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Estudiantes cubanos celebran Día Nacional y el Festival del Medio Otoño

Tres estudiantes cubanos que aprenden idioma chino en la Universidad de Beijing se sumaron a la tradición

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Juventud Rebelde

Todos festejaron. A los pequeños lagos de la Universidad de Beijing (Beida) le nacieron en la primera noche de luna llena del otoño muchas luces. Estudiantes de esa institución académica, sin distinción de idioma, sexo o nacionalidad, se acercaron a sus orillas para mirar al cielo, echar velas encendidas al agua y saborear los típicos yuepines o dulces de la luna. Algunos tocaron suaves melodías, otros hicieron barquitos de papel para hacer andar la luz. Los enamorados ocuparon los bancos y contemplaron extasiados el espectáculo. Tres estudiantes cubanos que aprenden idioma chino en esa universidad se sumaron a la tradición. Lisbet, Xiomara y Karol, quienes llegaron hace solo un mes, escucharon la leyenda.

Los dulces de la luna son famosos en esta época del año. Su forma redonda y sus disímiles rellenos, que van desde pasta de frijoles y semillas de loto hasta té, permitieron a los campesinos esconder mensajes convocando a sublevarse contra las injusticias en el campo durante la dinastía Yuan (1206-1348).

Ese es el regalo más importante que se hacen las familias durante el Festival del Medio Otoño. Alrededor de una mesa con yuepines está representada «la reunión familiar, además de la felicidad y la satisfacción completa». Pero los estudiantes no necesitaron de una mesa y allí a orillas del lago, junto a otros amigos cubanos y extranjeros graduados de Beida, comieron los dulces, comentaron las nuevas palabras que han aprendido en estas primeras semanas y vieron cómo sus velitas se sumaron a las cientos que de pronto cubrieron las aguas del Weiming. En secreto, pidieron sus deseos.

En una celebración tan china, Cuba colmó sus palabras, mezcla de añoranza, compromiso y fascinación

LA SEMANA MAS CHINA

Tras las luces y los dulces, este lunes el vasto territorio chino volverá a la normalidad. El país reinicia el trabajo y retoman su ritmo cotidiano las pequeñas y grandes cosas. Sin embargo, cada uno de estos días ha estado cargado de anécdotas que describen no solo el modo de vida de millones de seres humanos al otro extremo del planeta, sino la convicción de un país de conseguir el desarrollo social con características muy propias.

Durante las festividades, las grandes avenidas, los edificios y los espacios públicos fueron engalanados con flores, mientras por doquier aparecían las famosas linternas rojas. También la bandera se alzó en todos los sitios, mientras las personas salieron a redescubrir sus ciudades y festejar el nuevo aniversario de la fundación de la República Popular y el Festival de Medio Otoño.

En Beijing, uno de los sitios más concurridos fue la céntrica Plaza Tian’Anmen, especialmente decorada para recorrer los últimos 57 años de historia. Más de 220 000 personas colmaron esa plaza en el amanecer del Día Nacional —1ro. de octubre— para asistir a la ceremonia de izamiento de la bandera. La multitud no disminuyó luego, porque todos quisieron admirar la réplica del Palacio de Potala ubicada allí, —el real se encuentra en la región autónoma del Tíbet, a más de 3 000 kilómetros de Beijing— la reproducción de un dique del Proyecto de las Tres Gargantas, que llevará las aguas del Río Yangtzé hacia las zonas más áridas del norte, y las cinco gigantescas mascotas de las Olimpiadas con los implementos de los deportes que representarán en los Juegos de 2008.

Justo en el centro de la mayor plaza del planeta, una imagen de Sun Zhongshan, fundador de la República, detiene a los visitantes, quienes también leen en inmensos caracteres: «Bienvenido el 57 aniversario de la fundación de la nueva China» y «Perseveremos en el concepto científico de desarrollo y en la construcción de una sociedad socialista armoniosa».

En la región autónoma de Mongolia Interior, las bajísimas temperaturas no han impedido las fiestas; mientras en el distrito autónomo de Dulong-Un, de la provincia de Yunnan, los residentes de diferentes etnias vistieron sus ropas tradicionales, bailaron y cantaron.

No pocos han escogido esta semana para decisiones trascendentes. Unas 20 000 parejas decidieron casarse en estas vacaciones del Día Nacional, según el Comité de Industrias de Servicios Matrimoniales de China. Algunas compañías de servicios matrimoniales gestionan más de 20 bodas al día. Ha sido muy frecuente y en los más insospechados sitios, encontrarse a una pareja posando ante una cámara.

En el lago de Beida, un joven empleado recoge los últimos vestigios de la fiesta de la luz. Lisbet, Xiomara y Karol ya están de regreso en sus aulas.

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