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Rosita y el último abrazo

La ceremonia en el Cementerio de Colón tendrá carácter privado, antes de que sus restos descansen, por voluntad propia, en la bóveda familiar de la Necrópolis de La Habana. En el Martí, familiares, amigos, personalidades de la cultura y de organizaciones de la sociedad civil rendirán tributo a la artista emérita

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Fue allí, donde el teatro, como institución, se puso sus pies cuando todavía Rosita Fornés estaba por robarnos el corazón para siempre. Y allí, en el Martí, en ese sitio emblemático de la cultura cubana, sus cientos y cientos de admiradores de la capital la despedirán este martes, a partir de las 10:30 a.m., en nombre de cada uno de los hijos de esta tierra, cuando emprenda, definitivamente, el camino hacia la eternidad.

«Se trata de un lugar entrañable donde realicé largas temporadas del género lírico», le aseguró en 2014 a la revista Opus Habana, a la cual le confesó: «Los primeros recuerdos del Teatro Martí se remontan a la época en que yo debuté en la radio como artista aficionada. Un día, por algún motivo, quisieron llevar La Corte Suprema del Arte al teatro. Y, por supuesto, allí estuvimos las estrellas nacientes. Y yo salí a cantar un número, ¡por primera vez en un teatro! (...) Salí, temblándome las piernas, canté, me aplaudieron y me fui enseguida hacia dentro».

Después, no tardó mucho en que el público casi no la dejara abandonar el escenario: siempre puesto de pie, amándola, sintiendo un orgullo casi desmedido, enloquecido con arte fabuloso, fascinado por esa personalidad suya que junto a su extraordinario talento para cantar, bailar, actuar, la convirtieron en la indiscutible, en la mayor, en la gran Vedette de Cuba.

Nació en Nueva York, Estados Unidos, pero Cuba la veneró. Amores así, totales, sin condiciones, un pueblo únicamente se lo otorga a pocos elegidos. Pero fue recíproco: Rosita Fornés le entregó sin vacilar, de corazón enorme, su tesoro más preciado: su arte todo. Y lo eligió para que este fuera el del último abrazo, ese que acompañará paso a paso el cortejo fúnebre cuando, después de las 3:00 p.m., parta de la calle Dragones para tomar Prado, Malecón y 23 hasta 12, según dio a conocer la nota oficial emitida por el Ministerio de Cultura.

La ceremonia en el Cementerio de Colón tendrá carácter privado, antes de que sus restos descansen, por voluntad propia, en la bóveda familiar de la Necrópolis de La Habana. En el Martí, familiares, amigos, personalidades de la cultura y de organizaciones de la sociedad civil rendirán tributo a la artista emérita, fallecida el pasado 10 de junio.

La ceremonia se transmitirá en vivo por la Televisión Nacional y la Radio Cubana. Se han tomado todas las medidas sanitarias imprescindibles para garantizar la más digna despedida a nuestra Premio Nacional de Teatro, Música y Televisión, informa la nota. «Lamentablemente, las condiciones de enfrentamiento exitoso a la pandemia de COVID-19 impiden asegurar esquemas de transporte masivo y obligan a restringir el tránsito de vehículos por la calle Zulueta, de San José a Monte; por Dragones, de Prado a Monserrate y por Teniente Rey y las mismas entrecalles, desde las 6:00 a.m.».

En la noche, coincidiendo con el reconocimiento que cada día se les tributa a los trabajadores de la salud, aplaudiremos también a Rosita Fornés, para que sea un homenaje popular en el que participaremos todos. 

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