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Por dónde van «los golpes»

Una parte de nuestra preselección nacional de boxeo se encuentra en Alemania, para afinar su preparación rumbo al preolímpico. JR conversó con Carlos Perez Reyes, director de la Escuela Nacional de este deporte

Autor:

Luis Autié Cantón

Las cosas, en los deportes, se han puesto «color hormiga» para los cubanos en los últimos años. En el boxeo, nuestro buque insignia en juegos olímpicos, el nivel de preparación de los atletas en el mundo ha subido de manera considerable. Décadas atrás había países que no tenían mucha calidad en este deporte, y participaban con boxeadores que prácticamente no tenían experiencia en eventos internacionales, tal vez cuatro o cinco peleas en su hoja de vida, a lo sumo. Las cosas eran menos complicadas para sus rivales, que tenían más calidad. Entre ellos los cubanos.

A ello hay que sumarle el hecho de que, desperdigados por el mundo, hay más de 200 entrenadores cubanos, lo que hace que aumente el nivel de preparación de nuestros rivales.

Carlos Pérez Reyes es el director de la Escuela Nacional de Boxeo, conocida como La Finca. Atesora, además, casi tres décadas de experiencia como entrenador en los encerados. Un equipo de JR se trasladó a las instalaciones de preparación de nuestros equipos nacionales para conversar con el directivo sobre el entrenamiento de las figuras que buscarán, del 26 de marzo al 3 de abril, en Buenos Aires, Argentina, el pase directo a los cuadriláteros de Tokio, el próximo verano.

Carlos Pérez Reyes. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

—Parte de nuestra preselección se encuentra en Alemania en una base de entrenamiento. Hablo de Damián Arce (52 kg), Lázaro Álvarez (57), Osvel Caballero (57), Andy Cruz (63), Roniel Iglesias (69), Yoenly Hernández (75), Arlen López (81), La Cruz (91) y Dainier Peró (+91) ¿Cual es el objetivo estratégico de este campamento de preparación?

—Además de preparar el preolímpico, la visita a Alemania tiene también como objetivo no quedarnos de brazos cruzados frente a nuestros rivales del área, pues en estos momentos, en Colombia, hay 11 países participando en un torneo en el cual, a todas luces, el objetivo es limar deficiencias para enfrentar a Cuba. Los 11 países tienen boxeadores profesionales allá.  Nosotros no estamos invitados. México, por ejemplo, llevará a Buenos Aires a dos profesionales. Uno de ellos, en el circuito rentado, tiene un balance de 31 peleas ganadas y una sola derrota. La guerra va a ser dura.

—Se habla mucho sobre el tema de las bases de entrenamiento. ¿En qué consisten? ¿Qué las diferencia de, digamos, el trabajo que se realiza aquí, en La Finca?

—Eso depende del tipo de base de en cuestión. Puede ser, por ejemplo, una preparación en la altura, donde se busca entrenar en condiciones de hipoxia. En este caso disminuye el índice de oxígeno que llega a los pulmones y el atleta debe esforzarse más, pero gracias a la planificación del trabajo, también sale más preparado, más fuerte en términos de resistencia. Otras bases de entrenamiento se planifican para adaptar al púgil a los horarios a los cuales tendrá que aclimatarse en el sitio de la competencia.

«Además de esto, está también el componente sicológico. Cuando vamos a uno de esos países a prepararnos, a pelear, obligamos a nuestros boxeadores a salir de su zona de confort, pues ya no están practicando aquí en la escuela, sino que están enfrentando a púgiles de otro lugar, en un sitio nuevo.

Otro factor importante de estas bases es la tecnología. Nuestros atletas llegan a esos países y con una especie de escáner ven todos sus movimientos, ven sus pulsaciones, el nivel de intensidad con que trabajan o sus características biomecánicas. Es un estudio completo que los ayuda a corregir cosas. Nosotros no tenemos esas cosas aquí, y en esos lugares tenemos a nuestra disposición ese conjunto de medios especializados que se pueden explotar y se explotan».

—¿No sería más económico adquirir esa tecnología y aplicarla aquí mismo, en nuestro país?

—En realidad, la economía no es un problema en este caso. Todo el tema de las bases de entrenamiento no nos cuesta un centavo. Somos invitados. Nuestros anfitriones corren con todos los gastos, que incluyen pasajes, alojamiento y manutención. Eso es para que tengas una idea de la importancia que estos países le dan a la presencia de boxeadores cubanos en sus centros de preparación. Lo ideal, claro está, sería tener esa tecnología aquí. Pero son elementos gratuitos que aportan a la preparación de los nuestros y los aprovechamos.

—Aún no están definidos los nombres que buscarán en Argentina los boletos olímpicos en las divisiones convocadas, aunque en los ciclos preparatorios en Europa se han incluido varios nombres nuevos, mientras varios de nuestros Domadores más conocidos han sido «bajados» del grupo. ¿Que aspectos tienen en cuenta ustedes en la Federación Cubana de Boxeo para confeccionar el equipo?

—Hay una cosa real: las personas piensan, cuando ven las nóminas para estas bases de entrenamiento, que los que fueron son las figuras que nos representarán en los torneos. No es siempre así. En muchas ocasiones el tema pasa por algo tan sencillo, pero a la vez tan complicado, como las solicitudes de visado y la adquisición de boletos aéreos.

«Todos estos trámites demandan tiempo y dinero, y puede que en el momento en el que se hicieron las gestiones la planificación estratégica nos hacía considerar a un atleta que estaba bien, pero que con el paso del tiempo bajó su rendimiento.

A esa hora, con todo el proceso avanzado, hay que llevar a ese aunque haya otro en mejor forma para ese entonces. No obstante, la realidad es que hemos intentado ser lo más objetivos en este aspecto, y no quiere decir que los que están en Alemania ahora sean los que nos representarán en el preolímpico».

—En este particular hay varios casos que llaman la atención. En los 52 kilogramos, en Alemania, vemos la presencia de Damian Arce y no de Yosbany Veitía. ¿Según sus declaraciones, puede entonces que esto no sea definitivo?

—En estos momentos Veitía no está considerado entre los que van a participar en la eliminatoria olímpica en Argentina. Está aquí en la escuela, entrenando, con muchísima seriedad. Pero hemos hecho análisis técnicos con él de sus actuaciones en los Juegos Panamericanos de Lima y en el pasado mundial, donde ganó una pelea que, para nuestro criterio como colectivo de preparadores, realmente no ganó.

«Aunque no está descartado para eventos importantes, quizá haya que darle un descanso, desde el punto de vista sicológico y funcional, para que vuelva a encontrar su forma. Pero ahora, después de poner sobre la mesa todos los elementos, la figura debe ser Arce, que tiene menos experiencia, pero hay que “quemar todos los cartuchos” con él».

—¿Y en los 57 kg? ¿Osvel Caballero o Lázaro Álvarez?

—Quien nos representará en Argentina será Lázaro Álvarez, y nuestro pronóstico es que en Tokio obtenga una medalla de bronce, que fácilmente puede convertirse en plata u oro. Pero como te dije antes, no hay nadie descartado. Aunque Lázaro demostró cierta superioridad en un control realizado aquí en la Escuela, Caballero está «pegadito» ahí.

—Se habla mucho del despunte del joven Kevin Brown, quien le ha puesto las cosas complicadas a Roniel Iglesias en la división de los 69 kg. ¿Por dónde van los tiros en esta categoría?

—Esa decisión sí será de última hora, porque el nivel está muy parejo. Por un lado está la experiencia y la calidad de Roniel y por el otro el empuje y la aptitud de Brown. A Alemania fue Roniel, y Kevin se quedó acá preparándose, pero hasta el último momento no se sabrá nada, pues en los controles realizados todo estuvo muy parejo.

—Además, en la división de 75 kilogramos Yoenly Hernández aparece en la lista, en detrimento de Yainier Abreu, su victimario en el último Torneo Playa Girón

—Esa pelea en el Girón terminó con votación de 3-2, un combate que pudo haber ganado cualquiera. No obstante, hay elementos técnicos que nos hicieron decantarnos por Yoenly. En esa categoría se enfrentó a los uzbekos, actuales campeones olímpicos y mundiales, y los húngaros. Boxeadores muy fuertes. Yoenly les hizo resistencia y logró nivelar las peleas. Abreu y él se conocen, son de la misma provincia y se tienen estudiados los estilos,  eso también influye.

«A pesar de haber caído en ese combate final, el púgil que mejor lució, por decirlo de alguna manera, fue él. Además, en el tope de control Hernández levantó muchísimo su condición, con respecto al Playa Girón».

No obstante, el directivo hizo hincapié en que, hasta que no suene el primer campanazo en los encerados japoneses, cualquier cosa puede pasar. Todos los púgiles tienen opciones, todo depende de su preparación, y de lo que demuestren entre las 12 cuerdas.

«En caso de que no se clasificara en esa oportunidad, en Argentina, o que surgiera alguna lesión, cualquier cosa puede pasar. No hay nadie descartado»

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