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Juego de veteranos. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/10/2017 | 05:47 pm
En el argot meteorológico, lo sensato sería asegurar que las estrellas salen de noche, cuando el cielo se encapota en su color oscuro. Sin embargo, el sol no quiso perderse este sábado el regreso a los terrenos de algunas de las grandes estrellas del béisbol cubano. Años hacía que estas luminarias no lucían sus dotes delante de una afición que, nostálgica como pocas veces, volvió a aplaudirlos con la misma euforia de antaño.
Sucedió en el Capitán San Luis, instalación donde reposan diez títulos nacionales y una de la Serie del Caribe, y donde muchos de estos peloteros vivieron momentos especiales. Una inoportuna llovizna quiso arruinar el espectáculo. Sin embargo, y por fortuna, no pasó de la amenaza. Fue entonces cuando los veteranos –a veces creo que otro nombre sería más adecuado para llamarlos- de Oriente y Occidente saltaron a la grama en busca del triunfo. Muchos pensaron que sería un mero partido, un entretenimiento más. Se equivocaron. Los grandes nunca pierden su hambre de triunfo, su espíritu competitivo sobrepasa cualquier barrera.
Por Occidente, se encaramó de inicio en la lomita el más querido por la gente en Vueltabajo: el Rascacielos de Cuba, Pedro Luis Lazo. El mítico 99 se dio el lujo incluso de ponchar a un bateador rival, y su estado de forma –llegó a tirar 87 millas-hace pensar que todavía sería efectivo en nuestras Series Nacionales. Por Oriente, el abridor fue Omar Luis Martínez, otro que, como el buen vino, mantiene incólume su calidad con el paso de los años.
Así transcurrió el desafío, pletórico de remembranzas de grandes momentos de la pelota cubana en la figura de sus protagonistas. Al final, son los orientales quienes mejor se conservan. Triunfaron seis carreras por cero en un partido simbólico, cuyo resultado va más allá de quien ganó y quien perdió. Se llevaron, eso sí, un cúmulo de recuerdos y anécdotas que reposaban en la memoria, y hacía años no eran contadas.
Pese a su edad, estos grandes de siempre volvieron a dar espectáculo. No es un problema para ellos. Lo hicieron toda su vida y esta vez no fue la excepción. Las notas de la jornada las marcan imágenes como la de Lazo encaramado en el box, Víctor y su relación con el público, Anglada sentado en el banquillo, las curvas de Ajete, el poder de Urrutia… el buen ambiente entre los peloteros y la afición. A fin de cuentas, son estos disímiles detalles los que le ofrecen a estos encuentros un matiz especial.
