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Un dial diferente

El Taller y concurso nacional de la radio joven Antonio Lloga in Memóriam llegó a su aniversario 25

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

Santiago de Cuba.— La radio con sello joven no necesita de grandes fórmulas. Precisa solo de marcar la diferencia con creatividad, sin olvidar la adecuada utilización de los recursos de ese medio de comunicación.

De ese modo quedó pactado durante las jornadas del XXV Taller y concurso nacional de la radio joven Antonio Lloga in Memóriam, efectuado en Santiago de Cuba, donde directores de programas, locutores, realizadores de sonido y periodistas analizaron cómo lograr establecer la diferencia en el dial, sin olvidar el ABC del discurso radiofónico.

Por ello, como siempre ocurre, durante los espacios de escuchas y debates sobre los obras en concurso, se «cruzaron» diversos criterios que confirmaron una vez más que hoy la radio cubana precisa de transformar sus formas de hacer, a fin de ganar públicos, quienes poseen a la mano muchísimos más espacios en los que encuentran información y esparcimiento.

Mas, eso no significa, alertó el periodista e investigador santiaguero Enrique Fumero, extrapolar otros discursos más contemporáneos hacia el medio como los twitts o el de los espectáculos, sino tratar de ser creativos a partir de la realización de investigaciones que permitan conocer a las audiencias y cuáles estrategias de trabajo se les ajustan mejor a los oyentes del programa en que trabajas.

No podemos pensar, aclaró, que la radio canónica o tradicional está mal hecha, porque en la actualidad funciona y son muchas las personas que siguen espacios dramatizados o informativos que se transmiten desde hace varios años. Pensar en eliminarlos sería una locura porque ellos con sus códigos han demostrado que cumplen con sus objetivos y la retroalimentación con sus destinatarios se lo confirma cada día.

Lo que las nuevas generaciones debemos ofrecer, de acuerdo con las particularidades de los públicos, son sui géneris mensajes que se queden entre quienes nos escuchan, no solo por un adecuado texto, sino por aquellos sonidos y efectos en correspondencia con la contemporaneidad, agregó.

Sin embargo, Jairo Alberto Pacheco, director y locutor de la emisora CMGL Radio Sancti Spíritus, sugirió que lo que planteaba Fumero no es sinónimo de que utilicemos mal el lenguaje o introduzcamos modos de hacer que estén divorciados de la idiosincrasia del cubano y valores de nuestra sociedad.

«En ocasiones queremos ser tan originales que nos pegamos demasiado a lo vulgar. Hay que tener mucho cuidado en qué y cómo se transmiten los mensajes. No hay temas prohibidos, sino formas erradas. Los medios además de entretener tienen como misión educar. Las nuevas generaciones son nuestra responsabilidad», dijo.

El pinareño Yusley Izquierdo Sierra abordó, por su parte, la necesidad de llevar desde diferentes productos: menciones, trabajos periodísticos o programas variados, la realidad cubana despojada de tapujos.

Los equipos de creación, destacó, pueden ser la fórmula de trabajo más acertada para lograrlo, principalmente, si se mantiene una estrecha relación con los oyentes, quienes son los jueces más severos de cualquier producto comunicativo.

Izquierdo Sierra apuntó que para hacer una radio dinámica, creativa y original no se pueden olvidar tampoco aquellas líneas generales que rigen la política editorial del sistema nacional del medio. Cada quien deberá, a partir de los requerimientos e intereses de sus públicos, y de una manera atractiva, construir una propuesta que no muera como resultado de la fugacidad, la mayor debilidad de la radio.

Y aunque en teoría lo que esta precisa para que revolucione y reciba verdaderos aires jóvenes parece comprenderse al dedillo, resulta primordial, a juicio del director y locutor avileño Michel Pérez, fortalecer los     vínculos entre la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), sobre todo para desterrar obsoletos mecanismos que muchas veces frenan la realización artística puertas adentro de las diferentes emisoras del país.

En los debates salieron a la luz varias fisuras que todavía persisten, como morosidad en hacer llegar a las provincias la música más actualizada, fundamentalmente la llamada alternativa hecha por los noveles —sean miembros o no de la AHS—; bajos salarios de los realizadores, la ausencia de una distinción nacional a aquellos menores de 35 años que tienen una obra destacada, así como la necesidad de llevar hasta espacios radiales nacionales, como sucede en la televisión, programas que reflejen la vida de la vanguardia joven artística de los diferentes territorios.

Además de los intercambios generados tras las escuchas de las obras en concurso, el Antonio Lloga in Memóriam permitió el acercamiento oportuno de los menos experimentados con los premios nacionales de Radio: Caridad Martínez, Iván Pérez y Alberto Luberta, quien recibió el lauro Maestro de Radio, reconocimiento que se entrega en cada edición del evento.

En cuanto a los lauros que se concedieron en el certamen, el Gran Premio recayó en la obra Arte a tiempo, del realizador santaclareño Léster Rodríguez Arocha, quien se llevó a casa otros galardones como los de mejor dirección, guión y la mención en realización sonora. Otro de los programas que sobresalió por la originalidad de su discurso y acertada explotación de los recursos sonoros fue Vitrola alternativa, del director holguinero Danilo Guerrero.

En esta edición se premiaron dos importantes categorías: dramatizado y experimentación. El primero recayó en la estudiante de Periodismo de la Universidad de Oriente, Solanch Cardona Rodríguez, por el cuento Corazón delator, y el segundo, en el holguinero Manuel Alejandro Rodríguez Yong, por Autoretrato.

Este año se homenajeó al Septeto Santiaguero y se colocó en sitial de honor el legado de dos grandes del dial: Antonio LLoga y Ado Sanz. Asimismo, se reconocieron las Romerías de Mayo, por ser el espacio oportuno y más longevo de reflexión de los radialistas jóvenes cubanos.

Fusión de sonidos

Una de las principales novedades del Lloga fue la constitución, por vez primera, de la Red de eventos de la Radio joven en Cuba, bajo el amparo de la AHS, y respaldado por el ICRT y el Ministerio de Cultura.

El grupo, integrado por radialistas de Villa Clara, Santiago de Cuba, Sancti Spíritus, Pinar del Río, Holguín y Granma, provincias sedes de certámenes asociados a ese medio de comunicación, permitirá efectuar una labor coordinada entre sus miembros en función de atemperar la radio a las exigencias de la contemporaneidad y contribuir, desde la perspectiva y el talento de los más nuevos realizadores, al robustecimiento cultural de la nación.

Igualmente, la red persigue articular dentro de los eventos espacios de reflexión y debate entre los menos experimentados acerca de temas de interés y actualidad relativos al quehacer del medio, así como propiciar el intercambio de experiencias, participantes y obras radiales entre los distintos encuentros que se integran en la Red.

La conformación de este grupo coordinador, que contó con la presencia de Yusumí González, jefa de Programación de la Radio cubana; y Rafael González, vicepresidente nacional de la AHS, se corresponde con el espíritu del II Congreso de la organización que agrupa la joven vanguardia artística del país y beneficiará cualitativa y cuantitativamente a todo el sistema de ese medio de comunicación, el cual deberá escucharse por un dial diferente.

Otros detalles

El Lloga también estuvo dedicado al medio milenio de la urbe santiaguera y a la programación dramatizada. Así lo confirma Eric Caraballoso Díaz, quien lleva ya varios años en su equipo organizador. «La dedicatoria al aniversario 500 de Santiago se inserta en el amplio programa que se ha venido desarrollando por la efeméride a lo largo del 2015. Por ello, planificamos actividades en varias instituciones abiertas o restauradas recientemente, para que los delegados pudieran comprobar por sí mismos el cambio experimentado en la ciudad.

«En cuanto a la programación dramatizada, esta fue el centro del quehacer radial del Lloga, de ahí que nos pareció justo que se privilegiara en el concurso. Incluimos entonces un premio especial para esta categoría, al tiempo que también se abordó durante las sesiones teóricas».

Según Caraballoso Díaz, fue significativo buscar la manera de enaltecer «uno de los rasgos distintivos del evento: la experimentación, al punto de que muchas veces era el valor más importante a la hora de dar los premios. Sin embargo, en las últimas ediciones comprobamos una baja considerable de programas de este tipo, lo cual nos preocupó.

«A partir de esa carencia se decidió crear entonces un nuevo lauro que se entregó explícitamente a la mejor obra experimental. Que exista el galardón es ya una manera de retar a los realizadores, de incentivarlos a apostar por la búsqueda, por el riesgo formal».

—¿Cuál crees que ha sido la ganancia principal del Lloga a la altura de su edición XXV?

—Sin dudas, el crecimiento profesional de sus participantes; la posibilidad de compartir, de escuchar otros criterios, de competir sanamente, de aprender. Todos los que hemos pasado por el Lloga agradecemos eso, es una marca en nuestra carrera como radialistas. El Lloga es una escuela. (José Luis Estrada)

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