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Elisabet piensa en grande

Elisabet Vasallo Rodríguez tiene 19 años y el kárate es su pasión. En diez años esta muchacha de la barriada de San Miguel del Padrón ha conquistado seis coronas nacionales en combate

Autor:

Julieta García Ríos

Confiesa que quiere ser sicóloga, que es el kárate su pasión y que nada la detiene en su afán de volver a la selección nacional. Quiere representar a Cuba en eventos internacionales y un día convertirse en campeona mundial y olímpica.

Elisabet Vasallo Rodríguez tiene 19 años y ha dedicado una década a practicar este arte marcial que, reconoce, ha hecho de ella una mejor persona.

En estos años, la muchacha de la barriada de San Miguel del Padrón ha conquistado seis coronas nacionales en combate: tres en la categoría escolar, dos en juveniles y una en mayores. Precisamente, revalidar su título en la división de 61 kilogramos es su objetivo principal en 2017.

Con la victoria quiere recuperar su «puesto» en la selección nacional, a la que renunció por impulso un día. «Debí ser más cautelosa, pero actué con la cabeza caliente y me arrepiento», confiesa.

La capitalina, quien en marzo de 2016 obtuvo dos medallas —oro en combate por equipo y bronce individual— en un torneo para mujeres realizado en República Dominicana, ansía probarse otra vez en escenarios foráneos.

Para ello sabe que debe demostrar antes su calidad en casa. Y así ya lo hizo en la I Copa Giraldo Córdova Cardín el pasado 23 de diciembre, cuando ganó el título en la división de 61 kilogramos. Allí venció en sus tres presentaciones, acumuló 14 puntos a su favor y dos en contra, y pudo marcar dos ippones.

«A la Copa Cardín llegué en desventaja física, pues no había entrenado lo suficiente», afirma al tomar como referente a las atletas de la selección nacional, que tienen una fuerte carga de entrenamiento, mientras ella solo practica alrededor de tres horas al día.

«Entreno en las mañanas, mayormente con varones. Ellos son más explosivos y rápidos, por lo que aumentan mi capacidad de reacción. En las tardes trabajo en el gimnasio con peso o ligas para fortalecer las caderas y cuádriceps».

Sobre su actuación en el Cardín, comenta: «Tuve que preservarme para no desgastarme. Por ello no hice ataques innecesarios. Fui segura a buscar cada punto. Trabajé en contraataque con mawashi geri (patadas circulares a la cabeza o la zona del tórax) y en anticipación con kazumi geri (patada circular golpeando con la planta del pie) u oizuki o maetezuki (de puño a la cara)».

—¿Cuál es tu técnica preferida?

—El oizuki. Le tengo fe, porque tiene mucho alcance y me da seguridad. Es una técnica rápida; siempre que estoy abajo en el marcador apelo a ella.

«También utilizo bastante el deashi barai (técnica de barrido). Desde niña la empleo, ya sea en ataque o contraataque».

—¿Cómo haces para mantenerte ecuánime en el combate?

—Para mantener la calma me digo: «Tranquila, niña». Estoy todo el tiempo atenta a mis contrarias y aprovecho sus errores para sacar ventaja. Cuando hago una acción, voy al seguro.

—¿Qué atractivo tiene el kárate para una muchacha?

—Es un deporte de inteligencia, técnico y de agilidad. Me gusta porque en su esencia está el respeto, la disciplina y la marcialidad.

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