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Trump amenaza al planeta y… a Estados Unidos

El administrador del imperio ha declarado la «guerra interna» contra sus propios ciudadanos, rivales políticos, disidencias, inmigrantes legales o indocumentados... y al mismo tiempo, las máculas del sistema han sido exacerbadas con la orden del Secretario de Guerra: «Damos libertad a nuestros combatientes para intimidar, desmoralizar, cazar y matar a los enemigos de nuestro país»...

Autor:

Juana Carrasco Martín

Alerta Mundo, el mensaje está más que claro: la misión del Pentágono es «combatir, prepararse para la guerra y prepararse para ganar, implacable e inflexible en ese empeño». Lo dijo Peter Hegseth, secretario de guerra de Estados Unidos, a la vera del presidente Donald Trump. «El momento es ahora y la causa es urgente», subrayó ante cientos de generales y almirantes reunidos en Quantico, la sede del Cuerpo de Marines.

«Estamos entrenando guerreros, no defensores. Luchamos guerras para ganar, no para defender. La defensa es algo que se hace constantemente; es inherentemente reaccionaria y puede llevar a extralimitaciones y a la desviación de la misión»… «En nuestros propios términos y con objetivos claros, luchamos para ganar. Desencadenamos una violencia abrumadora y punitiva contra el enemigo. Tampoco luchamos con reglas de combate absurdas. Damos libertad a nuestros combatientes para intimidar, desmoralizar, cazar y matar a los enemigos de nuestro país. Basta de reglas de combate políticamente correctas y autoritarias. Solo sentido común, máxima letalidad y autoridad para los combatientes». Así fue la orden tajante para las hordas.

A la intimidante parrafada guerrerista unió rugidos machistas y negacionistas: «No más meses de identidad, oficinas de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión), tipos llevando vestidos… No más adoración al cambio climático, no más división, distracción o delirios de género. Como he dicho antes y lo diré de nuevo: se acabó esta mierda», declaró tajante Hegseth ante la cúpula militar del país.

Pero no le bastó, así que añadió nuevos exabruptos. Es necesario «eliminar la justicia social, lo políticamente correcto y la basura ideológica tóxica» de las políticas del departamento. «No podemos pasar un día más sin abordar directamente la viga en el ojo propio, sin abordar los problemas en nuestros propios comandos y en nuestras propias filas», advirtió amenazante.

Para completar las órdenes de Hegseth, que llevan consigo una politización del Pentágono, de manera que ya no sea un cuerpo apolítico que responde al interés nacional sino a la administración de turno, el presidente Donald Trump, quien está desplegando fuerzas militares en ciudades estadounidenses bajo gobierno demócrata, con el pretexto de que existe en ellas una situación de caos y emergencia, hizo su aporte con un tono más conminatorio para los uniformados. Peor aún, los puso ante la posibilidad real de que consideren «enemigos» a los estadounidenses que no correspondan a sus visiones de la nación.

Sentados, sin chistar, como corresponde a quien debe seguir las órdenes superiores, los altos oficiales escucharon hablar del «enemigo interno» al cual deben enfrentar en esos campos de batalla citadinos…La presentación la hizo su Presidente:

«Estamos bajo invasión desde adentro», dijo Trump. «No es diferente a un enemigo extranjero, pero más difícil en muchos sentidos porque no llevan uniforme».  «En nuestras ciudades, de las que vamos a hablar porque ahora son una gran parte de la guerra. Es una gran parte de la guerra».

Y añadió más: «Le dije a Pete, deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestras Fuerzas Armadas –la Guardia Nacional-. Porque vamos a entrar a Chicago muy pronto»… «San Francisco, Chicago, Nueva York, Los Ángeles. Son lugares muy inseguros. Y los vamos a arreglar uno por uno. Esto va a ser una parte importante para algunas de las personas en esta sala. También es una guerra. Es una guerra interna».

Y guerra es guerra, enemigo es enemigo, cualquiera que sea el campo de batalla, y está dada la orden, «ganar cualquier guerra que elijamos o cualquier guerra que se nos imponga. Si nuestros enemigos deciden desafiarnos insensatamente, serán aplastados por la violencia, la precisión y la ferocidad». Las ciudades «peligrosas» de Estados Unidos son los «campos de entrenamiento».

No se permiten dudas. El jefe del Pentágono y el de la Casa Blanca fueron explícitos, quien en la sala de Quantico pudiera tener indecisiones, puede irse. Quieren «a las personas adecuadas» para poder «impulsar las políticas correctas», quienes así no piensen «deberían hacer lo correcto y dimitir». Ya se les cuestiona la «lealtad al país», cuando se hace evidente que ya está a las puertas una corrosión fascista de la constitucionalidad.

Todo parece indicar que para la preparación de esa «guerra interna» Hegseth tomó medidas previas desde que ocupó el mando en febrero, iniciando una purga que ya se sabe tendrá cola. La lista de expulsados incluye al general CQ Brown Jr, el segundo oficial negro en ocupar el cargo de Jefe del Estado Mayor Conjunto, a quien Hegseth le había anunciado el despido desde noviembre del año pasado cuando en entrevista en el Show de Shawn Ryan dijo: «Antes que nada, hay que despedir al jefe del Estado Mayor Conjunto». «Cualquier general, almirante o quien sea, que haya estado involucrado en cualquier asunto de la DEI tiene que irse».

Otros excluidos son la almirante Lisa Franchetti, jefa de Operaciones Navales y la vicealmirante Nancy Lacore, jefa de la Reserva Naval, en ambos casos sin explicación alguna, lo cual hace pensar que las mujeres no son bienvenidas en los rangos más altos de las fuerzas armadas, de hecho ratificado por las expresiones del discurso de Hegseth de este martes y muchas más repetidas en cuanta ocasión le es propicia.

En ese registro de cesantías están el general Tim Haugh, jefe de la Agencia de Seguridad Nacional; y el teniente general Jeffrey Kruse, jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa, porque un informe evaluando el ataque estadounidense a las instalaciones nucleares de Irán revelaba que habían retrasado el programa solo unos meses, cuando Trump había declarado que esas instalaciones estaban «completamente destruidas».

Ahora vendrán más destituciones. Al inicio de su discurso, Trump lo anunció de hecho ante los silenciosos generales y almirantes: «Si quieren aplaudir, aplaudan», y luego añadió —dicen que en tono de broma—: «Si no les gusta lo que digo, pueden salir de la sala. Por supuesto, ahí se va su rango. Ahí se va su futuro».

Las informaciones de prensa sobre la reunión en Quantico no menciona que alguien se haya levantado de su asiento en ese momento. Sin embargo, se esperan reacciones si hay conciencia de cuál es el papel infame que les aguarda. Hay por ahora una cosa cierta, la Posse Comitatus Act, ley federal de los Estados Unidos aprobada el 18 de junio de 1878, tras la era de Reconstrucción, cuyo fin era establecer límites al Gobierno Federal en el uso de los militares como fuerzas del orden, parece ser la primera víctima de la «guerra interna».

Y ya que hablamos de Constitución y leyes, estas dicen que solo el Congreso de Estados Unidos tiene el poder de declarar la guerra, pero… es más que sabido el caso omiso que le han hecho a esa regulación no pocos presidentes de Estados Unidos, y Trump no aparece en la lista de quienes cumplen las reglas.

Y aunque algunos legisladores demócratas consideraron que la reunión de los militares sentó un precedente peligroso, una amenaza a las libertades ciudadanas plasmadas en la Constitución, y por más que debiera sembrar temores e inquietud en una población consciente de lo que se les avecina, hay tibieza en los medios para abordar el tema, ocupados mucho más en su atención y espacios en otro problema paralelo que se desarrollaba durante el último día de septiembre: el cierre gubernamental o shutdown,

Demócratas y republicanos en el Senado no se pusieron de acuerdo para aprobar el presupuesto que el mandatario gusta en llamar «grande y hermoso», otro elemento en el caos que parece entronizarse en el Estados Unidos trumpiano, promovedor de una crisis que se amplía y profundiza a ojos vista.

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