Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuba y el fútbol moderno

Atemperarse a los tiempos actuales, con todas las variantes tácticas surgidas y las innovaciones en materia de entrenamiento, constituye un reto para los principales entrenadores cubanos del balompié

Autor:

Eduardo Grenier Rodríguez

De los tiempos en que el fútbol se jugaba sobre el barro, sin otro propósito que entretener, queda bastante poco. Si acaso, ese halo de pasión desprendido de las gradas en forma de aliento por aquellos aficionados que sienten como propios los colores de su equipo. Nada más. El profesionalismo ha transformado la forma de entender este deporte y, sobre todo, ha modernizado el juego hasta tal punto que renovar las formas de entenderlo deviene tarea indispensable para obtener resultados.

Atemperarse a los tiempos actuales, con todas las variantes tácticas surgidas y las innovaciones en materia de entrenamiento, constituye un reto para los principales entrenadores cubanos, quienes por estos días aprovecharon la presencia en Cuba de dos asesores de la FIFA, como parte del convenio cuatrienal firmado hace pocos meses entre la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC).

«Este es el segundo intercambio, pues en septiembre ya estuvieron aquí otros asesores para impartir un curso a entrenadores de base. En este caso quienes reciben los conocimientos son técnicos de élite, algunos de nuestro campeonato nacional y los de la selección, con el propósito de visualizar y poner en práctica sistemas modernos de juego y entrenamientos», explicó a JR William Bennet, coordinador del curso por la AFC.

Durante una semana, los brasileños Eduardo Baptista y Rodrigo Azevedo impartieron lecciones teóricas en las mañanas, mientras por las tardes trasladaron estas concepciones a la práctica sobre el césped del estadio Pedro Marrero. «Los entrenadores están muy actualizados, lo cual provocó que los debates fueran de altísimo nivel, siempre intentando llevar de la mano la ciencia y la práctica para conseguir una preparación adecuada», afirmó Azevedo.

Añadió el técnico sudamericano que «en Brasil tenemos una concepción de sistemas ofensivos y defensivos muy particulares que van más allá del resultado, pues persiguen que las personas gocen con nuestro juego, pero lo importante aquí ha sido buscar la forma de cómo aprovechar las características de los jugadores cubanos, emplear virtudes como la velocidad y la fortaleza física».

Por la parte anfitriona, constituyó una oportunidad valiosa para aprehender determinados aspectos característicos del fútbol moderno que a veces no llegan a nuestro país y pueden lastrar en cierta medida el rendimiento deportivo de los jugadores de casa en comparación con el contexto internacional. Esta posibilidad de actualización es, precisamente, una de las ventajas del convenio entre cubanos y brasileños.

Asimismo, el jefe de la cátedra de entrenadores del fútbol cubano, Reniel Bonora, aseguró que el curso «acercó a Cuba determinadas tendencias del fútbol mundial y que nos viene muy bien teniendo en cuenta que la periodización táctica es una deuda que tenemos, y el hecho de reconocer nuevas variantes en sistemas de juegos y modelos de entrenamiento, nos ayudará a extender estos conocimientos al resto del país».

Toca ahora a los técnicos implementar sobre la cancha todo lo adquirido durante una semana. De nada valdría el esfuerzo por acercar al fútbol cubano las tendencias actuales del balompié a escala global, llegadas nada menos que del país más ganador de mundiales, si todo queda engavetado de ahora en adelante.

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