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Plata insípida en pelota del Caribe

¿Qué hubiese pasado si Cuba hubiera triunfado en el partido dominical? Hoy hubiera menos gente pidiéndole la cabeza a Civil, que tiene parte de la culpa, pero no toda. Sucedió en 2017 y 2018 con Carlos Martí, y antes con Roger Machado, y antes también… ¿Y mañana?

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Norland Rosendo

CIUDAD DE PANAMÁ.- El béisbol es un deporte que ha evolucionado mucho. Tiene tanto de juego como de ciencia. Y de mente como de fuerza. El equipo que trajo Cuba a la edición 61 de la Serie del Caribe, más parecido al Cuba que año tras año ha ido perdiendo todos los títulos, que al Tunas que ganó el campeonato nacional, regresa a la Isla sin glorias. Otra vez.

Y no se puede decir que este haya sido un torneo fuerte, de alta calidad, porque no lo es; vinieron menos ex Grandes Ligas y prospectos de los esperados, y al final ganó el único equipo que nadie dio de favorito; pero fue el que mejor entendió que el béisbol es también un divertimento, un juego, que se gana riéndose, festejando en el terreno y en el banco, y no guardándose los dientes solo para un hipotético feliz out 27.

Toros de Herrera, el convidado por compromiso con Panamá, país que asumió en pocos días la organización del torneo, le ganó en su grupo a Cangrejeros de Santurce y Estrellas Orientales y en la final doblegó a Leñadores, en el duelo que parecía más asequible para el equipo de Pablo Civil.

¿Qué hubiese pasado si Cuba hubiera triunfado en el partido dominical? Hoy hubiera menos gente pidiéndole la cabeza a Civil, que tiene parte de la culpa, pero no toda. Sucedió en 2017 y 2018 con Carlos Martí, y antes con Roger Machado, y antes también… ¿Y mañana?

Volvió a comportarse con hidalguía el pitcheo, de entre 200 lanzadores en la Serie Nacional, trajimos lo mejor y completamos con algunos que al box lo iban a mirar solo de lejos; vinimos con los no culpables de que al bateo cubano le disguste salir de la Isla. Dentro son una cosa; afuera, otra. Y tiene su explicación, la misma de siempre.

Entre clasificatoria y final, los Leñadores promediaron .193; pero ese número, harto elocuente y muy alarmante, no duele tanto como la incapacidad táctica para fabricar carreras; en Cuba la indisciplina en el home plate la suple la abundancia de palos, porque los pitchers se empecinan en tirarla por el medio; acá, donde los lanzadores no salen con la secuencia de pitcheos pensada y localizan sus envíos en la zona vulnerable de cada bateador, hay que saber jugar béisbol, que no es lo mismo que pelota.

Sin ligar de hits Venezuela marcó la carrera de la victoria por 1-0 en el primer choque frente a Cuba en la ronda de grupos: hombre en segunda, toque en sacrificio y elevado al bosque derecho.

Alfredo Despaigne, el mejor bateador del equipo, me decía el domingo mientras los panameños festejaban su triunfo, que además de la poca disciplina en el home, nuestros jugadores no están acostumbrados a lanzadores que tengan tantos pitcheos en su repertorio, pocas veces ven una combinación de rectas (de varios tipos), slider, split, sinker, cambios y todos colocados donde más difícil es pegarle. En pocos días es complejo hacer los ajustes.

En otras palabras: usted no puede leer en el idioma que no sabe. Le ha pasado al equipo. Le pasa a todas las selecciones cubanas en lides foráneas.

Ahora habría que decir, nuevamente, lo de tantas veces: hace falta una liga cubana más exigente, que concentre la calidad; se necesitan cambios en los modelos de entrenamiento, preparar más la mente, enseñar que hacer carreras es un arte y a batear un pitcheo determinado y no un pitcheo cualquiera… Señor editor, ¿cuánto espacio tengo para enumerar problemas? Bien, gracias, paro entonces…

Los Leñadores llegaron a la final. Desde 2014 es el segundo equipo cubano que llega a esa instancia, pero ese resultado no basta, ni siquiera para los optimistas en exceso. Detrás de los números se esconden esencias que no debemos obviar si queremos estar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Nuestros atletas podrán no ser los mejores que ha parido Cuba, pero potencialidades tienen para ganar un evento de esta naturaleza. Como mismo les pedimos que hagan los ajustes en cada turno al bate, nuestro béisbol debió haberlos hecho hace tiempo. Tiene ahora una valiosa oportunidad para aplicar el refrán: más vale tarde que nunca.

Alfredo Despaigne, el mejor bateador del elenco cubano, fue seleccionado como el jardinero izquierdo del Todos Estrellas en la Serie del Caribe. Fotos: Roberto Morejón Rodríguez

Todos Estrellas

  • Pitcher derecho: Lázaro Blanco (CUB)
  • Pitcher zurdo: Andy Otero (PAN)
  • 1B: Víctor Mendoza (MEX)
  • 2B: Alexi Amarista (VEN)
  • 3B: Elmer Reyes (PAN)
  • SS: Javier Guerra (PAN)
  • LF: Alfredo Despaigne (CUB)
  • CF: Junior Lake (RDO)
  • RF: Moisés Sierra (RDO)
  • Designado: Jilton Calderón (PAN)
  • Jugador Más Valioso: Javier Guerra (PAN)
  • Mentor: Manuel Guerra (PAN)

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