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Che, con su ejemplo, es un faro que alumbra el camino hacia el hombre nuevo de la nueva sociedad socialista. Che es nuestro Simón Bolívar, nuestro Túpac Amaru, nuestro Malcolm X, nuestro Patricio Lumumba, nuestro Ho Chi Minh, nuestro hermano socialista. El socialismo es la justicia social. ¿Y por qué luchaba el Che, si no por la justicia social?
No es extraño, entonces, que dondequiera que se luche por la justicia aparezca el nombre del Che, ya sea en Puerto Rico, Guatemala, Nicaragua, Argentina o en África, Asia o cualquier parte del mundo. Su nombre es sinónimo de lo que es el hombre socialista. Es más viable llegar al socialismo a través del estudio de la vida del Che que a través de cientos de libros sobre el socialismo.
Aunque recordamos el aniversario 40 de su desaparición física, el Che no está muerto. No hay tumba para un Che. Sentimos su presencia más cercana a nosotros que la de muchos supuestamente vivos. En estos momentos estoy hablando de él como se habla de alguien que está presente. Él seguirá siendo el combatiente de siempre por la justicia social, por la creación del hombre nuevo cuyos valores realcen la dignidad humana; el combatiente de siempre por el socialismo.
*Poeta y patriota independentista de Puerto Rico.
