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Arca dorada para Cuba en Campeonato Mundial de Atletismo

En Nueva Zelanda, el equipo conformado por tres atletas discapacitados se llenó de gloria al ganar las seis finales en las que participaron y aunque la cosecha cubana esta vez fue dorada 100 por ciento, solo alcanzó para ocupar el lugar 46 por puntuación

Autor:

Abdul Nasser Thabet

Solo tres mosqueteros bastaron para llenar de oro la bolsa de la delegación cubana que recién finalizó su actuación en el Campeonato Mundial de Atletismo para ciegos, débiles visuales y limitados físico-motores con sede en Christchurch, Nueva Zelanda.

La actuación antillana fue perfecta. Las medallas duplicaron el total de participantes, pues con tres exponentes se obtuvieron seis metales áureos. Nunca antes una comitiva cubana había rubricado tal actuación, ya que además de que el cien por ciento de sus participantes se alzara con la gloria mundialista, cristalizaron mejor marca del año, récord para la competición o cota universal absoluta.

La primera aparición de los nuestros estuvo a cargo de la «bala», Yunidis Castillo. La indómita inauguró el botín antillano al congelar los relojes dispuestos para la final de los 200 metros planos con espectacular 24.86 segundos, marca para el evento. Antes había detenido el tiempo en el estadio Queen Elizabeth II al imponerse en el hectómetro con 12.20 segundos, primado para Copas del Mundo.

Pero, si dos preseas doradas arrancaron elogios y aplausos, una tercera dejó atónitos a todos en Nueva Zelanda. No fue cosa de cuentos, las medallas están ahí, en el cuello de Yunidis Castillo, ya que también conquistó el título de los 400 metros, con crono de 57:67 segundos.

La santiaguera, atleta de la categoría T-46 (amputación de miembro superior), debutaba en la vuelta al óvalo y aunque todos conocían su clase, no existía seguridad de que pudiera vencer la exigente prueba y el agotamiento físico y psicológico tras cinco carreras seguidas.

Sin embargo, demostró que quien quiera hacerse de un título en la velocidad deberá migrar a disciplinas en las que no compita ella.

La superdotada de 23 años fue la única de las siete corredoras en detener el reloj antes del minuto, y ahora otro récord tiembla, ya que en mi opinión, no cejará hasta imponer un nuevo primado en la vuelta al óvalo y hacerse de otra cota universal.

Por su parte Omara Durand, T-13 (débil visual), llevó el primado del orbe a 24.24 segundos en los 200 metros y regaló así otro metal dorado al medallero cubano.

La joven de 19 años se incluyó en la final sin tiempo reconocido en la temporada, pues no participó en eventos oficiales en los últimos años. Sin embargo, consiguió el título y dejó bien claro que su reinado de los 100 y 200 metros planos en los III Juegos Mundiales de la Asociación Internacional de Deporte para Ciegos y Débiles Visuales (IBSA) en Sao Paulo 2007, no fue un guiño de la suerte.

En la justa de Oceanía impuso su clase para destrozar el mejor registro computado en justas de ese tipo. El récord, uno de los más antiguos, estaba en poder de la estadounidense Marla Runyan con 24.45 segundos, archivado en Colorado, Estados Unidos, en 1995.

Un día después corrió la prueba más exigente de la velocidad en 54.87 segundos, rompiendo nuevamente un primado mundial.

Las alegrías no acabaron ahí. Antes del cierre de Omara tuvo su oportunidad el discóbolo Leonardo Díaz, quien en la penúltima fecha de competencias para Cuba aportó la quinta presea dorada de la delegación.

El granmense, favorito precompetencia, ganó la categoría F54-55-56 y llevó el implemento a más de dos metros de su anterior primacía. El disparo de 43.10 metros supera ampliamente el 40.87 que consiguió el 8 de septiembre del 2008 en la cita asiática.

La secuencia fue genial. Comenzó rompiendo su propia marca con 42.22 y prosiguió con disparos de susto: 39.44, 38.20, 41.42, 43.10 y 42.78.

Así, nuestro forzudo lanzador de 35 años continúa en la cima de la especialidad y nadie duda que revalide su corona paralímpica en Londres 2012.

Aunque bien pudieron ser más los triunfos, pues la lejanía de la sede puso altos costos para deportistas y entrenadores, la actuación de los cubanos fue genial.

Más oro se le hubiera agregado al saco de competir atletas como el monarca paralímpico de China en los 400 m T13 Luis Manuel Galano, el jabalinista Jorge Daniel González, el saltador F13 Felipe Gutiérrez o hasta el doble plateado en Beijing, el fondista T13 Lázaro Raschid, además de la saltadora Daineris Mitjans.

Aunque la cosecha cubana esta vez fue dorada 100 por ciento, solo alcanzó para ocupar el lugar 46 por puntuación, debido a sus pocos exponentes.

Nos resta esperar entonces para que en los IV Juegos Mundiales de IBSA (ciegos y débiles visuales) de Antalya, Turquía, y los XVI Juegos    Panamericanos de Guadalajara, México, puedan competir los nuestros y clasificar para Londres 2012. La  gloria olímpica aguarda y Cuba va por más.

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