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Siguen sin respuesta

El pasado 5 de abril Caridad Pérez Pérez, residente en el municipio capitalino de Centro Habana, contaba que ella y su esposo, un matrimonio de la tercera edad con problemas de salud, viajaron el 22 de marzo a Jaruco, provincia de Mayabeque. Y el peligro de la COVID-19 los detuvo allí.

Refería que tienen su libreta de alimentos normados, por supuesto, adscrita a la Oficina de consumidores (Oficoda) de Carlos III y Subirana, en Centro Habana. Por ello, se presentaron en la Oficoda de Jaruco. Allí les dijeron que no había solución, pues tenían que haber hecho con anticipación un tránsito.

Fueron al Consejo de la Administración Municipal, y allí la funcionaria que les atendió se comunicó por teléfono con la Oficoda municipal. Acordaron que los solicitantes fueran a buscar su canasta básica del mes y la dieta a Centro Habana, o que en la Oficoda de ese municipio donde están inscritos, hicieran un tránsito; de lo contrario, que una persona les hiciera ese favor.

«Dada la imposibilidad de viajar entre provincias, afirmaba, por la regulación de transporte en el momento que vivimos, y los potenciales riesgos de enfermar y traer la infección para Jaruco—, nos resulta contradictorio el accionar de estos funcionarios».

Caridad cuestionaba esa respuesta ante el problema de alimentación de dos ancianos con salud delicada, pues no se sabe hasta cuándo puedan extenderse las medidas de aislamiento, que les imposibiliten al menos tener los alimentos normados, y también los de aseo.

El pasado 23 de abril, sin respuesta aún ante un asunto tan sensible, el esposo de Caridad me escribió desde Jaruco: «Nadie le hizo caso a la publicación del periódico, afirma, ayer perdimos de poder adquirir la libra de pollo adicional por persona, hoy las dos bolsas de yogur para mayores de 65 años que el Estado cubano pone a disposición del adulto mayor. Mañana no sabemos qué perderemos. Estamos pidiendo ayuda».

¿Es tan difícil  buscar una solución emergente ante una situación excepcional, como para ignorar a esos dos ancianos desde el 5 de abril?

Nasobuco, para usarlo bien

Desde Los Palos, en Nueva Paz, Mayabeque, Yuniel Aguilar Ortiz está muy preocupado no solo con esos «kamikazes» que  desprecian y obvian el riguroso nasobuco, sino también con quienes lo llevan a regañadientes, y por formalidad.

Se sorprende el remitente Yuniel con esos cubanos que portan el protector solo cuando caminan, van en carro o en bicicleta. «Al llegar a la casa vecina, precisa, al portal del amigo, al detenerse a conversar, pasa a ser una linda corbata. El nuevo coronavirus no entra por el cuello, es por la boca, la nariz y los ojos».

Refiere que el aislamiento no tiene ningún efecto si nos permitimos durante unos minutos del día descuidarnos con los seres que queremos y que tanto extrañamos, «porque en estos momentos no podemos conversar y vernos de manera habitual». Y le habla al que irrumpe en el hogar, movido por los mejores sentimientos de nostalgia y cariño:

«No se ponga bravo, familiar, amigo, vecino o conocido. No los estamos repudiando. No es que pensemos que tiene usted la pandemia, pero es que tampoco tenemos certeza de que no la tenga. Ni usted ni yo. Recuerde que un gran porciento es asintomático, pero también tenga presente ese otro porciento que tiene un desenlace infeliz.

«Ayudemos con la autorresponsabilidad y hagamos todo lo que esté a nuestro alcance. Si ya pasó el trabajo y confeccionó el nasobuco, úselo bien. No importa que su localidad sea de más o menos riesgos. Todos estamos expuestos. Cuidémonos, por amor propio, por madurez, por ser ciudadanos del siglo XXI. Por los familiares más susceptibles de casa. Por el país. Por su religión, la que sea, a la que le pide no enfermar y que esto se detenga.

«Espero que cada uno de nosotros tenga en esta pequeña lista de razones al menos tres, por las que hacer lo correcto. Olvídese si están poniendo multa o no, del policía en la esquina, o del ómnibus que no lo deja montar sin nasobuco. No por coacción, eso deja mucho que desear de un ser humano de estos tiempos.

«Póngase el nasobuco como se debe, tapando su nariz y su boca. No deje la nariz afuera, no descubra la boca para hablar, que ese precisamente es su fin. Si además quiere taparse el cuello, lo cual con este calor me parece improbable, entonces use una corbata, un pañuelo y hasta una bufanda, si así lo desea», concluye Yuniel.

 

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