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Leñadores de Cuba, la polémica arde

Desde que fue anunciado el equipo para la Serie del Caribe comenzaron a activarse las esquinas calientes: las físicas y las virtuales, con infinidad de criterios, unos a favor, los más en contra. Casi siempre sucede igual

Autor:

Norland Rosendo

 

No recuerdo una selección nacional de béisbol cuya nómina no haya generado polémica al ser anunciada  (Que me desmienta el colega Osvaldo Rojas Garay, la enciclopedia del deporte en Cuba). Acaba de hacerse público el roster de los 28 jugadores que con el traje de los Leñadores competirán en la Serie del Caribe de Barquisimeto, Venezuela, entre el 2 y 8 de febrero próximo, y el debate arde más que la leña verde en la pasada final de la temporada cubana.

De los 28 escogidos, nueve son tuneros autóctonos y cinco refuerzos que alzaron el trofeo con ellos en Santa Clara el pasado jueves 17. El resto, la mitad del conjunto, vieron la discusión de título desde sus hogares.

Pero el asunto no es de números, ni proporciones, aunque para mi gusto, la sinergia de un equipo como el de Las Tunas que ganó la serie nacional no se arma en cuestión de una semana, por muy grandes que sean los atletas y mucha disposición que haya de todas las partes para que la dinámica sea lo más parecida a la de los campeones.

Según el reglamento de la Serie del Caribe, la nómina puede sufrir tantos cambios como consideren pertinente, incluso, hacer una renovación total, siempre que los seleccionados hayan estado inscritos en alguno de los clubes de la liga.

Sin embargo, Pablo Civil y su colectivo técnico tendrán que hacer los ajustes pertinentes e inmediatos para garantizar que esta versión de los Leñadores funcione armónicamente.

Se había filtrado hace varios días que Civil quería a Oscar Valdés antes que a Yulexis La Rosa para que le sirviera de cátcher de bullpen, y era cierto el rumor.

El estratega, que optó por llevar dos enmascarados, como debe ser para un torneo corto de seis juegos a lo sumo, prescindirá de un receptor con vocación defensiva, y ante la madurez de La Rosa se va por el ímpetu de Valdés, de buena temporada con Industriales y como refuerzo de Sancti Spíritus, pero aún con muchas deudas con la mascota en mano y como guía del juego.

Gana en bateo de tener que emplearlo, pero no podrá contar con un hombre que en juegos cerrados es más hermético en el home y mucho mejor en la captura de los presuntos estafadores. Un cátcher no se forma en una temporada, ni en dos, ni en tres. A veces, sus mejores carreras son las que evita con los arreos puestos y no las que empuja con el madero.

Esperemos que la inclusión de Yurisbel Gracial como único antesalista natural no tenga repercusiones mayores. Nadie duda de su talento, un jugador de cinco herramientas, ni de su versatilidad, pues también puede defender los jardines y otras posiciones del cuadro, pero no ha jugado desde que vino de Japón y estuvo restableciéndose de una lesión sufrida en el principal circuito profesional de la nación asiática.

El joven Denis Peña, que tan bien lució cuando a los Leñadores se le hizo tremendo hueco en la esquina caliente por la indisciplina de Yordanis Alarcón y también jugó la postemporada de regular como un consagrado, merecía un puesto en la nómina. Hubiese sido un justo premio y una gran oportunidad para probar a un muchacho que tuvo resultados en la temporada y es jugador de perspectiva.

No hay dudas de que la entrada de Frederich Cepeda, el MVP de la Serie del Caribe de 2015 con los Vegueros de Pinar del Río, y Alfredo Despaigne, el mejor bateador residente en Cuba, dota al equipo de gran poder al bate, pero limita la cobertura de los jardines, pues aunque ambos juegan en el LF no tienen el desplazamiento y el brazo ideales para esa posición. Uno de los dos hubiera bastado.

Si sumamos que Yurién Vizcaíno tampoco es un virtuoso en la custodia de la pradera izquierda y que Danel Castro lo único que puede hacer es asumir el puesto de designado, será un gran quebradero de cabeza para Civil organizar un lineup que no dependa tácticamente solo del batazo y que no comprometa la defensa.

Según Civil, Despaigne está en peso y durante la primera práctica del equipo en La Habana lució bien. Vizcaíno, el líder en remolques durante la etapa regular del campeonato (88), se ganó el puesto en una férrea discusión con Stayler Hernández y Oscar Luis Colás. Dijo Civil que el liderato en remolques fue determinante en la decisión.

Colás es el prospecto de mayor proyección en Cuba. Ha aprendido mucho en la academia de los Halcones de SoftBank en Japón y lo demostró con los Cachorros de Holguín y los Tigres avileños recientemente. Además de darle garantías a la cobertura de los jardines, se desempeña como inicialista y puede actuar como zurdo situacional, con su recta de más de 90 millas por hora hubiera sido una suerte de pitcher número 14, y Stayler, el máximo jonronero de la temporada (19), no pegó ningún bambinazo en los play off, pero terminó muy ajustado con los Leopardos de Villa Clara.

Los que se quedaron tienen mejor tasa de contacto que Vizcaíno, cuyas deficiencias técnicas pueden ser fácilmente detectadas por los técnicos rivales. Pusieron en la balanza al que más empujó, al que más jonrones conectó y al de mayor proyección y versatilidad, menuda competencia.

Algunos se preguntan por qué no haber llevado a César Prieto, un joven versátil, capaz de defender la intermedia y el campo corto, y muy veloz entre las bases, además de su virtuosismo con el madero y poseer poder ocasional.

Sin embargo, los decisores prefirieron a Carlos Benítez, quien no está al tope de sus condiciones físicas, razón por la cual jugó varios partidos de designado en la postemporada. Sus números con los Alazanes de Granma en las ediciones de 2017 y 2018 debieron pesar, y tampoco quisieron dejar a Yordan Manduley, que ha estado en todas las presentaciones de Cuba desde el regreso en 2014, excepto en la justa de 2015.

Un staff de 13 lanzadores se acerca a la tendencia internacional para eventos cortos en los cuales hay limitación en el número de pitcheos por apertura. El bullpen, en el papel, gana en profundidad con los pinareños Raidel Martínez, que sí jugó en la postemporada cubana, y Liván Moinelo, habitual preparador con los Halcones, bicampeones de la Grandes Ligas japonesas, pese a que desde su regreso no ha tirado una bola en una competencia. Ellos junto a Vladimir García forman una tríada con la titánica misión de aguantar los marcadores en los últimos innings.

La rotación de abridores estará integrada por Lázaro Blanco, Yoanni Yera, Freddy Asiel Álvarez y un cuarto pitcher aún por definir, que bien pudiera ser Yariel Rodríguez.

Cuba tiene sed de victoria, de títulos. Su vitrina dorada se vació. Y esa es una razón poderosa para buscar el primer lugar ahora, aunque el costo sea alto, y no estén todos los que debieran. ¿Se les fue la mano moviendo fichas?

  

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