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Ecuador: A un paso de la nueva época

El presidente Rafael Correa ha anunciado un Socialismo del Siglo XXI a la ecuatoriana. La mayoría de los asambleístas que redactarán la nueva Carta Magna apoyan su mandato

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Los asambleístas electos escuchan los resultados en ceremonia solemne realizada en la sede de la Corte Suprema. Foto: AP La confirmación de los 80 asambleístas que, finalmente, obtuvo Alianza PAÍS en las elecciones de septiembre para la Constituyente, resultan casi un pasaporte a los cambios prometidos a Ecuador pues, indefectiblemente, estos tendrán su sustento en la nueva Carta Magna que aquella redacte.

Ochenta del total de 130 asientos con que contará el foro, significan una amplísima mayoría para la agrupación que lanzó y respalda a Rafael Correa; una mayoría que, además, seguro podrá engrosarse con la buena voluntad de agrupaciones cuya trayectoria las acerca a los propósitos renovadores de Alianza PAÍS, tales como Izquierda Democrática y el Movimiento Popular Democrático, cuyos representantes ocuparán —junto a otros partidos— los restantes 40 asientos del hemiciclo. Esa fuerza potencial bastaría para hacer frente, en cualquier caso, a las objeciones que seguro presentarán los delegados del derechista Partido Renovador Institucional —el PRIAN del magnate Álvaro Noboa—, y los de Sociedad Patriótica, del depuesto mandatario Lucio Gutiérrez, ante más de una propuesta renovadora. No faltarán los obstáculos.

Dilaciones de última hora en los conteos de votos en algunas provincias debido a unos pocos reclamos, hicieron pensar, por un momento, en una jugarreta; en alguna escaramuza temprana, urdida para dilatar la instauración del ente fundacional de la Patria Altiva y Soberana.

Pero los cómputos finales han revalidado los tempranos conteos a pie de urna. La Constituyente se ha gestado con transparencia, y el próximo día 29 debe ver la luz cuando inicie sus sesiones en su sede de Montecristi, en Manabí, cuna del prócer Eloy Alfaro y, por eso, lugar que empapa con sus valores libertarios al cónclave.

Aunque no está escrito, muchos esperan que una de sus primeras acciones sea la derogación del actual Congreso, cuya historia y presente lo ha convertido en símbolo del estatus de democracia virtual que se cuestiona, y en bastión de lo que Correa ha bautizado «la partidocracia».

Por no creer en la carcomida y deteriorada estructura política que hasta ahora malgobernó —como lo demuestra la destitución en Ecuador de tres presidentes en diez años—Alianza PAÍS no presentó candidatos al legislativo. De tal manera, hoy por hoy, no ocupa allí un solo puesto.

Ese Congreso ha demostrado pronto que no pararía mientes en despeñar, al precio de cualquier ilegalidad, el advenimiento de la Patria nueva. Primero, con su negativa a convocar al referendo que dio paso a la Constituyente, lo que demandó la movilización del pueblo. Más recientemente, anulando los decretos que el gobierno emitió para dar más recursos a la educación y la salud, entre otros sectores.

No se trata de cualquier cosa cuando se habla de transformación en Ecuador. Su Presidente ha anunciado la abolición de las leyes que facilitaron la entronización del capitalismo salvaje y la consiguiente entrega del país a la voracidad transnacional y de las instituciones financieras, con la consabida depauperación en la vida de las personas.

La virtual ruptura con el FMI y con el Banco Mundial, y un decreto que obliga a dejar en Ecuador el 99 por ciento de las ganancias extras obtenidas por las empresas explotadoras y comercializadoras de petróleo, en virtud del alza en su precio, han sido las primeras medidas económicas y pueden servir como botón de muestra. Correa ha anunciado un Socialismo del Siglo XXI a la ecuatoriana; es decir, sin seguir a pie juntillas algún modelo. La nueva Carta Magna dará más señas sobre una época que ya casi está abierta.

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