Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Camarero con bandeja Clásica

Carlos Benítez, el camarero perseverancia

Autor:

Norland Rosendo

Después de 12 temporadas jugando con su Granma de siempre, o lo que es igual, tras 860 juegos —casi todos a pleno sol— en las temporadas cubanas, con actuaciones mejores y otras dignas, a Carlos Benítez, el camarero perseverancia, le «sirven», en bandeja Clásica, un puesto en la selección nacional de béisbol.

Por sus números, quizá hubiera merecido estar algunas veces más en la preselección; pero él mismo reconoce que cuando tuvo mejores prestaciones, en Cuba abundaban los buenos defensores del segundo cojín.

Y él, más asiático que latino por aquello de la paciencia, siguió entregándose al máximo con los Alazanes. No será tan espectacular como Juan Padilla, pero Carlos Benítez se desenvuelve con acierto en su posición, y con el madero al hombro el pitcher que no le lance fino se expone a que le conecte un cohetazo (aunque en la gira asiática no ha exhibido sus potencialidades).

—Ni siquiera estabas en la nómina de 50 peloteros que se difundió en diciembre pasado. Y al final, clasificaste como segunda base.

—Todo empezó en los play off. Jugué muy bien esos partidos frente a Matanzas y Ciego de Ávila, nos televisaron bastante y eso ayudó para que se fijaran en mí.

«Bateé con oportunidad, estuve hermético a la defensa, y como fuimos los campeones, jugué la Serie del Caribe. Allí también lo hice bien (fue escogido como el camarero del Todos Estrellas) y eso determinó, creo yo, que me hayan incluido en la selección nacional».

—¿Qué hiciste de un año a otro que te haya permitido dar el salto?

—Solo creo que he madurado como pelotero, que me he entregado mucho más.

—¿Algo especial en los entrenamientos?

—La defensa del equipo de Granma nunca había sido de las mejores; no obstante, entre los jugadores de cuadro el que menos errores cometía era yo. No paro de entrenar, cuando los otros batean, sigo fildeando, simulo tiros a primera, a segunda, jugadas de doble play.

—¿Y para la ofensiva?

—Desde que estoy en el banco o círculo de espera me fijo en los lanzadores, qué están tirando, por dónde, cómo son sus movimientos. Además, trato de no desesperarme y espero mi bola.

—¿Cómo te entiendes con los torpederos: Ayala y Manduley?

—Seguimos acoplándonos, antes de los juegos les digo dónde me deben soltar la bola y otras cosas propias de la posición. Pero nos llevamos bien, nos entendemos, que es lo importante.

—¿Solo juegas como intermedista?

—Con Granma tuve par de temporadas como tercera base, fueron dos años muy productivos con el bate y a la defensa también, pero ni siquiera soñar con la preselección nacional, por entonces había muchos jugadores brillantes en esa base.

—¿Qué aprendiste en la Serie del Caribe?

—Fue mi primer evento de esa altura. En la medida en que avanzaron los innings fui mejorando. Estoy satisfecho con lo que hice, aunque pudo ser mejor.

—¿Orestes Kindelán (entrenador de bateo) te ha hecho algún señalamiento?

—Antes de irme para la Serie del Caribe me dijo que estaba abriendo mucho el hombro, y me indicó cómo corregir ese problema. Cumplí lo que me sugirió y me dio buenos resultados.

—Y para el Clásico, ¿cuáles son las expectativas?

—Jugar como el equipo necesita, pegarle a los lanzamientos buenos, para eso me estoy preparando.

Nota: esta entrevista se realizó antes de que el equipo se trasladara a Asia

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