Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Chapellí, el torito de la llanura

El muchacho de Camagüey es el candidato número uno para Novato del Año

Autor:

Norland Rosendo

Desde que era un niño, y aún lo parece con 17 años, demostró que no iba a ser pelotero solo por dictamen familiar. Su talento, posiblemente genético, lo ha llevado a debutar temprano en series nacionales y nada menos que como regular en un equipo que no está jugando por jugar, pues es de los más estables y exitosos en la actual temporada: los Toros de Camagüey. Loidel Chapellí no solo heredó de su padre el nombre.

Lo mismo lo han ubicado de primero que de quinto en el lineup, y eso dice mucho de las herramientas del muchacho con el madero, aunque cuenta en diálogo para JR que prefiere el contacto al poder.

Chapellí Jr. estuvo en la lista de 34 peloteros que la Federación Cubana de Béisbol liberó para negociar un contrato con MLB, justo antes de que la administración de Donald Trump congelara el acuerdo entre ambas organizaciones.

Pasado un tiempo, ahora mismo es el candidato número uno para novato de la Serie Nacional. Él lo sabe, pero trata de restarle importancia para no sentirse presionado.

«Salgo en cada partido a hacer mi trabajo y fundamentalmente pienso en mi equipo, en cómo ayudarlo. Camagüey está bastante bien este año, es mi primera vez, pero según me dicen hay más unidad y compañerismo que antes».

Después de su formidable tránsito por las categorías de aprendizaje, el avezado mentor Miguel Borroto lo sumó a sus Toros y le dio confianza como titular. «Es algo que no esperaba, pero ya que me dieron la oportunidad la estoy aprovechando», comenta el talentoso y versátil atleta que juega en la inicial y los jardines.

No es usual que a un joven, novato además, le den turnos al bate tan complejos, como primero y quinto, cuyas funciones son muy diferentes, sin embargo, Loidel Jr. se entrenó para ambas responsabilidades y además para asumir como segundo en la alineación. «Trabajé para mejorar la paciencia, el tacto y definir bien mi zona de bateo.

«La gente dice que me parezco mucho a mi papá en la forma de batear, aunque yo quiero desarrollar mi estilo propio, y de él quisiera tener la capacidad de pegar conexiones duras entre dos». (Durante 14 temporadas, su progenitor tuvo línea ofensiva de .328/.414/.491, sacudió 103 jonrones y pegó 237 tubeyes y 47 triples).

«En este nivel de béisbol —explica— los rompimientos rotan más que en los juveniles y los lanzadores tienen mayor velocidad, pero mi aspiración es tener un buen año para poder trazarme metas superiores».

Sin compilar el partido de ayer, el vástago exhibe línea de .337/.453/.421 en 118 comparecencias con seis dobles, un triple y es el segundo que más bases por bolas agarra en su equipo (16), con frecuencia de un boleto cada 7.4 visitas al home plate, al tiempo que se toma un ponche cada 10.7.

Cuenta que Borroto le ha enseñado a estar enfocado todo el tiempo en el juego, mientras en sus ratos libres departe con sus amigos y sigue el fútbol, le va al Barcelona. Entre sus ídolos en el béisbol menciona a dos: Frederich Cepeda, con quien quisiera compartir alguna vez en una selección nacional, y el puertorriqueño Francisco Lindor, estrella de las Grandes Ligas.

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