Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Con dos pétalos en el corazón

El camino de una de las finalistas de Sonando en Cuba ha sido complejo, pero jamás exento de virtud

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, Granma.— La calle 9, a medio asfaltar, muestra la humildad del barrio. Este lunes 7 de noviembre pocos detalles llaman la atención en esa arteria del reparto Camilo Cienfuegos, a no ser el pregón altisonante de algún vendedor de especias y el paso de una mujer esbelta vestida con un juego azul de licra y blusa.

Ella lleva de las manos a dos niñas, y todos la saludan mientras camina hasta las puertas del modesto consultorio de la zona. Es Dayana Batista Divó, la joven de 28 años que hechizó a Cuba con su voz en el espacio televisivo Sonando en Cuba.

«Para mí tú fuiste la ganadora», le dice un hombre mientras mira a Lorena y Carolina Oliva Batista, los retoños idolatrados de Dayana.

Otros le comentan lo mismo antes de la consulta, y ella sonríe, tratando de disimular el catarro que la ronda por estos días —a las niñas también— y el cansancio acumulado durante tres duros meses de competencia.

En las afueras del puesto médico la espera un periodista de JR con un rosario de preguntas sobre su «vida y obra», pero no todas podrán ser respondidas. Algunos temas, como el relacionado con la desaparición temprana de la madre, cuando apenas tenía cuatro años, punzan el alma y esta talentosa muchacha prefiere evadirlos.

Otros aspectos del pasado confiesa haberlos olvidado, aunque sí recuerda que comenzó a cantar cuando tenía cinco años.

«Mis abuelos, Cristina Barrios y Euclides Bueno, me llevaban a esa edad a la Casa de la Cultura. Ahí empezó todo, canté varias veces en el concurso Reparador de Sueños, en programas de televisión para aficionados, en diferentes peñas musicales... Lástima que ellos no estén físicamente y no hayan podido ver esto», comenta.

—Fuiste bailarina también.

—Estudié artes escénicas en La Habana, pero no terminé y a los dos años regresé a Bayamo para dedicarme al baile, algo que hacía desde pequeña. Fui bailarina durante varios años en el cabaret Bayam; sin embargo, nunca dejé de cantar.

—¿Qué hacías antes de ser la Dayana que ahora conoce casi toda la nación?

—Llevaba cinco años evaluada como profesional, actuaba en el centro recreativo El Guajiro Natural; pero no tenía oportunidades de promoción, a pesar de haber ganado el premio de interpretación en el festival provincial Sindo Garay, que se celebra aquí.

—Cuentan que llegaste casi por casualidad a Sonando en Cuba.

—La primera temporada nunca la vi, porque trabajaba de noche, y cuando anunciaron la segunda no me interesé. Pero mi esposo, Niolber González, quien es trompetista de los grupos Café Exclusivo y Bororó y su Re Mayor, me apuntó sin yo saberlo para las audiciones. Fuimos corriendo el último día para que me vieran, clasifiqué y mira...

—¿Qué te aportó Sonando...?

—Para mí fue lo máximo, lo mejor. En primer lugar me dio la posibilidad de valorar mejor la música cubana. Yo no cantaba son, ni música popular bailable, no me atrevía. Sonando... me enseñó a ser más versátil, a desarrollarme más en el escenario, a mejorar como artista. Y me abrió oportunidades que aquí no tenía.

«Además, tuve el privilegio de aprender de mi mentor, Paulito Fernández, que fue buenísimo, y también de Haila María Mompié y Mayito Rivera, de Frank Fernández, Lourdes Torres, Alexander Abreu y muchos otros».

—Algunos comentan que por no ser sonera no pudiste ganar la final.

—Me encanta la balada, el bolero, la canción, el filin, pero los números movidos del popurrit los hice bien, entonces no creo que haya sido por eso. Cualquiera de las tres pudo ganar. Para las tres fue un honor llegar hasta ahí, aunque es cierto que Yulaysi estuvo genial en su interpretación, actuó a gran altura y fue sencillamente la que más le gustó al jurado.

—Tal vez pudo ser mejor el repertorio escogido para ese día conclusivo.

—Sí, es cierto. Eso ayudó a la ganadora, tuvo un repertorio bien seleccionado y pensado, que supo defender como una verdadera estrella.

—Tuviste el atrevimiento de cantar a capella en la final, algo que no hacen ni siquiera algunos artistas encumbrados.

—La idea de hacerlo así fue mía, no me dio ningún miedo porque estoy acostumbrada a cantar a capella desde hace tiempo y, a pesar de las tensiones, me sentí cómoda.

—No eras la favorita para ganar la región oriental. ¿Qué sucedió cuando supiste que habías triunfado e ibas a estar entre las tres finalistas?

—Me sorprendí porque Ramón Álvarez era el favorito de muchos. Sin embargo, no hubo ningún resentimiento, somos amigos y nos apoyamos el uno al otro. No existe rivalidad alguna entre nosotros.

—Rosa María Moret y tú desaparecieron de la escena cuando se dio el resultado de la ganadora. ¿Qué pasó con ustedes?

—Nos dijeron que saliéramos y así lo hicimos, fuimos a cambiarnos de ropa. Las dos estábamos ansiosas, de verdad, porque terminara todo.

—¿Cómo fue la separación de Lorena y Carolina, que apenas tienen cuatro y tres años, respectivamente?

—Nunca había estado tres meses separada de ellas. Cuando actuaba aquí de noche las dejaba, cuidándolas, pero era un momentico; esta separación resultó dolorosa, aunque necesaria. Todo lo que hice fue por ellas y para ellas; me dieron la fuerza precisa. Ellas son mis dos flores lindas. Quiero que tengan un futuro mejor, que me vean como un ejemplo. La mayor ya canta bien afinadita, así que a lo mejor sigue mis pasos.

«Debo agradecerle mucho a la abuela, Rosa María Benítez, quien me apoyó bastante, las cuidó todo este tiempo. Yo no tengo a nadie y sin la colaboración de ella no hubiera podido dedicarme al programa».

—Dijiste que ibas a regresar siempre a Bayamo, pero aquí las posibilidades de desarrollarte parecen escasas.

—Dije que voy a volver porque esta es mi ciudad, la quiero y me apasiona, mas aquí no puedo hacer carrera porque en cinco años como profesional no tuve promoción, no grabé un disco ni hice las cosas que sueña todo artista. Por mí y por mis dos tesoros, debo hacer carrera en la capital; claro, no como cantante de ningún grupo, sino como solista.

—¿Sucedió algo trascendental desde tu llegada?

—No tanto. Llegué el sábado y ese día salí a ver una presentación de mi esposo. Los que me conocieron me felicitaron, he tratado de salir lo menos posible porque estoy muy cansada y necesito descanso. Agradezco a todos los que me han dado muestras de afecto, cariño y simpatía.

—¿Qué viene para Dayana en el futuro inmediato?

—Los que llegamos a Sonando... estamos contratados durante un año por RTV comercial, con facilidades para la promoción. Debemos participar en una gira nacional que concluirá en La Habana con un gran concierto.

«En lo particular existe la posibilidad de que grabe dos temas con la Aragón y se ha hablado de que las tres finalistas y los tres segundos lugares vayamos a algún lugar en el extranjero, pero eso está por confirmarse».

—Ahora es que comienza el camino…

—Sí, un camino largo, de mucha superación, de aprendizaje, de otros sacrificios. No puede ser de otro modo para el que sueña ser artista de vocación y corazón.

Dayana (al centro) junto a varios participantes del concurso.

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