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Un artista de máscaras y encuadres

Su trabajo como director de teatro le ha traído muchas alegrías, ya que puestas en escena suyas como las de las obras Derrotas, junto a Edith Obregón; Sangre de Yunior, locos de amor, con Yailín Copola; y Sistema, su más reciente, han merecido el aplauso del público y de la crítica

Autor:

Alejandro A. Madorrán Durán

Entre las tablas y el videoclip se mueven las pasiones del santiaguero Yeandro Tamayo Luvin, quien afirma encontrarse en un momento de su carrera en el que comienza a recoger el fruto de muchos años de esfuerzos y sacrificios. Así lo sintió cuando a principios de este año resultó merecedor del anhelado premio de la popularidad en los Lucas 2017 por su clip al tema Te pongo a bailar, del popular cantante y compositor Leoni Torres, con quien ha mantenido una alianza artística durante casi una década.

También su trabajo como director de teatro le ha traído muchas alegrías, ya que puestas en escena suyas como las de las obras Derrotas, junto a Edith Obregón; Sangre de Yunior, locos de amor, con Yailín Copola; y Sistema, su más reciente, han merecido el aplauso del público y de la crítica.

Asegura Tamayo que supo que quería ser artista desde muy pequeño cuando vivía en su hogar en Santiago de Cuba. «Mi padre y mi tío eran músicos, y yo desde niño quería ser cantante. Lo cierto es que al poco tiempo mi familia se dio cuenta de que no valía para la música y finalmente desistí. Después me interesé por el teatro y comencé a dar cursos y talleres en la casa del estudiante, que era como una casa de la cultura.

«Por ese tiempo me mudé con mi madre para La Habana y comencé a estudiar en un preuniversitario en Batabanó. Allí no abandoné el teatro porque para mí era como un escape de la realidad. Siempre me he considerado un muchacho distinto, con una orientación sexual diferente, y me sentía temeroso cuando llegaba a un lugar nuevo. Pero el poder destacarme actuando y representando obras me alejaba un poco del “chucho” y de la “violencia juvenil” que podía existir en esa beca».

Muy joven todavía para ingresar al Instituto Superior de Arte (ISA), relata que se vinculó a un taller de actuación impartido por la actriz cubana Yerlín Pérez, en aquel entonces recién graduada. Allí hizo amistad con Yuliet Cruz, Rachel Pastor, entre otros noveles intérpretes.

También rememora que durante esa etapa escribió un guion para un telefilme que produjo la Televisión Cubana y dirigieron Rosaida Irisa y Susana Pérez. «Con el gris posado en la mejilla abordó el tema del VIH, poco visible por aquellos años en los medios», cuenta Yeandro, quien para mayor fortuna recibió por su escrito original para ese dramatizado el premio Caracol 2001.

Las experiencias en el cine continuaron en su carrera. Con mucho orgullo recuerda su actuación en la película Barrio Cuba, la última que filmó el eminente director Humberto Solás. Rodeado durante la filmación de actores de la talla de Jorge Perugorría, Enrique Molina, Luisa María Jiménez e Isabel Santos, así como frente a un genio como Solás, se despertó en él la inquietud de dirigir audiovisuales.

Sin embargo, no abandonó las tablas, pues al taller con Yerlín Pérez siguieron colaboraciones con reconocidos dramaturgos y actores como Tito Junco, Pepe Santos, Luisa María Jiménez, hasta que finalmente llegó a Argos Teatro bajo las órdenes de Carlos Celdrán, compañía en la que aún permanece.

Gracias a su amistad con Yuliet Cruz conoció en 2005 al cantante Leoni Torres, quien por esos años comenzaba su carrera en solitario. Primero asistió a Lester Hamlet en el videoclip de A dónde vas, de Leoni, y al cabo de un año aceptó el reto de dirigir artísticamente el primer concierto del hoy popular músico en el teatro Karl Marx.

Ya con la confianza del excantante de la Charanga Habanera, realizó el videoclip Si me besa tu boca, el cual resultó nominado a los Premios Lucas. Después siguieron Idilio, Dímelo y Si yo fuese tú, entre otros aclamados por el público, y que han marcado más de diez años de complicidad artística entre ambos.

En su carrera como realizador también ha trabajado con reconocidos músicos como Alexander Abreu, Buena Fe, Ivette Cepeda, así como los jóvenes cantantes Carla Vincent, Omar Franco, Omar Bali, Ramy Falcón, entre muchos otros.

Al respecto de sus recientes producciones comenta que ha sido muy gratificante el haber compartido con artistas como Jisi & Bandancha, Cristian y Rey a dúo con Buena Fe, Luna Manzanares, además de nuevos videos para Leoni Torres.

—¿Ahora eres más selectivo  para escoger a qué músicos realizas un videoclip?

—No tengo prejuicios ni con los géneros, ni con los artistas. Siempre que lo que me propongan esté dentro de mis códigos artísticos y morales, voy a intentar hacerlo. Pienso que un buen videoclip puede aportarle a un artista mayor credibilidad y lo puede acercar más al público. Y eso lo puedo confirmar con la carrera de Leoni, en la cual él mismo ha sido muy cuidadoso a la hora de elegir su repertorio y de cuidar el contenido de sus videoclips.

—Por lo general el realizador se coloca en un segundo plano con respecto al cantante. ¿Desde la vanidad que pudiera tener todo artista, cómo llevas esa exigencia de la profesión?

—Cuando comencé a interesarme por el arte una de las primeras cosas que descubrí es que el ego no es importante a la hora de crear, al contrario, el ego puede resultar un estorbo. Aunque eso no quiere decir que uno no tenga el suyo, porque todo artista lo tiene. Sin embargo, tanto como realizador de videos o como director de teatro lo que más disfruto es el proceso de la creación, pues ya cuando el video está en pantalla deja de ser interesante para mí. En ese momento comienza a llamarme más la atención la opinión que puedan tener los espectadores. Lo mismo me sucede con el teatro, ya que cuando la obra está en cartelera dejó de pertenecerme y pasó a ser de los actores que la interpretan. En esa etapa prefiero concentrarme en los nuevos proyectos.

—¿Cómo haces para no repetirte en tus videoclips?

—Trato de no pensar en eso. Por supuesto que ya después que la idea está, mis propios compañeros de trabajo comienzan a hacer sus asociaciones, y si hay una similitud al momento se ataca creativamente. Pero cada canción tiene su espíritu y su propia imagen. Siempre que escucho un nuevo tema musical me causa una primera impresión, que es la que me dice la esencia de cómo puede ser el videoclip. A partir de ahí empiezo a desentrañarlo, a hacerlo más particular, a planear estrategias de producción, etc.

—¿Cuáles son tus planes  futuros en tu carrera profesional?

—Yo espero no dejar de hacer nunca teatro. Aunque no es menos cierto que al tener mayor volumen de videoclips eso me ocupa más tiempo. Sin embargo, yo necesito estar en el teatro, porque si no es así me siento como en el aire, como que no hay nada concreto ni palpable. El videoclip ahora mismo me va muy bien, me están llamando mucho, pero yo sé que en algún momento eso va a disminuir. Pienso que todo este trabajo me está sirviendo como preparación para llegar al mundo del cine, hacer un cortometraje, quizá un largo, y entonces poder mezclar lo que realmente me gusta hacer, que es contar historias, trabajar con el actor, crear atmósferas, sentimientos…

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