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La villaclareña Zulia Hernández apuesta por una medalla. Autor: Zimbio Publicado: 08/10/2018 | 09:52 pm
A un costado del capitalino Estadio Panamericano, bajo la sombra que dibujan los flamboyanes en la acera, entrena la triplista Zulia Hernández Bonne. Nació en Villa Clara, hace 17 años, fruto de la unión de la velocista Idalmis Bonne y del vallista Yoel Hernández. Hija de gato…
«Empecé en el atletismo cuando estaba en séptimo grado, por mis padres y porque me encantaba ver saltar a Mabel Gay y a Yargelis Savigne». Zulia comenzó a tener resultados alentadores desde las categorías inferiores cuando, mientras cursaba el octavo grado, quedó cuarta en los Juegos Nacionales Escolares, torneo en el que ganó el subtítulo un año más tarde.
Su progresión se debe, en gran medida, al apoyo de sus padres. «Aunque eran velocistas, ellos siempre me apoyaron, porque desde chiquitica yo quería ser saltadora».
Quien revise sus estadísticas encontrará, además, que la villaclareña ha incursionado en los relevos 4X100 metros. Ante la pregunta de que si, además de triplista, es velocista, Zulia pone cara de sorpresa y lo niega, convencida.
«No, para nada. He participado en los relevos porque soy rápida y no había más nadie para hacerlo. En esta categoría es común que falten atletas para completar. Soy rápida, pero no me gusta la velocidad, lo mío es el salto». La primera vez que compitió fuera de Cuba fue en Nairobi, Kenya, en el Campeonato Mundial de cadetes en 2017, en el cual obtuvo la medalla de bronce.
«Estaba muy nerviosa al principio. Después ya me calmé. Llegué lesionada y tenía un poco de miedo, pero cuando vi que clasifiqué sin problemas me convencí de que iba a coger una medalla. En general, me sentí bien».
—¿Qué consideras que te faltó para alcanzar otro color en las medallas?
—¿Saben una cosa? Yo no esperaba obtener medallas. Los pronósticos eran para un quinto lugar. Por eso el bronce aquel es tan importante para mí. Lo di todo. Y sobrecumplí mis expectativas. Ni siquiera quería ir, porque el dolor en la rodilla no me dejaba vivir. Ese desempeño, para mí, fue un oro».
Mabel Gay y Yargelis Savigne han sido sus referentes durante su corta carrera deportiva y en ellas se fija. «Cuando yo era más pequeña, para que se hagan una idea, yo saltaba con medias largas y me peinaba igual que Yargelis», confiesa entre risas.
Su entrenador es el estelar Yoelvis Quesada, quien la guía en el trabajo diario. «Él es uno de los mejores saltadores de Cuba de todos los tiempos y me siento orgullosísima de entrenar con él. Mabel también me ha ayudado mucho, me aconseja siempre», dice y dirige su mirada hacia ellos, quiénes conversan a lo lejos, ajenos a los elogios.
«Yo, antes, no tenía mucha confianza en mí. Y Mabel me enseñó que debía tenerla, porque si no, nada me saldría bien. A ellos no los cambio por nadie».
A pesar de sus resultados, Zulia no asistió al Campeonato Mundial juvenil de Tampere este año. Reconoce que no estaba en su mejor forma, debido a poca disciplina en los entrenamientos.
«Varios meses después de la lid en Nairobi comencé a equivocarme muchísimo», dice apesadumbrada. «Hacía saltos malísimos. Había veces en las que yo pensaba que estaba haciendo las cosas bien y al contrario, las hacía mal. Sobre todo en las competencias, porque quizá en los entrenamientos las cosas me salían, pero a la hora de la verdad no se daban los resultados. Incluso pensé en dejar el deporte. Yo quería mejorar, pero empeoraba», señala.
Zulia asegura que las cosas son distintas ahora, que entrena enfocada en mejorar cada día. Los actuales Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires, Argentina, son una prueba exigente para la villaclareña, quien representa una posibilidad real de medalla para la delegación cubana.
«Lo daré todo. Para eso he entrenado muy fuerte, para mejorar mi marca personal y, lo más importante, pasar a la final. Pero también voy a disfrutar la competencia, porque será una experiencia única y voy por una presea».
