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Talento, linaje y cuentas bancarias

Lo cierto es que la billetera parece no haber sido suficiente hasta ahora, pues una temporada más las ansias de gloria de los parisinos quedaron cercenadas más allá de las competiciones domésticas, esta vez ante un gigante de toda la vida como el Real Madrid

 

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Mucha tinta ha corrido para criticar los constantes y excesivos desembolsos que suceden durante los períodos de transferencias futboleras. Por un lado hay quien critica la falta de compromiso del jugador, cuando se marcha hacia un club de mayor entidad, mientras que otros tildan de competencia desleal el hecho de que los más poderosos «pesquen» en los equipos pequeños.

En ese sentido, uno de los asiduos «agitadores» del mercado en tiempos recientes ha sido el Paris Saint-Germain, entidad que el verano anterior se llevó a sus filas nada menos que a Kylian Mbappé y Neymar, con el objetivo de lograr un lejano sueño de su presidente/dueño Nasser Al-Khelaifi: ganar la Liga de Campeones.

Lo cierto es que la billetera parece no haber sido suficiente hasta ahora, pues una temporada más las ansias de gloria de los parisinos quedaron cercenadas más allá de las competiciones domésticas, esta vez ante un gigante de toda la vida como el Real Madrid, que sostenido por los goles de Cristiano Ronaldo se colocó por octava vez consecutiva entre los ocho mejores del continente.

Los de la capital española supieron encarar la eliminatoria con la mesura e inclemencia característica de un grande que ostenta 12 copas europeas —tres de ellas obtenidas de 2014 hasta la fecha—, y demostraron que a pesar de su mal momento liguero, la Champions sigue siendo su torneo fetiche.

Mientras que para algunos el estado de cuenta bancaria parece ser el (único) factor determinante, hay un equipo de Londres que ha dejado todo en manos del talento joven.

El Tottenham cuenta hoy con una de las mejores —y más prometedoras— generaciones del panorama actual. Harry Kane, Delle Alli, Eric Dier, Christian Eriksen y Heung-min Son constituyen la base de un plantel que este año se presentaba como el matagigantes de turno.

No obstante, a pesar de las buenas maneras y la calidad de la tropa que dirige Mauricio Pochettino, tampoco eso les bastó para sobrepasar a otro histórico como la Juventus de Turín, que pese a no hacer la mejor de las eliminatorias, supo, al mejor estilo Mohammed Ali, golpear en el momento preciso para avanzar y mantener vivas sus esperanzas.

El Liverpool, otro plantel de abolengo dueño de cinco títulos en estas lides, demostró que de la mano de Jürgen Klopp el panorama es otro. Eso sí, los «Reds» tendrán que mejorar muchas cosas si aspiran en serio a la cima, pues a partir de ahora los rivales serán mucho más difíciles que el Porto.   

Tal vez la única esperanza para los clubes emergentes fue el Manchester City, que derrota en casa aparte, acaba de eliminar al Basilea. Si bien los «celestes» tienen dos grandes fortalezas en los petrodólares y Pep Guardiola, podría no ser suficiente. Bien en sabido que en la Champions no hay mucho espacio para casualidades.

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