Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Como lectura

La nación insurrecta, del profesor Oscar Loyola, fallecido a destiempo en 2014, es un volumen de ensayos interpretativos publicado por la Editorial de Ciencias Sociales

Autor:

Luis Sexto

En  nuestros años escolares y más allá de esos grados, aprendemos, sobre todo, los acontecimientos esenciales que nos aglutinan como pueblo. Ahora bien, aparte de ese lugar común de la formación ciudadana, ¿leemos textos sobre nuestra historia?

Aunque me niegue a creer que algunos de mis lectores  jamás vuelvan a la historia concluidos sus estudios en el nivel que los hayan dejado, debo hacer recordar que no nos llega toda en las cápsulas escolares o académicas.

Conceptúo la historia como un aprendizaje permanente. Ya adultos, graduados, con cierta o mucha cultura, seguimos necesitando de la historia. Convicciones políticas, conceptos patrios, conductas ciudadanas se profundizan o rectifican según las confrontemos con la historia. Urgimos de leerla. Tal vez si leemos Episodios de la Revolución cubana, de Manuel de la Cruz, terminemos la última página mojándola con nuestras lágrimas. Y son beneficiosas. La emoción de la historia también profundiza nuestros sentimientos como ciudadanos.

Hace unos días, he terminado La nación insurrecta, del profesor Oscar Loyola, fallecido a destiempo en 2014. Esta selección póstuma, publicada por la Editorial de Ciencias Sociales en 2018, no integra un manual de Historia. Es decir, no consiste en el relato cronológico de los acontecimientos y personajes fundamentales que cimentan nuestro pasado y explican nuestro presente.

El profesor Oscar Loyola nos legó, más bien, , seleccionados por Fabio E. Fernández Batista y David Domínguez Cabrera. Al leerlo, lo he recordado como profesor. Ya adulto, le oí sus  lecciones durante un curso ¿Y cómo habré de calificarlas? A mí me seducía el interés por seguir oyéndole profesar, con tanta pasión, nuestra historia como un manual de conciencia cubana.

Al leer La nación insurrecta he reconocido al profesor en otra faceta: ensayista de la historia, que interpreta más que cuenta la epopeya cubana en los últimos 30 años del siglo XIX. Me ha arrastrado hacia la última página la prosa clara, armónica, sin titubeos con que el profesor Oscar Loyola encadenaba sus frases y liberaba sus ideas y conceptos… En suma, nos entregó también la Historia como lectura.

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