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Gretel Cazón es Víctor Victoria

El espectáculo estrenado recientemente en Cuba con motivo del aniversario 75 del Teatro de Variedades América, Víctor Victoria, es una de las mejores obras asumidas por la talentosa actriz y cantante

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Gretel Cazón no se halla si no está cerca de la creación. Lo necesita para poder vivir a plenitud, para sentirse alcanzando el infinito. Tampoco deja pasar un instante en el que no le agradezca a quienes la formaron, a los dueños de esas palabras y consejos a los cuales acude cada vez que enfrenta un nuevo proyecto. Y los menciona uno por uno: Armando Suárez del Villar, Cheíto González, que le ofreció el protagónico de ¡Aquí estamos!; Lucía Huergo, María Eugenia Barrios, Ariel Bouza, Hugo Marcos... «Me da tanta tristeza nombrar a personas queridas que ya no están entre nosotros... Ellos son como una religión a la que rezo a diario. Cada paso profesional que doy es como un homenaje que les rindo a mis maestros», dice la actriz y cantante, y es lo que hace con Víctor Victoria, espectáculo estrenado recientemente en Cuba con motivo del aniversario 75 del Teatro de Variedades América.

«A Víctor Victoria llegué cuando andaba bien avanzado el proceso de montaje, pues los otros integrantes de este musical ya estaban ensayando, tenían muchas escenas logradas, se sabían la música... Asumí este reto bajo cierta presión. Me recomendaron otros actores que estimo y respeto, quienes por otros compromisos no pudieron continuar en el proyecto. Siempre trato de quedar bien en mi trabajo, pero cuando me han recomendado, entonces me entrego y me esfuerzo el doble, el triple, si es necesario, por no defraudarlos. Acepté por ese motivo y porque desde Cabaret, que hice con Mephisto Teatro, bajo las órdenes de Tony Díaz, no había regresado a este género.

«Víctor Victoria es muy conocido en el mundo. Lo estrenó en Broadway la afamada actriz Julie Andrews y luego el rol protagónico ha sido interpretado por figuras de la talla de Liza Minelli, Paloma San Basilio, Daniela Romo… Se trata de una historia muy divertida que tiene una música compleja, compuesta por Henry Mancini, destacado autor reconocido en la Isla por La Pantera Rosa o Desayuno con diamantes, por ejemplo; una música interesante y hermosa pero, al mismo tiempo, complicada por sus modulaciones, cambios de tono...

«Aquí yo interpreto a una cantante de ópera, Victoria Grant, que se empieza a morir de hambre y frío cuando el productor del espectáculo con el que viaja a Francia, en 1930, se roba el dinero y la deja en la ruina. Consigue salvarse porque entra a un cabaret donde conoce al maestro de ceremonia, Toddy, quien se convierte en su cercano amigo y al que se le ocurre disfrazarla de hombre para que con su voz se hiciera pasar por un travesti, seguro de que así, como el conde Víctor Grazinski, sí impactaría en París... Ese es el punto de partida de esta historia que continuará en el América en lo que resta de abril, los fines de semana».

—Si te costó tanto el montaje del musical Cabaret, ¿cómo lograste estar preparada para asumir un personaje igual de complejo en tan breve tiempo?

—Para mí Cabaret fue, sin duda, una prueba de fuego. Era muy jovencita y me había acabado de graduar de Canto en el Instituto Superior de Arte (ISA), donde además cursaba, por ese mismo tiempo, la carrera de Actuación. Resultó muy difícil, la verdad, porque si bien teníamos todos muchos deseos de hacer, creo que había no poca inexperiencia en ese equipo. Hacía bastante que el musical como género se nos había alejado en Cuba, y apenas existían referentes. Por tanto, ese proceso con Cabaret nos tomó un año y medio, pero me preparó para el futuro. Me enseñó tremendamente. Así que cuando llegué a Víctor Victoria comprobé que realmente había madurado como artista. Ya para ese entonces contaba con las herramientas para enfrentarme mejor al espectáculo, también porque he tenido la oportunidad de apreciar obras emblemáticas del género en diferentes partes del mundo, lo cual también ayuda.

«El trabajo de Raúl de la Rosa, que se encargó de hacer la versión, la traducción, la adaptación texto-música, la edición audiovisual y, claro, la dirección de la puesta en escena, me ha complacido mucho, creo que se le debe hacer más justicia, porque siento que su quehacer no se ha reconocido lo suficiente. Ahora en Víctor Victoria ha montado las escenas con mucha eficacia, ha sabido guiar con inteligencia a un elenco grande, y lograr una puesta coherente, de alto nivel, con balance escénico, sin zonas muertas, con el ritmo que corresponde al musical. Me he sentido muy a gusto trabajando con él. Yo no sé si estará muy nervioso, porque no ha dejado que en ese caso uno se dé cuenta. Obviamente sí ha sido un director muy eficaz, por ello es que la obra ha tenido tanta aceptación.

«Víctor Victoria está en el América, que es un teatro que no se halla en el circuito de Línea, sino que a él acuden, por lo general, personas, muchas personas, que no están interesadas en las explicaciones académicas, sino en que la obra los atrape. Si les gusta te aplauden a rabiar, de lo contario ni se inmutan. Así son de sinceros. Por tanto, es muy lindo presentarse allí, donde puede llegar hasta una guagua llena de gente de Calabazar que te espera para intercambiar contigo, para decirte qué les pareció.

«Al mismo tiempo han ido muchas personas del medio a vernos, personalidades del mundo del teatro que han reconocido este trabajo. También ha influido la labor que ha realizado Jorge Alfaro Samá frente al teatro, quien ha creado allí hasta una Unidad Docente que responde a la ENA para formar a sus bailarines, quienes ahora muestran un nivel muy superior, gracias a la conducción de Esperanza Pinal, directora del Ballet Teatro América, y del resto del claustro de profesores, que ya están viendo el resultado de su quehacer. En fin, ha sido una experiencia muy positiva.

—¿Habías trabajado antes con algunos de los que comparten el elenco contigo?

—Con ninguno, pero pareciera como si nos conociéramos de hace tiempo. Mi personaje también lo defienden Yenet Cruz, una muchacha formada en el Teatro Lírico de Holguín; y la popular cantante Yenisei del Castillo, quien debuta en el teatro. Marcos Medina «El Pío», seguido por su trabajo como humorista, ha sorprendido a muchos asumiendo el rol de Toddy, junto a Raúl Araújo. Miguelito Fonseca, Saeed Mohamed y Leo Garrido se convierten en King Marchand, el gánster que se pone tras la pista del supuesto Víctor; mientras que Carmita Ruiz, Karelia Bécquer y Maylín Tamayo representan a Norma Cassidy... Es un elenco amplio que sale a la escena a conquistar al público, con mucha pasión, profesionalidad, entrega.

—¿Qué ha ocurrido contigo y el teatro después de que integraste la compañía Pequeño Teatro de La Habana, bajo la dirección del maestro José Milián?

—Bueno, lo primero que debo reiterar es que siempre estaré en deuda con Milián. Quienes han trabajado junto al maestro saben que es una escuela, que con él hay un antes y un después. Es un premio para cualquier actor. Después de Si vas a comer espera por Virgilio, salí con muchas cosas aprendidas y consolidadas. Luego ingresé en Espacio Teatral Aldaba, con Irene Borges, lo cual me dio la oportunidad de participar en La pintura y otros lugares, que no solo estuvo en las tablas cubanas, sino también en las colombianas, gracias al Festival de Mujeres en la Escena por la Paz, un encuentro que organiza Teatro La Candelaria, una agrupación insignia, que incluso se estudia en la ENA y en el ISA. Aunque ahora me presente como invitada en Víctor Victoria, sigo permaneciendo en Espacio Teatral Aldaba, con el que preparamos un nuevo proyecto en estos momentos.

—¿Y en cuanto a tu faceta como cantante, o como actriz en otros medios como la televisión?

—En los últimos tiempos me he presentado en varios sitios de la capital (asimismo en España, México...) y se me ha dado el privilegio, el gustazo de compartir la escena con la maestra Alina Torres (como en su espacio La hora infiel), creadora del afamado trío D’Capo, autora de temas que han interpretado Elena Burke, Beatriz Márquez, Van Van, Gran Combo de Puerto Rico..., que compuso la música de la comedia Los casos de verdad, de Abraham Rodríguez, o para series televisivas al estilo de Es Susana y La casa de las hormigas locas... Cuando esta excelente artista, siempre sorprendente, me dijo que le gustaba cómo yo cantaba y que deseaba hacer mi repertorio, ¿te imaginas cómo me sentí? Honestamente, no solo la admiro sino que además tenemos mucha química de trabajo, algo que hay que cuidar muy bien.

«En la televisión después de ¡Aquí estamos!, actué en Amores de verano y en algunos teleplays. Recientemente terminé dos capítulos de Tras la huella, y actúo en otra telenovela, La sal del paraíso, en la que tengo una breve intervención, pero coincido con mi querido maestro Armando Suárez del Villar, en que para un actor no existen personajes pequeños… Igual me han invitado a estar con un personaje precioso en Más allá del límite.

«Muy significativa para mí fue la experiencia en el Canal Habana, durante un año y medio. Le agradezco a Marta Julia Pérez, jefa de programación, por haberme dado ese voto de confianza tan grande con Tendencias, un espacio de modas en el que me encargué del guion y la conducción, como mismo sucedió con Ya estamos jugando, un infantil que salió durante las vacaciones, en el que compuse 12 canciones, entre ellas La pelota, a la que el canal le ha hecho un videoclip... Fue genial trabajar con y para niños, algo que soñaba desde hacía tiempo».

—¿Cómo enfrentas la docencia en el ISA?

—Con mucha responsabilidad y unos deseos inmensos. Me ha dado mucho gusto regresar al mismo lugar donde me formé por diez años, para impartir Actuación a los alumnos de Canto. Una experiencia que me obliga a estudiar, a prepararme, a investigar constantemente. Es un reto porque se trata no solo de transmitir un conocimiento y desarrollar sus potencialidades y creatividad; de darles seguridad, sino también de inculcar una disciplina, una ética, valores... convertirlos en mejores seres humanos, con lo cual de seguro serán mejores artistas.

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