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Novedades redondas para una serie de béisbol atípica

Cuando muchos pensaron en una opción más conservadora: calendario simplificado y postemporada de cuatro, la propuesta incluyó una ronda adicional de play off 

Autor:

Norland Rosendo

En un año pandémico que les ha aplicado tijeras a los calendarios ligueros del mundo, la Serie Nacional 60 será, como se había dicho desde antes de la COVID-19, novedosa. Solo que la novedad, lastimosamente, vino impuesta por la coyuntura. Pero habrá pelota, y eso ya es suficiente para despertar las polémicas.

Que sea una temporada de 75 juegos, es un ajuste que pocos discuten. Sin embargo, en medio de la situación, se preservó la buena idea de jugar todos los días, excepto lunes y viernes. No habrá más sábado o domingo con los estadios cerrados, sacrilegio sufrido en Cuba en tiempos de serie nacional.

Cuando muchos pensaron en una opción más conservadora: calendario simplificado y postemporada de cuatro, la propuesta incluyó una ronda adicional de play off. Con los cuartos de final se asegura rivalidad quizá hasta el último día de clasificación, ya sea por conseguir puesto entre los ocho, o por una ubicación que privilegie más localía en un match corto, al mejor de cinco choques.

La vuelta a esta instancia es una garantía de éxito para la postemporada, cuando más emociones se sueltan y Cuba parece un largo y estrecho estadio con el home plate en La Isla, cuyo equipo tiene herramientas para entrar en el selecto grupo de los ocho.

Y ahí apareció una novedad que, en buen cubano, no se la esperaba nadie: refuerzos a mitad de play off. La idea cogió movido a más de uno y es el tema que más trigo ha aportado al pan diario de la polémica.

Dice el estadístico Benigno Daquinta que no recuerda que se haya aplicado un formato así en la historia de nuestros campeonatos, pero pensando juntos —teléfono por medio— concordamos en que es una propuesta justa. Los dos, sin embargo, preferíamos que no hubiera habido refuerzos en ningún momento y el campeón lo fuera con sus hierros propios.

Lo único que aportan los blindajes para tan pocos juegos es un poquito más de calidad, pero nada que vaya a tener impacto en el béisbol. Como seguimos con la idea de que alguna vez haya una Serie Nacional sin refuerzos íntegramente y luego una liga cubana de béisbol más ajustada a los tiempos actuales, esta hubiera sido una oportunidad ideal para el experimento, que a lo mejor aportaba otros resultados.

La inclusión de blindajes previo a los cuartos de final ofrecería ventajas a los últimos clasificados; si la suerte está de su lado, hasta pueden fortalecerse más que los primeros. Si el octavo quiere ser campeón, que derribe al puntero con sus propias fuerzas después de una temporada de 75 juegos, que no deben equilibrarse con cinco.

Además, ubicar los refuerzos en ese momento dejaría fuera de la semifinal y de la discusión del título a varios de los mejores atletas. No es lo mismo repartir 32 jugadores de los ocho equipos de atrás (la mitad estará en cinco choques a lo sumo si es bateador y en dos o tres en el caso de los lanzadores), que reservar el reparto para cuando haya peloteros disponibles de 12 elencos.

Si la idea es mejor espectáculo y elevar calidad en los finales, la variante aprobada se ajusta más a ese propósito. Otro hubiera sido el criterio en caso de que el play off de cuartos de final fuera también de siete a ganar cuatro.    

¿Cuál será la metodología para seleccionar los refuerzos? Aún no se sabe, el director nacional de Béisbol, Ernesto Reinoso, dijo a este redactor que estaban estudiando opciones, pero no creo que sea muy diferente a la aplicada en las postemporadas recientes. De primero a cuarto, al revés y dos rondas a la suerte. ¿Y si los de atrás sorprenden a la vanguardia? Qué mejor premio que el puesto del vencido.

Y como las novedades no van solo en estructura emergente, resulta loable la idea de utilizar como home club un uniforme con el apelativo del equipo, añejo reclamo de la afición, aunque ahora mismo eso haya avivado tremenda polémica en Villa Clara, donde unos quieren rendir honores a los Leopardos de Santa Clara, considerada una de las mejores novenas de Cuba en todos los tiempos, y otros prefieren asumir Azucareros, que, en buena lid, es patrimonio común de esa provincia con Cienfuegos y Sancti Spíritus. Semejantes dilemas fueron resueltos en otros lares del país con participación popular y no desde una oficina.

Estas, al parecer, no serán las únicas novedades de la temporada 60 que, sorprendentemente, se prevé más extensa que la de Grandes Ligas, ¿quién lo iba a decir? 

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