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COVID-19 como arma de destrucción masiva del apartheid israelí en Gaza

Israel tenía reportados hasta el jueves 3 035 casos confirmados, de ellos 45 en estado crítico y 12 muertos, mientras autoridades sanitarias palestinas reportaron 84 contagiados con el COVID-19, incluyendo nueve en  Gaza

Autor:

Leonel Nodal

La sombra de la muerte en masa por COVID-19 se extiende sobre Gaza, debido al férreo bloqueo por aire, mar y tierra impuesto por Israel al minúsculo territorio, donde dos millones de palestinos sobreviven en pésimas condiciones sanitarias.

La franja de 30 kilómetros cuadrados, bañada por el mar Mediterráneo y cercada por una valla fronteriza de alta seguridad con Egipto e Israel, constituye «la mayor cárcel a cielo descubierto» del mundo, según recordó la organización B’Tselem.

Ante la aparición de los primeros contagiados por el nuevo coronavirus en Gaza a principios de esta semana, el grupo israelí defensor de los derechos humanos dijo que su propagación allí sería un "«desastre masivo».

B’Tselem advirtió en una declaración escrita que Israel ha paralizado el sistema de salud en Gaza y es responsable de la salud de sus dos millones de habitantes.

Israel tenía reportados hasta el jueves 3 035 casos confirmados, de ellos 45 en estado crítico y 12 muertos, mientras autoridades sanitarias palestinas reportaron 84 contagiados con el Covid-19, incluyendo nueve en  Gaza.

Medios informativos del Estado sionista señalaban con evidente ironía que el aislamiento de Gaza podría «librarla de la pandemia», hasta que el lunes la presunta «protección» cayó al suelo con el ingreso a la Franja de dos residentes procedentes de Paquistán con los síntomas de la enfermedad.

Quince años de aislamiento total y tres devastadoras guerras de castigo contra el movimiento de Resistencia Islámica Hamas, que dejaron miles de muertos y decenas de miles de heridos, provocaron una pobreza extrema y el colapso de la infraestructura sanitaria.

Antes de registrar a su primer paciente con coronavirus, Gaza tenía solo 40 camas de unidades de cuidados intensivos, (cien en condiciones de emergencia) una cifra irrisoria ante un brote de envergadura como el que se presiente.

Dana Moss, directora de Defensa de Médicos por los Derechos Humanos de Israel, dijo que solo hay 70 camas de UCI y 65 respiradores en la Franja de Gaza.

Según Michael Lynk, relator especial de la ONU para los derechos humanos en los territorios palestinos, «sus existencias de medicamentos esenciales son crónicamente bajas. Sus fuentes naturales de agua potable están en gran medida contaminadas y su sistema eléctrico proporciona energía esporádica».

Israel argumenta que el bloqueo es una medida de seguridad necesaria para restringir a su enemigo Hamas, pero la ONU dice que su política constituye un castigo colectivo a los dos millones de residentes de la franja.

Ante la previsible crisis humanitaria, hasta el diario The Jerusalem Post instó al gobierno israelí a «adoptar medidas profilácticas y preventivas para ayudar a garantizar que el pueblo de Gaza tenga lo que necesita para combatir el nuevo coronavirus».

«De lo contrario, advirtió, cuando termine la crisis, el mundo podría examinar cómo Israel manejó el brote y juzgar al estado judío en consecuencia.

«Creamos la cárcel más grande del mundo en Gaza», dijo al propio diario el ex jefe de Shin Bet (Agencia de Seguridad de Israel) Ami Ayalon, quien añadió: «Tratamos a casi dos millones de personas como prisioneros… pero incluso los presos en la cárcel tienen algunos derechos y nosotros tenemos una responsabilidad».

Las declaraciones del antiguo jefe del aparato de vigilancia interna revelan hasta qué punto la grave amenaza que se cierne sobre Gaza alarma a los más lúcidos personeros del propio régimen de apartheid impuesto a la población palestina, que recién ahora se inquietan por la repercusión de otro episodio de limpieza étnica, que tenga como agente encubierto al nuevo coronavirus.

¿Cuál será el resultado si hay un brote de coronavirus en Gaza, donde ya 3 000 habitantes están en cuarentena y nueve (6.25%) de las 144 personas que han sido analizadas han dado positivo, se preguntó Dana Moss?

La activista recordó que hay alrededor de 9 000 pacientes que salen de Gaza regularmente para recibir tratamiento en hospitales en el este de Jerusalén o Cisjordania, tratamientos que no están disponibles en la Franja. Ahora, menos personas pueden salir debido a las restricciones impuestas  por Israel a causa del coronavirus.

«¿Qué pasará cuando estas 9,000 personas comiencen a morir?»

La respuesta que más inquieta a personeros del régimen del apartheid israelí es que –como alerta Ayalon- si Tel Aviv no entrega a la gente de la Franja de Gaza la ayuda que necesita, entonces su sufrimiento podría conducir a un aumento de la violencia.

«Si el pueblo de Gaza siente que va a morir como resultado de esta crisis» es probable que marche contra nuestros soldados y nuestra gente, dijo el ex jefe de la Inteligencia.

Ayalon dijo que Israel debe abrir las fronteras a Gaza para cualquiera que esté dispuesto a entrar y ayudar, desde Médicos por los Derechos Humanos en Israel hasta gobiernos u ONG de todo el mundo.

Su preocupación es no quedar como «los que mataron a cientos de personas porque no pudimos tomar medidas».

La voz de alerta al gobierno encabezado por Benjamin Netanyahu, el extremista de derecha y mayor propulsor del despojo de propiedades y derechos de los palestinos, tiene escasas posibilidades de surtir el efecto deseado.

Sin embargo, tal vez el agravamiento de la crisis expuesta por la Covid-19 tenga un excepcional efecto positivo, al  desnudar el cruel sistema del apartheid israelí en Gaza y provocar su definitivo desmantelamiento. Es poco probable, pero todo puede suceder.

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