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Para tener el corazón feliz

La activísima sede de Teatro de Las Estaciones, se engalanará con el estreno mundial de Todo está cantando en la vida, un recital de afectos para Teresita Fernández

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Hacía tiempo que no me sentía felizmente ansioso. La culpa la tiene Rubén Darío Salazar Taquechel, quien se ha aprovechado de las redes sociales para llevar las expectativas al límite de que tenga a su numeroso ejército de fans contando los minutos que nos alejan del 28 de septiembre, cuando por fin la sala Pepe Camejo, la activísima sede de Teatro de Las Estaciones, se engalane con el estreno mundial de Todo está cantando en la vida (Un recital de afectos para Teresita Fernández).

Tal parece que Rubén no se cansará de celebrar el aniversario 25 de ese colectivo paradigmático que fundara junto a Zenén Calero, el 12 de agosto de 1994. Que como sorprendente mago continuará estirando los días para poder desarrollar más proyectos. Es como único uno se explica que pueda dedicarse al montaje de Todo está cantando..., mientras mantiene en cartel, y a lleno total, Los cuentos y cantos de Las Estaciones (con una Rochy impresionante como invitada especial), sin olvidar que ya tiene encima el 7 de octubre y debe dejar a punto la Unidad Docente Carucha Camejo de teatro para niños y de títeres, la cual deberá dar la bienvenida oficial, en esa jornada, a diez jóvenes de entre 19 y 25 años, quienes en Matanzas, a la vera de Las Estaciones, comenzarán a tejer el sueño de alcanzar el nivel medio superior.

Ahora la tropa del respetado actor, dramaturgo y director santiaguero, radicado hace rato en la Atenas de Cuba, se ha dispuesto a demostrar que, como de costumbre, la gran Marta Valdés tuvo razón al afirmar que «absolutamente nadie antes que ella (Teresita), nos había cantado así». Él, eterno preocupado por la espiritualidad de sus contemporáneos, sabe además que sus canciones son ideales para «paliar cualquier dolor». Por tal motivo, no entiende las razones por las cuales se sigue cometiendo el «error mayúsculo en materia de cultura y espíritu» de «relegar u omitir su copioso legado», sobre todo cuando «en el paisaje de las canciones latinoamericanas para niños, Teresita completa el triángulo perfecto conformado por el mexicano Francisco Gabilondo Soler y la argentina María Elena Walsh».

No resulta extraño que la música vuelva a inspirar un nuevo espectáculo de Las Estaciones. Y es que, como Rubén ha asegurado en su página de Facebook, ella siempre ha tenido un sitio especial en los más de 30 montajes producidos entre 1994 y 2019, «ya sea a través de autores cubanos o extranjeros de siglos pasados o actuales, cual cajita de melodías sanadoras, acompañantes de nuestros títeres».

Con la firma de Teresita Fernández, 11 de sus temas activarán nuestra memoria afectiva en Todo está cantando en la vida. Una responsabilidad que tendrán en escena no solo los versátiles actores de Las Estaciones: Lucelsy Fernández, Iván García, María Laura Germán, María Isabel Medina, Arlettis González, Migdalia Seguí, Odette Macías, Alejandro Castellón y Sonia Cobos, sino que, semejante a otras ocasiones, han encontrado la complicidad de colaboradores muy cercanos de El Mirón Cubano (Leinys Cabrera y Javier Martínez de Osaba), El Portazo (William Quintana) y hasta de uno de los futuros alumnos de la Unidad Docente (Raúl Álvarez).

¿Cuáles habrán sido las elegidas: Mi gatico Vinagrito, Dame la mano y danzaremos, Tin, tin, la lluvia, Lo Feo? Todavía no se sabe. ¿Habrá de esas otras grandes canciones que conmueven más allá del universo infantil? Tal vez, tratándose de un espectáculo dirigido a toda la familia, que con asesoría dramatúrgica de Yudd Favier, nos conducirá a una historia que de seguro no escatimará emociones si detrás está la escritura no solo de Teresita, sino también del efectivo dueto que han conformado María Laura Germán y Rubén Darío Salazar, de la misma manera que antes se unieron para «cocinar» Los dos príncipes y Cuatro.

Lo que ya sí se conoce, y constituye un motivo adicional para que no nos perdamos —bajo ningún concepto— Todo está cantando en la vida, es que la maestra Hilda Elvira Santiago, la más que reconocida pianista y compositora (difícil olvidar la música original que creó para El patico feo, Los zapaticos de rosa, Alicia en busca del conejo blanco y Pinocho corazón madera), se ha encargado de concebir los arreglos para que sean interpretado por el juvenil ensamble que integran Roselsy Fernández (piano y dirección musical), Betsy Aguilar (violín), Doly Díaz (oboe), Verónica Valido o Dayán Mirabal    (violoncello), así como Liz María Santana o Ernesto Galbán (guitarra).

«Desde 2005 —recuerda el también director del Teatro Guiñol Nacional— nos honramos con la sabiduría musical de Elvira. Conocedora de la música para teatro, ya sea lírico o titiritero, desde la década de los 60 forma parte del tesoro acumulado en 25 años por nuestro grupo. A cada rato viene, revisa sus arreglos, da algunos consejos y se marcha distinguida y afable, hasta el próximo día en que otra vez regresará».

Como si no bastara, Rubén busca enamorarnos más, informándonos que este montaje de estreno no solo lucirá el trabajo musical de quien asimismo versionó las canciones populares españolas recogidas y armonizadas por Federico García Lorca en 1931 para Retablillo de Don Cristóbal y la Señá Rosita, sino que además tendrá sorpresas salida de la luz de otro ilustre amigo de Las Estaciones, Raúl Valdés, el mismo que nos regaló las melodías de Cuento de Navidad (junto a Andrés Alén) y de Retrato de un niño llamado Pablo.

Iranidis Iris Fundora, la autora del cartel de esta puesta en escena, anda que no cabe de felicidad. Se lo dice a todos en Facebook: «Conocer a estos hacedores de sueños y ser parte de su infinito amor por el teatro para niños, ha sido de las cosas más lindas que me han sucedido este año», admite quien debuta en estas lides con el colectivo matancero. Posiblemente a partir de ahora adquiera el «virus» que pega Las Estaciones, como le ha sucedido a Yadiel Durán, quien por fin ha decidido ser puntual ante los cariñosos pero interminables reclamos de Rubén.

Cartel de Iranidis Iris Fundora para esta nueva puesta en escena.

«Yadiel Durán, nuestro bailarín-coreógrafo-actor, en estas jornadas intensas de montaje ha hecho la maravilla para que las canciones de Tere tengan un universo lindo, de la magnitud de sus letras sencillas y hermosas como las flores silvestres...».

Salazar Taquechel lo reconoce sin cansarse: «¡Como me gusta hacer teatro! ¡Es curativo!», escribe a los cuatro vientos. Y Zenén Calero, que lo acompaña absolutamente en todo, vuelve a hacer lo que lo ha distinguido en estos 40 años de carrera artística que celebra con Todo está cantando en la vida. Se concentra en su taller, el cual asusta a quien lo ve rodeado de platos y pomos plásticos, tapitas disímiles, tubos de corriente, gomas de suero, absorbentes..., pensando que ha llevado allí un basurero. Hasta que este artista nato se aparece al tabloncillo con esas hermosísimas genialidades que compone con la gracia de quien ha conseguido que lo habite hasta la más esquiva de las musas.

De Zenén Calero son los vestuarios, muñecos y escenografía que nos dejarán boquiabiertos con el milagro de su creación.

«Me complace que a los 25 años, la casa de Teatro de Las Estaciones esté viva y llena de jóvenes. Nos compulsan a quienes ya no lo somos en edad, pero sí en pensamiento e ilusiones. Ya he logrado unir a músicos y actores en escena. Mezcla luminosa. Los muñecos se adueñan del reino que les pertenece, el de la magia. Zenén se ocupa de los detalles. Faltan cosas. Teresita asoma sus ojillos de niña silvestre, nos echa bromas, nos regala imágenes nacidas de su universo sui generis, intenso y natural. Como las hormigas avanzamos cada día un pedacito, hasta el día con todos», confiesa entusiasmado Rubén, pensando en el 28 de septiembre, que ya está aquí.

«Todo está cantando en la vida (un recital de afectos para Teresita Fernández) es un regalo pensado para la familia. Quienes nos acompañen en la temporada de inicio, que traerá 20 funciones a la sala Pepe Camejo, vengan preparados para compartir con la cantora mayor y sus amigos más queridos, no podrá haber soledad para ella mientras los titiriteros existamos».

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