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La Habana venció a Pinar del Río; Ciego y Villa Clara suspendieron por lluvia

Autor:

Juventud Rebelde

Villa Clara y Ciego de Ávila sellaron su duelo en el segundo capítulo a causa de la lluvia, y reanudarán las acciones hoy a partir de las 2:00 p.m.

PINAR DEL RÍO.— Con mucho empuje, La Habana venció anoche a Pinar del Río, seis carreras por una, y convirtió en hielo todo el júbilo que había antes del juego en esta ciudad. Ahora los vaqueros van delante en la serie 3-2 y acarician la gran final.

El gigante Pedro Luis Lazo comenzó hermético, decidido a buscar su victoria 250 en series nacionales. Sin embargo, un viejo pecado beisbolero, darle boleto al noveno bate, le complicó la existencia en el tercer capítulo.

Después, el novato Dennis Laza encendió la chispa con cañonazo y Ernesto Molinet empinó el papalote por el jardín central. Más adelante lo imitó Juan Carlos Linares y enseguida se abrieron algunos espacios en las gradas repletas del Capitán San Luis.

Mientras, el derecho Miguel Alfredo González amarró cortico a la artillería vueltabajera, que fue más fácil de dominar cuando avanzó el partido y aumentó la ansiedad. Sucede que hay una seguidilla de hombres muy pesados en la alineación de Pinar —Norlis, Otaño, Raidel— y así el equipo se ve limitado para hacer el juego «chiquito». Tocar la bola y mover al pitcher les queda como asignatura pendiente.

No obstante, en el sexto hubo un conato con el jonrón de Reinier León y el sencillo de Padrón, pero Castillo, Valdés y Peraza fallaron a la hora buena. A mis espaldas, el público tragó en seco y asumió que la suerte estaba echada.

Sin embargo, en el octavo flaqueó Miguel Alfredo y Lahera entró con el fuego ardiendo. Ahí quedó en evidencia otro viejo vicio de nuestro béisbol: esperar demasiado. Con dos bolas sin strikes y las bases llenas, el tercer bate pinareño se dejó cantar dos lanzamientos en la zona de duda. Luego falló en «palomón» al jardín derecho y Peraza tampoco pudo hacerse justicia.

Ahora son los pinareños quienes llevan una cruz sobre la espalda, obligados a conseguir dos victorias como visitantes en San José. Pero sin Lazo y Maya, la tarea parece un milagro.

En cambio, La Habana tiene el pastel en el horno y regresa a casa con apetito. ¿Tendremos un séptimo juego? Que lo digan Rubiera o Mentepollo, yo me paso esta vez.

Esperas y añoranzas

Los play off han sido una fiesta en esta ciudad, pues el equipo vueltabajero tiene chance de conseguir el título que busca afanosamente desde hace años.

Este sábado, desde las nueve de la mañana había cola en las taquillas del Capitán San Luis, y en las inmediaciones del estadio los aficionados polemizaban con Jorge Fuentes, Faustino Corrales y otras glorias del béisbol pinareño.

Periodista y fotógrafo fuimos testigos ocasionales de las tertulias, pues madrugamos para conseguir una mesa donde trabajar durante el juego de la noche.

Llegamos hasta Jesús Bosmenier, entrenador de pitcheo en el equipo pinareño, quien nos hizo observaciones muy atinadas.

«Un buen relevista necesita control y debe estar todo el tiempo concentrado. Cuando está en el banco, su tarea es estudiar a los contrarios y prepararse para enfrentarlos en cualquier momento. Los lanzadores veloces como Vladimir García o Miguel Lahera tienen cierta ventaja sobre los demás, pero tirar duro no lo es todo», explica el otrora «bombero» de Puerto Esperanza, donde todavía vive junto a su familia.

Bosmenier habla muy bien de los jóvenes valores de su staff como Raudel Lazo, Erlis y Reinier Casanova. Este último sufrió un desgarramiento durante los III Juegos del ALBA y por ello no han querido apurarlo, pero está en los planes para el juego de mañana si fuera necesario.

El preparador está a favor de la especialización del pitcheo, aunque tiene sus criterios sobre el control de los lanzamientos. «Esta medida limita a los managers y a veces le impide a un atleta dar una lechada, por solo citar un ejemplo. Con 31 lanzamientos —el límite fijado es 30—, un relevista puede trabajar perfectamente al otro día. En mi época tirábamos hasta 60 hoy, y mañana estábamos listos de nuevo. Con los abridores sucede lo mismo, pues 130 0 140 envíos cada cinco o seis días no dañan el brazo. Solo hay que exigirles a los directores mucha responsabilidad», explica.

Nuestro entrevistado opina que los lanzadores no deben ponerse a protestar los conteos de los árbitros, por más polémicos que sean, pues pierden la concentración. «En general, hay que trabajar mucho sobre la disciplina de los atletas», reconoce.

Al escucharlo, pienso en algunas cosas que he visto por estos días en los bancos: peloteros fumando, sin camisa, o conversando con sus admiradoras mientras el juego transcurre.

A Bosmenier, como a muchos técnicos, le complace la actual estructura del campeonato, aunque señala que deben mejorarse algunas cosas en la atención a los atletas. Y no son precisamente recursos materiales, pues en este sentido la mejoría es notable en comparación con su época.

Me quedan muchas preguntas en el tintero, pero Bosmenier lanzará la primera bola por la noche y añora presentarse en forma. «Quiero que la afición se acuerde de cuando me aplaudía», dice sonriente.

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