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Lucas marca el paso y pone la meta

Cada edición anual de estos premios de Lucas entraña una propuesta para el público, un mensaje para los realizadores, un indicio con un sentido publicitario, es cierto, pero también con una intención estética, incluso autoral

Autores:

Joel del Río
Joel del Río

Cada selección anual de Lucas entraña una propuesta para el público, un mensaje para los realizadores, un indicio de lo más creativo y artístico que se está haciendo en los más diversos géneros de la música, y del audiovisual, concebido con un sentido publicitario, es cierto, pero también con una intención estética, incluso autoral. Los premios Lucas, y sobre todo sus nominaciones, materializan «la orgía de la tolerancia, el sincretismo total, el absoluto e imparable politeísmo de la belleza», por decirlo con las palabras de Humberto Eco que caracterizan nuestra época en La historia de la belleza.

Este año, la balanza de Lucas se inclinó ostensiblemente hacia los videos musicales del género canción y trova. Nada menos que siete nominaciones (Mejor video del año, dirección de arte, fotografía y dirección, además de Mejor ópera prima, video de canción y making of) ganó Canción fácil, de Haydée Milanés, que representa el debut en el video musical de Fernando Pérez, el más importante de los cineastas cubanos. Fernando, y el fotógrafo Raúl Pérez Ureta, reinterpretan con imágenes la canción, y visibilizan la nostalgia del amor perdido y el tiempo irrecuperable. Haydée representa a un ser humano roto por el abandono y la pérdida, un personaje típico del cine de Fernando Pérez, como lo sabemos perfectamente quienes admiramos Madagascar, Suite Habana o La pared de las palabras.

Descemer Bueno protagonizó varios de los videos nominados este año (fue incluido también, en video de fusión, su dúo con Qva Libre, Tú eres la razón) pero el jurado privilegió 360 grados (dirigido por Claudio Pairot), una bonita historia sobre un cantante, talentoso y guajiro, que comienza a triunfar en circuitos mayores, pero añora su familia y raíces. En resumidas cuentas, el clip —que es muy parecido a un cortometraje de ficción, y demarca el renovado éxito de la puesta en escena con función narrativa, que grafica el sentido de la canción y además lo ensancha— fue nominado como video del año, dirección, fotografía, dirección de arte, making of y Mejor video del género canción.

Siguiendo de cerca al grupo cancionero de proa que constituyeron Haydée Milanés y Descemer Bueno, quedaron, con cinco menciones, el dúo de Pablo Milanés con Leoni Torres en Para que un día vuelvas (Mejor video del año, Mejor producción, fotografía, making of y Mejor video de canción), y en el género trova, Diego Gutiérrez por El cinematógrafo (Mejor dirección de arte, animación, efectos especiales, ópera prima y Mejor video de trova). En el primero de ellos, el realizador Yeandro Tamayo grafica la canción con gloriosas imágenes filmadas en el Valle de Viñales, pero el afán de bonitura los conduce a cierta falsedad bucólica, que se remarca por la escasa naturalidad de los jóvenes intérpretes, y por la distanciadora irrupción de los dos cantantes, sentados en una sala que resulta chocante por el abrupto contraste con los mogotes y las vegas tabacaleras.

Mario Cárdenas y Raudel Arroyo codirigieron esa sublimación del diseño y las superposiciones que es El cinematógrafo, en la que Diego Gutiérrez se pasea a gusto por una deslumbrante reconstrucción de La Habana de principios del siglo XX; es obra imaginativa y preciosista, que también pudo quedar entre las mejores del año, bien propulsada como estaba por sus numerosas nominaciones en otros apartados. Aunque debo aclarar que en los Lucas semejante lógica funciona solo a veces, porque Amigos, de Ángel Bonne, dirigido por Orlando Cruzata y Rudy Mora, figura entre los postulados a mejor video del año, y solo cuenta con menciones en otras dos categorías: Mejor video de canción y Mejor dirección.

La sencillez casi minimalista de Amigos se amplifica con la inserción de fotos de juventud, del pasado compartido entre estos intérpretes (Isabel Santos, Luis Alberto García, Luisa María y Néstor Jiménez, Patricio Wood, Blanca Rosa Blanco e Hilario Peña) con otros que viven en otros países, aquellos a quienes se les quiere contar la vida entera, desde el inmenso espacio en que ya no están. La notable habilidad de actores y actrices para comunicar emoción con un simple gesto, le proporcionan al video una capacidad para conmover al espectador que se subraya con la voz dramática, quebrada, de Ángel Bonne, y la letra de Gerardo Alfonso sobre el vacío y la ausencia irreparables. Una obra maestra, en fin. La memoria colectiva y emotiva de una nación apresada en tres o cuatro minutos de imágenes y música.

Tampoco sería exacta una imagen de Lucas 2015 demasiado inclinada a un solo género musical. Hay que mencionar las siete nominaciones que reconocieron la gracia e imaginación de otro video musical narrativo, pero en el género de música popular bailable. La moda, dirigido por Alejandro Valera, grafica el humorismo costumbrista de los Van Van, realza el histrionismo de Yenny, la solista; y le da curso a temas raciales y sociales latentes en la canción. Honor a quien lo merece, y por ello La moda fue mencionada en las categorías de Mejor video del año, producción, edición, efectos especiales y dirección, además de Mejor video de música popular bailable y making of.

Sin embargo, las tres auténticas sorpresas del año tienen que ver con las seis categorías donde figura el grupo D’Corazón, con el video de Joseph Ros titulado Tiene que estar al llegar (Mejor video y director del año, producción, edición, dirección de arte y Mejor video de fusión); las cuatro nominaciones para el dúo de Enrique Iglesias y Pitbull con Let me be your lover (Mejor video del año, dirección, video coreográfico y de música pop) y las también cuatro distinciones que reconocieron a Lo rico de ser pobre, de Bárbaro «El Urbano» Vargas, incluido como Mejor video del año, edición, efectos visuales y Mejor video de hip hop.

Según comentó Bárbaro «El Urbano» Vargas, al resultar nominado un video de rap en las categorías principales, esta distinción pudiera contribuir al desarrollo de la cultura hip hop en Cuba. Lo rico de ser pobre se suma a la breve lista de videos musicales que reconocen ciertas desigualdades sociales, y transparentan la madurez intelectual de nuestros raperos, amén del talento para el diseño (aunado al del director Wilbert H. Monterde), con la superposición de gráficos que enriquecen la imagen y sugieren un mundo tecnológico inalcanzable para los pobres que el video nombra y exalta.

El barroquismo ecléctico de Joseph Ross regresa, muy ajustado a ciertas sugerencias de la canción Tiene que estar al llegar. En un espacio limitado, enriquecido por la vistosa utilería, el vestuario y lo sugerente de los planos detalles, los cortes en veloz sucesión y los movimientos de cámara, refuerzan códigos del humor negro, y de cierto onirismo típico del realizador. Joseph Ross está de fiesta este año, pues también fue señalado por dos videos muy notables para Alain Pérez (Hablando con Juana y El ciego sin bastón) y otro para Buena Fe, a dúo con Anthony, en La Chivichana —parte de la banda sonora que acompaña al videojuego recientemente presentado por el Icaic—, además de Flash, para Gretel Barreiro.

Let me be your lover es una de esas obras dirigidas por Alejandro Pérez (el realizador mejor reconocido del año, pues también dirigió los muy exitosos y multinominados La gozadera, con Marc Anthony y Gente de Zona; Flor pálida, con Marc Anthony y Removiendo el piso, con Omi) marcada por la originalidad de sus soluciones visuales, y dramatúrgicas, a la hora de repetir la habitual invitación al baile y la gozadera, en total desconexión de todos los problemas. Los versos de la canción, el colorido agresivo y el baile ajustado al tema confirman la imagen de ambos latinlovers, aquí decididos a expresar su voluntad de seducción y éxtasis. Al final del video, nos enteramos de que ambos cantantes ingieren un elíxir, a lo Alicia en el país de las Maravillas, que los convierten en pequeñas y danzantes marionetas, capaces de colarse en una tienda de juguetes, donde hurtan un carrito de control remoto, y recorren Miami con two sexy girls a bordo. Simpático, sensual sin excesos, cautivador, y lo suficientemente imaginativo como para distinguirse del promedio.

Más de la mitad de los diez  seleccionados como los más populares del año fueron elegidos también por los jurados en diversas categorías (La moda, Para que un día vuelvas, La gozadera, Tú eres la razón, Mi carrito y Removiendo el piso) y, además, sería injusto obviar la mención al menos de obras muy distintas, y de alta calidad, de esas que confirman «el absoluto e imparable politeísmo de la belleza», como la rockera Who I Am, de Outsiders; la gracia en animación de No me digas que no, de Raúl Paz y El Micha; la energía danzable en Mambo 5, de Alter Ego, y en Atómico, de Habana Compás Dance; el surrealismo pintoresco de La roja y la green, de Inti Santana, o las maravillas que simulan el papel recortado en Big Ben, del dúo Karma.

En pocas palabras: 2015 fue un gran año para el video musical cubano, y no porque lo diga yo, sino porque está a la vista la abundancia de sorpresas, nuevos talentos; y la ampliación de la voluntad por santificar el sincretismo y consagrarnos a la inclusión, y consagración, de los virtuosos, donde quiera que ellos vivan, creen y renueven.

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