Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El último chance

Lázaro Bruzón medirá fuerzas este domingo con Alexander Motylev (2655), uno de los trebejistas de menor calibre que compite en el Memorial Karpov

Autor:

Abdul Nasser Thabet

En algún lugar de cuyo nombre sí quiero acordarme —con el perdón de Don Miguel de Cervantes— escuché decir: «critican quienes no tienen el suficiente talento para crear o hacer». Reconozco, pues, que no poseo ni el más mínimo asomo de aptitud para el ajedrez, y cuestionar el rendimiento del trebejista cubano Lázaro Bruzón (2717 puntos Elo) en el Memorial Karpov pudiera ser mal visto. Pero este rol de periodista me obliga a lanzarme y opinar, aun cuando moleste a algunos con mi estilo y a otros con mi criterio.

A pesar de estar inconforme con las tablas del tunero durante la penúltima ronda del torneo en Poikovsky, comprendo la causa del resultado general y sus escasas 3,5 unidades cuando falta una jornada. Se sabe que la justa redondea 2703 rayas y la mitad de sus protagonistas superan esa cifra, por lo que cada pulso resulta una prueba de fuego. Nuestro muchacho no acostumbra a enfrentar rivales tan fuertes y recién ingresó al selecto club de los 2700. Esperemos que poco a poco estabilice el paso.

Este sábado Bruzón firmó el armisticio frente al estadounidense Alexander Onischuk (2677), conduciendo piezas negras, y no pudo dar el acelerón que todos en este terruño esperaban. La victoria le hubiese reportado más de cinco unidades a su Elo y de paso un equilibrio en el coeficiente en vivo, ahora de 2711, merced a una sonrisa, dos tropiezos y media decena de abrazos.

El antillano deja escapar seis kilos en la lid euroasiática y su tránsito tempestuoso le reserva un puesto entre los escaños del siete al nueve. En el ranking precompetencia aparecía con el tercer mejor Elo (cuarto después de la actualización de octubre), pero ya en el epílogo de la contienda certificó que el ajedrez no es como coser y cantar, pues los números «esconden la bola» muchas veces.

La caída ante el anfitrión Sergei Rublevsky (2693) le costó 5,3 puntos y el traspié con el moldavo Viktor Bologan (2695) significó un bajón casi idéntico (5,0).

Hoy tendrá su último chance para levantar cabeza, cuando mida fuerzas con uno de los hombres de menor calibre en el torneo, el ruso Alexander Motylev (2655). Si el caribeño sale con las neuronas enchufadas, tal vez aproveche la gracia del primer movimiento y concluya la competición con un performance aceptable (50 por ciento). De esa forma solo perdería unas pocas décimas de su Elo.

En los otros pulsos sabatinos solo hubo dos combates a muerte. Así, Rublevsky «cogió cajita» con Bologan y el chino Yue Wang (2695) dispuso del moribundo inglés Nigel Short (2707), quien lleva ¡cuatro! infartos en Poikovsky.

El líder Dmitry Jakovenko (2732), de Rusia, dividió con el polaco Radoslaw Wojtaszek (2733). Igual suerte corrieron Motylev y el ucraniano Ruslan Ponomariov (2735).

Precisamente Jakovenko manda en la clasificación con 5,5 unidades, seguido de Ponomariov, Wojtaszek y Motylev, todos con 4,5. Rublevsky y Wang amasan cuatro puntos, con Bologan, Bruzón y Onischuk a media raya. El fondo lo limpia Short, con apenas 2,5.

La fecha conclusiva verá los siguientes enfrentamientos: Bologan-Short, Wang-Jakovenko, Wojtaszek-Onischuk, Ponomariov-Rublevsky y el mencionado Bruzón-Motylev.

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