Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Existir, nunca olvidar, y seguir la lucha

Este miércoles, lleno de emociones, fue el último día de la agenda desarrollada por el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la tierra del Che Guevara

 

Autor:

Alina Perera Robbio

BUENOS AIRES, Argentina.— Así como el dolor de los pueblos oprimidos y de sus hijos muertos no puede medirse con cintas métricas, tampoco la intensidad de una convicción revolucionaria, de una decisión de luchar por las causas humanistas, puede medirse con números y mucho menos quebrarse.

De esa intensidad, de la necesidad de la memoria, de la gratitud hacia aquellos a quienes debemos la sobrevida, estuvo llena la agenda, este miércoles, de la visita que aquí realizó el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien, con toda razón, dijo al finalizar su recorrido por el Museo de la Memoria, antiguo centro clandestino de detención y tortura de la última dictadura militar (1976-1983), que esta es una experiencia para toda la vida.

Según se puede consultar en materiales alusivos a uno de los capítulos más tristes sufridos por Nuestra América, el museo radica en una de las antiguas instalaciones de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA). Está emplazada en un predio de 17 hectáreas sobre una de las principales vías de acceso a la ciudad de Buenos Aires.

El lugar tuvo un núcleo operativo que fue el Casino de Oficiales, un edificio destinado originalmente al esparcimiento y descanso de los marinos. Allí estuvieron detenidos cerca de 5 000 hombres y mujeres. Solo 200 han podido contar la historia. Muchos de ellos fueron arrojados vivos a las aguas en los llamados vuelos de la muerte.

Cristina Fernández de Kirchner se reunió con el Presidente cubano antes de su regreso a La Habana.Foto:Estudios Revolución.

Este miércoles, al llegar al Museo de la Memoria, a los cubanos se nos hizo un nudo en la garganta: allí esperaban sobrevivientes de aquella experiencia terrible. Mercedes Carazo, Ana Testa, Graciela García Romero, Silvia Labayru, Ricardo Coquet, Vera Jarach, y otros luchadores marcados en lo profundo por la bestialidad de los dictadores, compartieron sus testimonios con los miembros de la delegación cubana.

Lis Cuesta Peraza, esposa y compañera de ideas del Presidente cubano y otros integrantes de la delegación del país caribeño, llegaron más temprano que el mandatario al emblemático lugar. Fueron recibidos por un grupo de testigos de todo cuanto se perpetró en la ESMA, y por la directora del museo, Alejandra Naftat. A ellos, que compartieron sus emociones y la gratitud porque los cubanos estuviesen allí, Lis Cuesta les dijo: «no valen las formalidades ni los protocolos, hay mucha hermandad», y expresó que la ESMA no es un lugar al que se va por placer sino obligadamente.

«Es un lugar al que sí se viene a aprender. Son esos sitios que, como dice Martí, estremecen el alma, sacan lágrimas y advierten hasta dónde puede llegar la derecha fascista cuando se empodera; por lo tanto nosotros no podemos olvidar (…) Estos son momentos en que en América las dictaduras militares intentan regresar, habrá que ver si los pueblos se lo van a permitir».

Al rato se sumó el Jefe de Estado, quien había sostenido en la mañana, en el salón Eva Perón, de la Casa Rosada, un encuentro con el nuevo presidente Alberto Fernández. Fue una conversación que versó sobre la voluntad de fortalecer los lazos bilaterales, sobre los lazos históricos comunes, y sobre el interés de acrecentar los intercambios económicos comerciales.

En estas líneas hechas muy a prisa no cabe todo el dolor sentido mientras se recorría el museo. A quienes sufrieron el terror allí los encapuchaban, los maniataban, les ponían números. Fueron fascistas todas las recetas que en ese tenebroso espacio aplicaron. Los testigos contaron sobre cómo se aferraron a pedazos del paisaje natural para sobrevivir, sobre cómo parían las mujeres y muchas veces eran violadas.

Contaron sobre los vuelos de la muerte (desde donde lanzaban a las aguas del Río de la Plata a los prisioneros), sobre las torturas físicas y sicológicas, y sobre cómo allí la vida no valía nada.

Al final del recorrido inolvidable, Díaz-Canel expresó a los presentes lo que había dejado estampado en un libro de visitas: «Cuba viene a compartir con ustedes apoyo, amistad, solidaridad, hermandad y convicción. Este emblemático lugar es un fuerte testimonio de la represión, el odio, la crueldad, el desprecio, el crimen, pero también de resistencia. Esta memoria histórica que es de Argentina pero también es de Nuestra América, hay que compartirla, enseñarla, hacerla visible para que la barbarie nunca más pueda tener espacio ni pueda obstaculizar los sueños emancipadores de Nuestra América, para aportar a la construcción de un mundo mejor que es posible. Honra la memoria de los desaparecidos que siempre estarán presentes. Como exclamamos en Cuba: Patria o Muerte, Venceremos. Como nos legó el Che: Hasta la victoria siempre».

Minutos antes el Jefe de Estado agradeció a los anfitriones por el gesto de compartir sus recuerdos, y definió a las víctimas de este terror, a sus ejemplos, como la luz y amanecer de lo que aspiramos todos para América Latina y el mundo, un mundo mejor «que sabemos que es posible».

Díaz-Canel recibió una pormenorizada explicación al recorrer áreas del Museo de la Memoria.Foto:Estudios Revolución.

Sobre la nueva etapa que comenzará a vivir Argentina, el Presidente cubano dijo a quienes lo recibieron en el conmovedor Museo: «Ustedes empiezan a construir un camino para devolverle la esperanza al pueblo argentino, (…) La victoria de Argentina en estos momentos es la de todo nuestro continente».

La Revolución Cubana, añadió, tiene un legado de enfrentar agresiones, de amenazas a lo largo de nuestra historia, es el de resistencia, el de lucha y el de emancipación. Ante cada desafío encontramos un camino de victoria, y ante cada desafío, en el cual resistimos y vencemos, encontramos también una respuesta emancipadora. Esa es nuestra historia. Esa historia, cuando se alimenta también de esta memoria, confirma lo que es ese legado de resistencia, de historia y emancipación.

«Ustedes pueden imaginar lo que nos han aportado hoy en sentimientos, en convicciones revolucionarias, y este es un recuerdo que vamos a tener toda la vida. Gracias por todo, y juntos vamos a continuar ese camino por un mundo mejor, y juntos vamos a vencer porque tenemos la razón, y esa razón también se ha construido con el sacrificio de todos los jóvenes argentinos (…) No los vamos a olvidar».

El cierre de esta visita llena de emociones a la tierra del Che Guevara, fue el encuentro, pasadas las dos de la tarde (hora local), con la vicepresidenta Cristina Fernández. En el Congreso de la Nación volvió a constatarse que nada podrá romper los lazos entrañables entre Cuba y la inmensa nación del sur.

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