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Excelente pitcheo de guantanamero Frank Navarro frente a Las Tunas

El único hit que recibió Navarro se lo propinó el antesalista Yordanis Alarcón. Nadie más se embasó en el juego  por Las Tunas, ni antes, ni después

Autor:

Juventud Rebelde

El guantanamero Frank Navarro dibujó este jueves una joya de pitcheo frente a Las Tunas en el terreno del Central Costa Rica. Trabajó las nueve entradas y apenas permitió un hit contra uno de los equipos más bateadores de Cuba.

Su verdugo fue el antesalista Yordanis Alarcón, quien le pegó doble al jardín izquierdo en el cuarto capítulo. Nadie más se embasó en el juego por Las Tunas, ni antes, ni después.

Así, podríamos pensar que tuvo mala suerte, aunque dio nueve ceros y se apuntó la victoria. ¿O no?

Esto de la suerte y las manías acompaña bastante al béisbol. A propósito, recuerdo una crónica del profesor José A. Martínez de Osaba, de la cual extraje algunos fragmentos para ustedes. ¡Solavaya!

«Los peloteros tienen costumbres, no pueden salirse de ellas porque caen en slump, un problema psicológico de marca mayor. Las hay simpáticas, hasta bonitas; otras decoloran el espectáculo.

«Cuando Babe Ruth (aquel muchacho grande que llenó de jonrones y pasión al béisbol, cuyo fantasma ronda por todos los estadios del mundo) tenía un turno de compromiso en home invitaba al pitcher a tirársela como quisiera; él la botaría. ¿Fanfarronerías del Gran Bebé? Más bien un rito psíquico espectacular. Claro, no siempre lo hizo ni la sacó del parque.

«Ted Williams, querido y respetado por muchos, odiado por otros, era enemigo de las entrevistas porque perdía la concentración; los periodistas lo atacaban por problemas familiares y personales, pero en el terreno era imposible hacerlo.

«Por respuesta, Williams adoptó una fea costumbre, grosera, carente de ética: escupía cuando llegaba a home para anotar, sobre todo si era jonrón; se vengaba de la prensa. Fue tan grande con los Medias Rojas de Boston, que su pueblo le perdonó aquella desfachatez. “¡Costumbres que matan!...”, diría el abuelo Pancho.

«Omar Linares y Antonio Muñoz se llevaban las mangas de la camisa hacia arriba, como si les molestaran. Se acostumbraron como parte de la propia ceremonia de bateo, según me confesó Omar, se sentía mejor, convencido de que batearía más. «Luis Giraldo Casanova movía el bate con la mano izquierda para ambos lados antes de entrar al cajón de bateo. Se convirtió en una necesidad. Me dijo que fue a raíz de una lesión, y durante muchos años la incorporó a su perfecto sistema de bateo. En nuestras mentes están sus legendarios batazos y con ellos la costumbre de pararse en home con los brazos abiertos para ver volar la esférica sobre la cerca.

«Ese hombre de hierro que responde al nombre de Lázaro de la Torre, junto a otros lanzadores industrialistas, saltaba la línea de cal cuando iba al dugout, en un rito de años. ¿Conoce usted la respuesta? Las cámaras de televisión los siguen con cierta complicidad.

«Lázaro Madera, el bateador más indescifrable de la pelota cubana y mucho más allá, recio toletero e impulsor de carreras, cuando acudía al home plate con el aluminio —no usó el madero—, abría un hoyo, después hacía una lomita. Hasta le llamó la atención el carismático Apolinar, el mismo que atiende el estadio Capitán San Luis, pues después tenía que arreglarlo. El fortísimo bateador no se sentía bien sin aquella ceremonia que incorporó.

«Vaya, que de una forma u otra casi todos tenemos algo de supersticiosos, aunque no lo confesemos. «Algunos, para demostrar que no lo son, hacen todo lo contrario, prefieren el número 13, dejan caer los saleros, pasan por debajo de una escalera, aunque haya otro espacio; sería interminable la lista.

«¿No ha visto jugadores que se resisten a ser cuarto bate? Me vuelve a la mente el propio Lázaro Madera, quien no quería ni aceptaba batear en el cuarto turno. Algunas veces lo hizo y mermó su rendimiento. ¿Por qué? Es posible que no se encuentre una respuesta aceptable.

«Hay peloteros incapaces de batear si antes no hacen varios swings, para muchos el número tiene que ser exacto: dos, tres o cuatro. Si hace seis o siete, pierden la concentración. Felipe Sarduy no hacía ninguno.

«Wilfredo Sánchez, el Hombre-hit de la pelota cubana, tenía una forma muy suya de prepararse en el cajón de bateo. Se agachaba con el bate corto, como siempre lo usó y lo movía varias veces sobre home, barriéndolo.

«Cualquiera diría que estiraba los músculos. Para él fue una ceremonia necesaria e impuso una moda a la que me acogí, pues me gustó aquel estilo y ya no pude batear sin hacerlo.

«Con los implementos sucede otro tanto. Hay peloteros que, poseedores de guantes prodigiosos y bates de último modelo, se aferran a los viejos, porque se sienten más seguros. La ciencia y la técnica lo niega, pero el pelotero sigue con su antiquísimo guante; es así, no busque usted otra explicación. Si lo cambian, piensan que no van a poder fildear bien. Necesitan un proceso de adaptación al nuevo, que no puede ser en el juego, sino en la etapa de entrenamiento.

«En fin, interesante tema no agotado. En otro momento les contaré anécdotas para que se chupen los dedos. Ahora tengo que dejar de escribir, porque son las tres de la tarde y a esa hora mataron a Lola. Dicen que a ella también le gustó la pelota. No por gusto Bobby Salamanca narraba el jonrón con aquello de “Adiós Lolita de mi vida...”.

Juegos para hoy

Este viernes, Matanzas actuará en La Isla y en la capital chocarán Industriales y Metros, un duelo siempre interesante. Además, La Habana se presentará en Cienfuegos y Pinar en Sancti Spíritus.

Por el Oriente, Villa Clara recibirá a Granma, Ciego de Ávila a Holguín, Santiago a Las Tunas y Guantánamo a Camagüey.

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