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Frank Luis Medina logró su primer éxito con los azules. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 27/10/2018 | 10:32 pm
Pocos directores en Cuba dejan que a su abridor le conecten cinco hits seguidos con un jonrón intercalado y le empaten el marcador. No importa que el juego esté en el tercer capítulo o que su bullpen sea tan frágil como un cristal. Lo sustituyen, casi siempre después del palazo de vuelta completa.
Si ayer Rey Vicente Anglada hubiera actuado según la tendencia de sus colegas, hubiera privado a Frank Luis Medina de su quinta victoria en el campeonato y su primera como refuerzo de Industriales.
En la parte alta del tercer inning, los Leones habían marcado cuatro veces ante los pitcheos del zurdo Misael Villa, y a continuación Villa Clara negoció el abrazo después de dos outs con la seguidilla de batazos antes mencionada que tuvo en Yurién Vizcaíno al productor del vuelacercas, pero Anglada, que sabe de la calidad de Frank Luis y de las cojeras de su cuerpo de relevistas, dejó al pinareño en el box.
Luego de esa entrada, el diestro de Vueltabajo se recompuso y caminó sin dificultades hasta que en el octavo transfirió a Yurién Vizcaíno y William Saavedra le sonó cohete. Era hora del cambio y Anglada lo remplazó por Eddy Abel García.
Con una carrera debajo, empate y ventaja en circulación y ante un lanzador recién llegado, un hombre de mucha experiencia como Yeniet Pérez dejó pasar una bola mala y al segundo pitcheo, incómodo, le hizo swing para conectar un rodado que sirvió para una doble matanza con el cual se acabó el inning.
La paciencia que tuvo Anglada con su pitcher abridor no la tuvo Yeniet con el madero, ni el primer emergente de Paret en el noveno, otro de unas cuantas campañas a cuestas: Yandry Canto. Al primer envío de Eddy Abel entregó el out 25 en elevado al bosque izquierdo.
Después, vino otro bateador del banco, uno joven, Juan Carlos López, y este, paradójicamente, sí tuvo paciencia. Se metió en conteo y se fue caminando para la inicial. Son las paradojas de nuestro béisbol, que aquí pasan como normales, pero en las competencias en el extranjero cuestan mucho.
Es, como dice Pedro Pérez Delgado, el excelso entrenador de pitcheo cubano, un problema, sobre todo, mental, de preparación para cada turno al bate, de no tener un plan trazado. Quien va al cajón de bateo a improvisar, suele ser lo que el lanzador necesita, un out.
Industriales, ante un Sandino bastante lleno, logró igualar la subserie y ganarles por cuarta vez en cinco salidas a los dirigidos por Paret en la temporada. Mientras, en Ciego de Ávila y Holguín la lluvia impidió jugar este sábado.
Despaigne, de emergente, fue protagonista
Ayer comenzó la Serie de Japón, y en un resultado raro para nosotros, pero normal en aquella pelota, los Halcones de SoftBank empataron a dos carreras con las Carpas de Hiroshima. Yurisbel Gracial bateó de 4-1 y Alfredo Despaigne, quien no abrió en la alineación regular, salió de emergente en el quinto inning y su hit sirvió para remolcar una, y que entrara la de la igualada por error de la defensa. Liván Moinelo enfrentó a un rival y lo ponchó.
Según el reglamento de las Grandes Ligas japonesas, se admiten los empates y en la final al mejor en siete partidos entre el campeón de la liga del Pacífico y la Central, cada abrazo significa un duelo más. Del primero al sexto cotejo no se juega más allá del inning 12, en el séptimo se extiende al capítulo 15, y a partir del octavo no hay límites. No hay dudas de que los asiáticos siempre sorprenden con sus iniciativas.
