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El pelotari cubano juega a morirse

JR dialogó con Camilo Valdés Frías, entrenador del equipo nacional de pala corta y paleta con pelota de cuero desde hace casi dos años

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Llegar, observar y analizar el estado de las canchas del capitalino Complejo Raúl Díaz Argüelles, meca de la pelota vasca en Cuba, llama a la reflexión y siembra una tristeza melancólica por una instalación legendaria ribeteada por la huella de los años, por la huella de la dejadez y la falta de una mano sanadora.

A la sombra de un frontón, me recibe Camilo Valdés Frías, entrenador del equipo nacional de pala corta y paleta con pelota de cuero desde hace casi dos años, luego de transitar por diferentes especialidades, incluso, con resultados mundialistas de primer nivel. Suelta a quemarropa una frase tan suya como de muchos: «El deportista cubano es el mejor del mundo, porque juega más allá de su orgullo, defiende a muerte las cuatro letras de Cuba, sufre más que nadie las derrotas y se sobrepone a las limitaciones y adversidades».

Pero con la seguridad que me afirma lo anterior, también es categórico sobre la escasa divulgación de su deporte en los medios de prensa nacionales. «Faltan reconocimiento y difusión, nuestros jugadores pueden ir caminando por la calle que casi nadie los reconoce». Comanda un equipo integrado por los zagueros Frendis Fernández, Ronal Vega y Yoel Zayas, así como el delantero Anderson Jardines. Con los juveniles Zayas y Vega busca siempre la polivalencia, que jueguen ambas posiciones y así rompan estrategias deportivas de los rivales.

—Me hablabas de que el calendario competitivo internacional para tus alumnos es casi estéril…

—En julio debe venir un equipo sub 22 de México a medir fuerzas y a entrenar con los muchachos, pues este año tenemos en octubre el Mundial Sub 22 en Biarritz, Francia, donde competirán países con tradición como la sede, España, Argentina, México y Uruguay, y prácticamente vamos al evento a ciegas. Yo hago estudios de contrarios y los enfocaré en tratar de conseguir una medalla en esta categoría, en la que hace más de una década no ocupamos podio.

«Será un gran reto, entre otras cosas, porque los juveniles Vega y Zayas no llevan aquí ni un año. Hace poco, durante la Copa Capitán San Luis, pudieron confrontar con jugadores españoles de su categoría. A esa justa del orbe debe ir un tercer jugador suplente que no hemos decidido.

«Posteriormente se celebrará la Copa del Mundo en 2017, en la cual serán nuestros principales hombres Anderson y Frendis. Allí nuestro propósito esencial es clasificar para el Campeonato Mundial absoluto de Barcelona, España, pero la verdad es que nosotros siempre vamos a ganar».

—¿Qué carencias hacen mella en los entrenamientos rutinarios?

—Es un fenómeno existente en casi todos los deportes en Cuba, desde la base hasta el alto rendimiento.

«Las pelotas no tienen la calidad requerida, no poseen ni el peso ni la velocidad que deben tener. Las esféricas que regularmente cambio, valen 22 euros y Cuba no está en condiciones de pagar eso. Por otra parte, la cancha es extremadamente lenta, lo que ralentiza los partidos, algo muy distinto a escenarios competitivos de Europa y América, donde las instalaciones son más rápidas. El cambio de un frontón es difícil porque tienes que derribarlo casi completo y eso implica mucho dinero.

«Gracias a la iniciativa del Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández, hemos contado con palas cortas y paletas de cuero, que son de una marca llamada Cubacan, por un convenio entre Cuba y Canadá.

«Otro factor que ha incidido en el buen desarrollo de mis especialidades fue que a fines del pasado año perdimos a dos jugadores de la modalidad de 36 metros, ambos campeones mundiales. Eso rompe los pronósticos deportivos y nos obliga a comenzar de nuevo, a buscar otros jugadores».

—¿Qué estrategias son imprescindibles para enfrentar con éxito un partido de tus especialidades?

—Las estrategias en la cancha se dan solas y son cambiantes, a diferencia de otros deportes que se pueden trazar con anterioridad y tienden a ser un poco rígidas. Pero algunos de los principales recursos que podemos utilizar son jugar en la zona zaguera, atacar con bolas básicas, las difíciles ponerlas en juego y evitar cometer errores no forzados.

—¿Consideras que la pelota vasca pueda retornar a los Juegos Olímpicos?

—Es un deporte que disfruta de masividad en varios países, pero no está dentro del programa olímpico a causa de algunas particularidades. El futuro es complejo, pero sí tengo esperanza de que esté de vuelta. Ya ha participado como deporte de exhibición en dos ediciones y la Federación Internacional ha modificado el reglamento. Anteriormente, mis disciplinas se jugaban a 40 o 35 puntos, ahora se desarrollan a dos sets de 15 y uno de diez, lo que favorece que no sean tan dilatados y que la televisión grabe algunos partidos. Antes, duraban cerca de dos horas.

«Confío en que fundamentalmente la modalidad de goma, 30 metros, algún día sea olímpica, porque las demás no las practican tantas personas como para dar ese paso importante».

—Si te digo que enamores a la población que desconoce de la pelota vasca con los encantos de tus especialidades…

—Todas las disciplinas tienen sus atractivos. La pala corta y la paleta con pelota de cuero son especialidades intensas, generalmente de atletas rudos, y en España y Francia, en su mayoría, sus practicantes son personas de zonas de campo y no de ciudad. Genera muchas jugadas, lo que obliga a tener desplazamientos ágiles y el pensamiento técnico es muy amplio.

«Se necesita fortaleza de derecha y de revés, además de que un encanto muy peculiar que tiene es el sonido que provoca la pelota al impactar contra el frontis y la pala».

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