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La última vez

Las últimas estampas que deja la Serie del Caribe en la pluma del cronista son la de la reacción emocional de los Alazanes ante la derrota y la de un rasgo especial de los habitantes de la ciudad mexicana que acogiera el torneo

Autor:

Nelson García Santos

CULIACÁN, México.— Escribo con el pie en el estribo, y voy a hacerlo sobre dos circunstancias que me impresionaron en particular. Aterrizo: la primera fue ver en los Alazanes ese impacto emocional que les originó la derrota. Fue un estremecimiento colectivo el que afloró más en la intimidad dentro del estadio.

La angustia estaba en los rostros, saltaba en las palabras, era la vergüenza por un revés que hasta lágrimas arrancó. Nadie culpó a nadie del fracaso, porque cada cual salió a dar de sí lo máximo sobre el terreno, lo mejor de sí. No siempre las cosas salen, pero hubo entrega y pasión; hay que quitarse el sombrero.

Carlos Martí, el director, también emocionado, declaró estar satisfecho por lo que hicieron, porque jugaron con el honor que se esperaba. Cómo olvidar esa prolongada ovación que le regalaron más de 20 000 personas como reconocimiento a los Alazanes. Y, de boca en boca viajaba: ¡qué clase de partidazo!, cualquiera de los dos se merecía la victoria.

Ahora aterrizo en el segundo tema. Unas líneas sobre la gente de esta ciudad que nos han distinguido con su hospitalidad, presta siempre a atendernos.

Uno descubre que por ser la capital del estado de Sinaloa, uno de los más violentos de México, por no decir el más, es recurrente en muchísimas personas aclarar que acá también hay gente buena.

Cada vez que en un diálogo deslizan esa advertencia les he respondido que es una cuestión normal, pues donde quiera pasa algo parecido. Y les satisface.

Si en algo se parece la urbe a las nuestras es en la belleza de sus mujeres, en el clímax y porque tiene en el sector agropecuario una de sus fortalezas económicas.

Este miércoles desde la altura, camino de regreso a casa, veré por última vez su paisaje, pero nunca olvidaré a esta ciudad y a su amable gente.

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