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Falleció el entrenador cubano de voleibol «Ñico» Perdomo

Antonio Perdomo Estrella, asesor de la Federación Cubana de Voleibol, murió repentinamente, víctima de un paro respiratorio, a la edad de 66 años

Autor:

Lisset Ricardo

Hasta el último día de su vida, este lunes, Antonio Perdomo Estrella vivió para el voleibol. Con mucha consagración contribuyó a la creación de la Escuela Cubana y a su historial de privilegio. «Ñico», como se le conoció dentro y fuera de su patria, falleció repentinamente, víctima de un paro respiratorio, a la edad de 66 años.

Deportista nato, amante y competidor en ciclismo y béisbol durante su niñez y juventud, llegó al voleibol impulsado por el ambiente existente en su natal municipio Cotorro. Luego, acumuló un envidiable currículum al lado de ese otro grande que es Eugenio George, con quien comenzó como auxiliar en 1966, en el equipo nacional masculino.

Tres años después trabajó con la escuadra juvenil de muchachas y en 1973 asumió junto a George las riendas del conjunto élite femenino.

Compartió con Eugenio la alegría de los triunfos de las Morenas del Caribe en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Atlanta 1996, así como los mundiales de 1978 y 1994, o las Copas del Mundo de 1989, 1991, 1993 y 1999.

Perdomo sumó a su cosecha el oro en el campeonato del orbe de 1998, un trío de triunfos en el torneo Los Cuatro Grandes, siete Juegos Panamericanos, otros tantos Centroamericanos y del Caribe, así como un Grand Prix.

Nacido el 13 de junio de 1943, igualmente conformó el cuerpo técnico de la selección masculina que participó en las Ligas Mundiales de 2004, 2005 y 2006, y en el certamen universal de Japón 2006.

En el momento de su fallecimiento, fungía como asesor de la Federación Cubana de Voleibol y se preparaba para viajar el domingo próximo hacia Guatemala, donde impartiría un curso en su condición de Instructor de la Federación Internacional.

Llegue a familiares, jugadores, amigos y sus compañeros de labor, sentidas condolencias por la pérdida de un hombre que nos dejó huellas indelebles de conocimiento, caballerosidad y valores humanos.

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