Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Alberto Contador sube a la historia del ciclismo mundial

Vuelven a rondar sobre el más reciente ganador de la prestigiosa y centenaria carrera sospechas por dopaje

Autor:

Raiko Martín

Para algunos, el triunfo del español Alberto Contador pudiera rescatar la desilusión a los aficionados al ciclismo. Foto: AFP Típico día de verano en París. Ambiente inmejorable para la fiesta que está por desatarse. Sin sobresaltos, el pelotón cruza la meta fijada en los emblemáticos Campos Elíseos, tras recorrer en bicicleta 3 540 kilómetros partiendo desde Londres, y atravesando Bélgica y España antes de llegar a la Ciudad Luz.

Felicitaciones y champagne. El tradicional podio escoltado por bellas azafatas, listo para recibir al ganador. Enfundado en el habitual maillot amarillo que distingue a los campeones, el español Alberto Contador (Discovery Channel) sube a lo más alto, alza sus brazos, y disfruta su entrada a la historia del ciclismo mundial.

Así, con una escena repetida año tras año, se selló el destino del más reciente Tour de Francia, la carrera más prestigiosa del ciclismo mundial, y ahora la mayor prueba de la decadencia de un deporte sobradamente manchado por el flagelo del dopaje.

Mientras en la península ibérica la prensa aupaba al ganador con titulares al estilo de «Campeón de la Esperanza», y lo ensalzaba como «la mirada fresca del ciclismo», «el salvador del Tour» o la «nueva perla del pelotón», el resto de Europa miraba con recelo la hazaña del madrileño de 24 años, que hace dos sobrevivió a una grave lesión, y que no corrió el Tour de 2006 cuando su equipo —el Liberty Seguros— fue suspendido a raíz de la Operación Puerto, el mayor escándalo de dopaje entre tantos que han sacudido al mundo de los pedales.

La ruta de los impuros

La esperanzadora pureza del nuevo Tour se vino abajo tras los primeros recorridos, cuando el alemán Patrik Sinkewitz del equipo T-Mobile fue separado al arrojar elevadas cifras de testosterona en un análisis previo a la carrera.

Aunque el pedalista germano ya había abandonado por una lesión en la octava etapa, la noticia cayó como un balde de agua helada sobre los organizadores, quienes en lo adelante no pudieron dormir tranquilos.

Poco después del primer tropiezo comenzaron los capítulos iniciales de una trama que se extendería hasta los últimos días del Tour. Entonces se conoció que el danés Michael Rasmussen —en ese momento líder—, había mentido sobre sus lugares de entrenamiento para evadir sendos controles.

Casi al unísono estalló la «bomba» cuando se conoció que el kazajo Alexander Vinokourov, uno de los favoritos, dio positivo por transfusión homóloga en un análisis de sangre realizado tras su triunfo en la contrarreloj, hecho que forzó la renuncia íntegra de su equipo Astana.

Las cosas empeoraron cuando, tras una etapa ganada por Rasmussen, se anunció el positivo del italiano Cristian Moreni y la consecuente salida de su equipo Cofidis.

Las sospechas que eliminaron al danés Rasmussen (izquierda) y el positivo del kazajo Vinokourov facilitaron el triunfo del joven pedalista ibérico. Esa misma noche en la localidad de Pau, la carrera dio un vuelco decisivo luego que el equipo Rabobank no resistió las presiones ejercidas durante días por los organizadores del Tour, y decidió retirar de la carrera a Rasmussen por haber mentido a las autoridades antidopaje, algo que lo convertía en sospechoso de prácticas ilegales.

Fue inevitable entonces que el Tour se tornara escandaloso, y las esperanzas de resurrección se centraron entonces en el español Contador, quien luchó en lo adelante para llegar a París vestido de amarillo. Pero ni aun con las fanfarrias finales sobrevino la tranquilidad. Mientras toda España celebraba la inclusión de seis pedalistas entre los diez primeros de la clasificación general, el equipo Saunier Duval confirmaba que el ibérico Iban Mayo había dado positivo de EPO (eritropoyetina) en un análisis realizado durante el descanso de la carrera en los Pirineos. El Tour volvía a rodar cuesta abajo.

¿Es o no es?

A estas alturas, nadie puede definir cuán «podrido» se mueve el pelotón del ciclismo mundial.

Tanto el director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, como Patrice Clerc, presidente de la empresa que organiza la carrera, han reconocido que hoy existe una presunción de culpabilidad en el ambiente del ciclismo. El solo hecho de montarse sobre la bicicleta convierte a los ciclistas en sospechosos.

Sus opiniones son similares a la de la mayoría de especialistas y seguidores de este deporte, desde que en 1997 estallara el caso Festina, que develó las ilegales prácticas que se habían entronizado dentro del pelotón.

Desde entonces, pocos han sobrevivido ilesos a las dudas. La sospecha de dopaje ha señalado a «ilustres» como el siete veces campeón norteamericano Lance Armstrong, el alemán Jan Ullrich, y el también estadounidense Floyd Landis, ganador «destronado» en la edición de 2006 y todavía envuelto en una larga carrera por demostrar su inocencia.

En medio de todo sobrevuelan los fantasmas de la todavía fresca Operación Puerto, con una extensa lista de confesos y sospechosos de haber sido beneficiados por la red de dopaje sanguíneo montada por el doctor español Eufemiano Fuentes.

Así, los recelos en torno a Alberto Contador no se hicieron esperar, basados siempre en su membresía del desaparecido equipo Liberty Seguros durante el 2005, que guiado por el polémico Manolo Saiz, fue el eje fundamental del último escándalo que estremeció el ciclismo.

Los más furibundos ataques le han llegado al español del experto en lucha contra dopaje Werner Franke, quien no ha dudado en catalogar el triunfo de Contador como «la mayor estafa en la historia del deporte».

El especialista germano, célebre por denunciar los estragos causados por el dopaje sistémico en la ex RDA, y por sus acusaciones de culpabilidad a su compatriota Jan Ullrich, ha señalado que Contador aparece repetidamente en los documentos judiciales y policiales relacionados con la Operación Puerto, y que luego desapareció «misteriosamente» de la lista de ciclistas que utilizaron los servicios del doctor Fuentes.

Franke ha ido más allá, y asegura poseer documentos que prueban que el ganador del Tour 2007 tomó preparados de insulina, HMG-Lepori, una hormona que estimula la secreción de testosterona y también un producto para el asma llamado TGN.

Otro que ha atizado la suspicacia ha sido su ex compañero de equipo, el también alemán Jürgen Jaksche, quien cree que existe una especie de acuerdo entre la Unión Ciclística Internacional (UCI) y las autoridades españolas para ocultar detalles de la Operación Puerto, ya que pueden perjudicar a otros deportes en esa nación.

Jaksche es uno de los confesos de dicha trama, y reconoció que en el «famoso» documento 31 del sumario él era «J.J.». En ese escrito se detalla el plan de medicación del equipo Liberty para el Tour de 2005, y aparecen otras siglas, como las de «R.H.», que corresponderían a Roberto Heras, y «A.C.», que podrían pertenecer a Contador.

A estas aseveraciones se han unido las opiniones del francés Frédéric Grappe, investigador en un laboratorio de biomecánica de Besanson, que considera las prestaciones en montaña de Contador «excepcionales, es decir, equivalentes a las realizadas hace años por corredores descubiertos por dopaje más tarde. Rara vez he visto un ciclista de 24 años llegar a tan alto nivel».

Por el momento, la UCI ha exonerado a Contador de alguna participación en el escándalo de la Operación Puerto, aunque aún debe proporcionar una muestra de ADN para desligarse de una bolsa de sangre con el rótulo «A.C.», a recaudo en un laboratorio de Barcelona junto a otras 150 de las incautadas al doctor Fuentes y que permanecen sin identificar.

«No creo que sea justo, pero si me obligan, lo haré», ha declarado Contador, y quizá sea esta la única forma de reivindicarse ante quienes lo han nombrado como el futuro rey de las carreteras.

Hasta entonces no sabremos si el dopaje le dio el triunfo en el Tour, aunque podamos estar seguros de que sin una sospecha de dopaje —la de Rasmussen— no hubiera sido posible su victoria.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.