prácticas incorrectas con el pretexto de que la gente pueda socializar.

Ocho en total son las Comisiones Permanentes, según recordó Luis Morlote, primer vicepresidente de la Uneac, las cuales resultaron de agrupar los temas salidos como plateamientos, insatisfacciones, sugerencias... durante el proceso preparatorio que primero se llevó a cabo en todo el país, y luego en el mismo VIII Congreso.

Ha sido un año de intenso trabajo, aseguró Morlote, aunque el talón de Aquiles ha sido —dijo— no haber informado sistemáticamente lo que se ha realizado en función de proponer soluciones a los plateamientos relacionados con Educación, cultura y sociedad; Arte, mercado e industrias culturales; Ciudad y arquitectura; Cultura y medios; Estatutos, Reglamento y Reclamaciones; la Comisión José Antonio Aponte; Trabajo cultural comunitario, tradiciones y patrimonio; y Cultura, turismo y espacios públicos.

Así, por ejemplo, se refirió el Doctor en Ciencias Esteban Morales Domínguez a la significación que reviste una comisión como la Aponte, que aborda un tema difícil como la lucha contra la discriminación y los prejuicios raciales, «porque hay mucha ignorancia, hay personas que todavía no aceptan que existe este problema y porque no hay consenso en el campo de las ciencias, incluso las sociales. Y, sin embargo, no se puede soslayar, ni desatender, porque afecta la integralidad social del proyecto de la Revolución».

El investigador y crítico de literatura y arte Desiderio Navarro llamó la atención sobre la progresiva americanización que se observa en parte de la sociedad. A partir del anuncio del 17 de diciembre nos enfrentamos a un gran desafío, «pero hay que pensar en los posibles daños colaterales que pueden aparecer con la necesidad de imitación y con la fascinación que se puede producir con el otro». Es primordial estar preparados, no podemos ser ingenuos, señaló.

Por su parte, el también ensayista e investigador, Helmo Hernández, quien coordina la Comisión Educación, cultura y sociedad, consideró que para que el trabajo que se realiza sea aún más eficiente, se precisa que se establezca un vínculo adecuado de estos grupos con los órganos de Gobierno del país. El Presidente de la Fundación Ludwig de Cuba se refirió además a lo imperioso de que se acorrale la marginalidad, esa que ha aparecido también mientras el pueblo ha resistido en la defensa de la Revolución.

Era por esa razón que Miguel Díaz-Canel convocaba a que veláramos porque la resistencia no nos llevara al deterioro moral, ético; al deterioro de los valores humanos. «Se trata de avanzar en lo adelante hacia una cultura de crecimiento y desarrollo, no solo económico, sino también espiritual».

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