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Cuando el legado es más importante que las medallas

Jeinkler Aguirre aspira a dejar en manos de la nueva generación de clavadistas toda la experiencia asimilada tras años en la élite del deporte

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Saltar al agua desde una altura de diez metros no es un reto que la mayoría de las personas estén dispuestas a asumir. Más dura todavía resulta la prueba si se le suma la exigencia de hacer varias combinaciones acrobáticas antes de entrar al agua sin que se note. Difícil, ¿no? Será que por eso no todos podemos ser clavadistas.

Jeinkler Aguirre lleva casi tres cuartas partes de su vida haciendo esto cada día. Dos participaciones en Juegos Olímpicos (Beijing 2008 y Londres 2012), con un quinto lugar en la cita de Londres, además de un oro (2015) y una plata (2011) en citas continentales, más el bronce mundial de 2009 en Roma, lo acreditan junto a José Antonio Guerra como uno de los clavadistas cubanos más laureados de la historia.

Con los próximos Panamericanos cada vez más cerca, Jeinkler se prepara junto a su colega Yusmandy Paz para asistir al que pudiera ser el último evento multideportivo de su carrera. Sobre la actualidad de su preparación y los retos venideros, el camagüeyano conversó con JR.

—¿Cómo van las cosas con la mira puesta en el futuro cercano?

—Ahora mismo estamos centrados en Lima, Perú, y para ello entrenamos día a día, con muchas ganas de llegar a esa cita y conseguir una medalla para este deporte.

«La mayoría de los esfuerzos los estamos enfocando en la plataforma sincronizada, que es la modalidad en la que consideramos que podemos obtener mejores resultados. De momento trabajamos en la incorporación de clavados más complejos a nuestro programa, que nos permitan romper el pronóstico de bronce que tenemos en Lima, ir a por una plata, e incluso pensar en un poco más».

—¿Qué tal ha sido el proceso de adaptación tuya y de Yusmandy?

—Yo vengo de una época muy exitosa, cuando me tocó compartir con José Antonio Guerra. En ese tiempo él me enseñó muchas cosas sobre este deporte, pero sobre todo aprecio cómo me ayudó a dominar mis nervios antes de las competencias, y a concentrarme para poder lograr un clavado de buen puntaje.

«Yusmandy y yo llevamos trabajando desde hace poco más de un año, pues comenzamos cuatro meses antes de Barranquilla 2018. En este tiempo ya hemos logrado cosas importantes, como fue la plata en esos Juegos Centroamericanos y del Caribe. 

«Considero que él va asimilando todo muy bien, con mucha seriedad, y así poco a poco, pero con pasos firmes, iremos consiguiendo los objetivos. Yo tengo ya 28 años, y mi objetivo es tratar de llegar a Tokio 2020 y luego ya veremos qué pasa, siempre y cuando las lesiones no vuelvan a molestarme.

«Al final, mi meta es tratar de pasarle a mi nuevo compañero todas las cosas que he aprendido, para que cuando yo no esté, el día de mañana él pueda continuar esta exitosa ruta».

—Vienes de una generación de grandes resultados, ¿cómo ves ahora el estado del deporte en la Isla?

—Hubo una época en que teníamos un nivel enorme, de élite, con atletas como el propio Guerra, Erick Fornaris, Jorge Betancourt y Jorge Luis Pupo. Luego, con el retiro de todas esas figuras, caímos en una especie de bache, y así estuvimos un tiempo, porque los que vinieron después eran muchachos muy jóvenes, todavía faltos de experiencia competitiva.

«Sin embargo, ahora noto que estamos de nuevo recuperando la forma en general. Tenemos un buen elenco de muchachos que pueden sacar la cara por el clavado cubano, igualar nuestros éxitos, y si se esfuerzan lo suficiente, hasta llegar a superarnos en algún momento».

—¿Cuáles son los saltos que definen un torneo para ti, ya sea en el individual o el sincronizado?

—Bueno, en el dueto, hay un clavado que es el que nos saca o nos mete de lleno en la lucha por las medallas. Se trata del tres y medio de espalda en posición C, que es nuestro clavado con mayor grado de dificultad. Si lo hacemos bien, nos da confianza para el resto de la competencia, porque sabemos que con seguridad estaremos en el podio, o bastante cerca de él.

«Ya en el individual, está el tres y medio en holandés, en donde se sale de frente a la piscina. Me pasa igual, o sea, que luego de hacerlo ya sé cómo será la competencia: si sale mal, todo será más complicado, pero si sale bien, puede haber de todo».

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