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David Antón: de base a dominar el tablero de ajedrez

Sus años de baloncesto fueron como organizador. Aunque ahora su nombre está completamente asociado al ajedrez

Autor:

Juventud Rebelde

Al pequeño David Antón Guijarro el baloncesto lo puso a delirar en aquellos años de crianza en Madrid. Quien lo ve hoy, con 22 años y un físico que no encaja con el estereotipo del jugador de básquet, claro que tiene que pensar que Antón nunca iba a ser hombre de bombardear los aros a golpes de «donqueos». Más bien, al nacido en Murcia, si le persistía la furia por jugar el deporte de los encestes, tenía que hacerlo en la posición más noble para él, la de base.

Sus años de baloncesto fueron como organizador. Aunque ahora su nombre está completamente asociado al ajedrez, cuando tiene algún vacío en su tiempo se lo dedica muchas veces a ver la NBA y las alegrías que les ofrecen su equipo Oklahoma City Thunder y su estrella Russell Westbrook.  

El español, dueño de 2646 puntos de coeficiente ELO, es considerado la promesa ascendente del ajedrez en su país y no es obra de la casualidad. En 2017, con 21 almanaques, estuvo a un paso de quedar campeón en el Abierto de Gibraltar, entre los más célebres del mundo, tras ceder por el primer puesto en las partidas de desempate ante el estadounidense Hikaru Nakamura (2769). Y eso es solo una credencial.

«En los tres últimos años tenía un estilo de juego más agresivo, pero ahora estoy cambiando a uno más sólido. Cuando llegas a un nivel te percatas de que a estos jugadores de primera calidad no les puedes hacer cualquier truco, porque te exigen ser integral», declaró Guijarro, quien interviene como cuarto preclasificado del Grupo Élite del Memorial Capablanca que se realiza en el Hotel Habana Libre de la capital cubana.

«Es mi primera visita a Cuba, me hacía ilusión conocerla porque creo que es un país diferente a los de Europa, donde normalmente juego. Por otra parte, el Capablanca es un torneo muy prestigioso dentro del mundo del ajedrez. Me apetecía mucho participar porque lo había seguido otros años y Paco Vallejo, que es amigo mío de España, había concursado en otras ediciones y conocía un poco sobre las características de este certamen.

«Estimo que va a ser difícil ganar partidas, la idea que traigo es mantenerme invicto, como mucho, perder algún enfrentamiento y vencer la mayor cantidad de veces que pueda. Si consigo seis puntos estaría contento. Mi primer enfrentamiento fue con Bruzón, un rival que fue superior a mí y me eliminó en 2017 de la Copa del Mundo. No esperaba la apertura que me hizo esta última vez, una Grunfeld, que no suelo jugar habitualmente, pero luego efectué un d5 que cambió el carácter de la posición, hasta que pactamos el empate», expresó tras dicho encuentro el Gran Maestro.

—En pocos meses, entre 2013 y 2014, conseguiste dos importantísimos resultados para tu incipiente carrera.

—A finales de 2013, en mi último año sub 18, recuerdo que no empecé muy bien en el Campeonato Mundial juvenil, pero al final resolví ganar las tres últimas partidas y pude terminar segundo, que sin dudas constituye un gran logro. Meses después de ese resultado quedé subcampeón de Europa a nivel absoluto, un salto progresivo que alcancé en Ereván, Armenia, en el torneo más fuerte que había jugado hasta ese momento.

«No esperaba para nada hacerme de la medalla de plata, pues apenas tenía 18 años y era el 99 del ranking de ese campeonato. Simplemente iba a mejorar, lo que no imaginé que las cosas me salieran tan bien, pues en las dos últimas rondas derroté a dos de los mejores jugadores que había allí: el francés Etienne Bacrot y el georgiano Baadur Jobava, que si mal no recuerdo era el primero del evento».

—¿Conforme con lo que has logrado a tus 22 años?

—Me gustaría que fuera mejor, pero de momento estoy contento con lo alcanzado. En poco tiempo espero dar un salto y llegar a 2700. A corto plazo jugaré los campeonatos de España, tanto individual como por equipos, y este año tengo igualmente la Olimpiada Mundial, una lid muy importante en la que daré lo mejor por mi país. En 2019 estaré en otra Copa del Mundo y espero que se cumpla aquello de que a la tercera es la vencida, pues en las dos anteriores no pasé de la primera ronda.

—A finales de 2016 terminaste séptimo en el Campeonato Mundial de partidas rápidas en Doha, Catar. ¿Eres defensor de esa modalidad?

—Sí, cambia un poco la rutina y te exige mucha precisión en cada jugada. Pero aclaro que las partidas clásicas van a continuar siendo las más importantes, debería ser así, porque el ajedrez es un deporte en el que se necesita pensar, es lo más importante del juego. Sé que las rápidas y blitz ganarán más popularidad, demuestran que uno está más hábil y para la televisión es más gustoso.

 

 

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