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La final, al fin

El duelo dominical está pactado entre Yoanni Yera por los vigentes campeones y Lázaro Blanco por los retadores 

Autor:

Norland Rosendo

Desde la temporada 51 no había un campeón puro en la serie nacional. Los Tigres de Ciego de Ávila ganaron aquel campeonato sin ayuda de nadie, dígase sin refuerzos. Al año siguiente, Leopardos de Villa Clara fueron los primeros en alzar la corona con el nuevo formato, que incluía blindar los equipos.

Carlos Martí, el mentor de los Alazanes de Granma, uno de los elencos que ha conquistado campeonatos desde entonces y buscará desde hoy el título, siempre ha preferido jugar la Serie Nacional con la nómina autóctona de principio a fin. Ahora tiene la oportunidad de calibrar su idea.

Entre los ajustes provocados por la COVID-19, estuvo eliminar el blindaje para la postemporada. Cualquiera de los dos managers que gane la final de este año, sería el tercer rey con y sin refuerzos, pues el último monarca con «extranjeros» fue el timonel matancero Armando Ferrer. Antes lo lograron Alfonso Urquiola y Roger Machado.

Casi todos los pronósticos apuntaban a la final que en definitiva se dio: Matanzas-Granma. Los Cocodrilos tienen la nómina más completa de toda la Serie y los Alazanes han sido el conjunto más estable durante el campeonato, incluso en los tiempos en que prescindieron de varios de sus titulares para que jugaran en ligas foráneas.

Ambos fueron dejando rivales en el camino y ahora se enfrentan en el epílogo de una larguísima postemporada (insisto: puede clasificar como Récord Guinness) que verá coronarse a un conjunto en una sede neutral y sin público en las gradas.

Los vaticinios se inclinan ahora por los Rojos de Armando Ferrer, el flamante director de la selección que participará en la 3ra. Copa del Caribe, aplazada para mayo debido a la tensa situación que vive Curazao con la pandemia.

Los músculos del Cocodrilo

Los actuales campeones disponen de una sólida alineación, cuya tanda central tiene un alto poder con hombres como Erisbel Arruebarrena, líder en jonrones en la postemporada (cuatro) y slugging (1063), a pesar de haberse perdido casi toda la semifinal, y Yadir Drake, máximo empujador (17), quien se perderá el duelo de hoy tras ser expulsado del último choque contra Las Tunas.

Ante los Leñadores, Yadil Mujica ocupó el sitio del Grillo y se ganó un puesto de regular. Su promedio de .545 (22-12) es el más alto desde que arrancaron los play off en enero, y el noveno en la tanda, Eduardo Blanco, produjo en esos seis juegos de 27-13.

Los Cocodrilos pueden manejar diferentes lineup sin que pierdan fortaleza y se dan el lujo de tener en el banco a hombres que serían regulares en cualquier otro equipo.

Las claves de Ferrer están en su bateo: producir y producir, con esa banda no tiene que pensar mucho en cómo construir carreras al estilo del juego chiquito. Tampoco Carlos gusta mucho de esas variantes, históricamente su estilo es más clásico, dejar que sus hombres golpeen con calidad la bola, porque sabe que sin disponer de una alineación como la de los adversarios de turno, tiene bateadores de fuerza como Carlos Benítez y Guillermo Avilés.

Sin embargo, Roel Santos es un artista que aprovecha al máximo la velocidad de sus piernas y cuando toca la pelota o la machuca, si la defensa parpadea, es quieto y su primo Raico es puntero en hits (18) y colíder en dobles (cinco).

Lomitas parejas

En el pitcheo hay cierta paridad. La rotación de los Alazanes ha ganado los siete juegos que llevaron al combinado oriental a esta instancia. Lázaro Blanco acumula cuatro salidas de calidad, igual cantidad de éxitos y está a dos del récord en play off, que ostenta Yosvani Torres (seis). Carlos ratificó la misma rotación de la fase anterior: Blanco (4-0), Leandro Martínez (1-0), César García (2-0) y Joel Mojena (0-1).

Aunque en las estrategias modernas del béisbol, el bullpen debe asumir el último tercio cuando menos, esa no es la clave de los Alazanes; saben de las cojeras de su cuerpo de relevistas, incluso, no contarán con Kelbis Rodríguez, y si los abridores no caminan completo, lo ideal es que dejen el menor trabajo posible para los pitchers de atrás. En semifinal, por ejemplo, la proporción fue de 38.0 innings lanzados por los abridores y en 11.0 trabajaron los relevistas.

Los abridores de Matanzas suman cuatro triunfos en los play off y los tres restantes fueron a la cuenta del relevista Joel Suárez. En semifinal, los encargados de las aperturas caminaron 34.1 innings y sus remplazos asumieron los otros 21.2.

Los matanceros prevén depender de Yoanni Yera (2-1), Noelvis Entenza (1-1), Renner Rivero (1-0) y Naikel Cruz (0-0). Su bullpen tiene más profundidad y diversidad con Joel Suárez (3-0) como su principal carta en los relevos, acompañado por uno de los mejores taponeros de la temporada regular, David Mena (14 salvamentos), y el experimentado Jonder Martínez, el hombre en activo con más juegos lanzados en play off (56).

La clave de Granma pasa por ganar los partidos en que trabaje Blanco. Si no sucede así, sus opciones al título se reducen en un alto porcentaje. Aunque es un play off de siete duelos, cuando lance el as de la rotación el mentor de los Alazanes debe ser osado en situaciones estresantes y no guardarse nada para el otro día.

A la defensa, el cuadro interior de los Rojos tiene más cobertura, pese a que no han sido tan herméticos, mientras los jardineros granmenses cubren más terreno. En sentido general, hay paridad al campo en ambas nóminas.

Matanzas, además de un equipo más balanceado, tiene a su favor el estado de forma. Mientras estuvieron entrenándose en sus predios desde que liquidaron a Las Tunas, sus rivales pasaron muchos días aislados cumpliendo el protocolo establecido cuando hay casos de COVID-19 y solo volvieron al campo de juego el pasado sábado.

Ninguno de los conjuntos recluidos durante varias jornadas debido al impacto del SARS-CoV-2 tuvo buena actuación en la postemporada. Dígase más claro: fueron barridos, pues el triunfo de Santiago de Cuba ante los Leñadores sucedió antes de que fueran detectados varios integrantes en su nómina con el nuevo coronavirus. Luego no jugaron igual, y les pasó lo mismo que a Sancti Spíritus y Cienfuegos.

La historia no decide, pero tiene su peso, al menos en la siquis. Dos veces han jugado Matanzas y Granma en postemporada. Ambas en semifinales y siempre los Alazanes han ganado. Primero fue en la serie 56, cuando los Rojos de Víctor Mesa llevaron el pareo 3-2 para su estadio y en su propia casa cayeron en los partidos seis y siete; al año siguiente, el desenlace fue menos complicado (4-1), y el punto de giro fue el segundo choque, cuando los dirigidos por Víctor Figueroa, sustituto de su tocayo VM32, perdieron sensacionalmente y después no pudieron reponerse del golpe sicológico. (Adjuntamos tabla con resultados históricos).

La escena está lista para una serie que, si ambos conjuntos estuvieran en óptimas condiciones, no debería decidirse antes del sexto juego, pero como no sabemos la situación real del estado de forma de los Alazanes no es sensato hacer vaticinios sobre la posible extensión del dual meet. Hay que ver, al menos, el choque de hoy.

En cualquier caso, el equipo de Matanzas tiene zurcida etiqueta de favorito. Pero ojo, que más de una vez se han visto hilos de acero rotos.  

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