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Hay que cambiar el modelo de producción en el campo argentino

Así opina Juan González, dirigente de la Central de Trabajadores de Argentina

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Azarosas marchan las negociaciones entre las organizaciones rurales y el Gobierno de Argentina, que trata de conjurar la retoma de los bloqueos de caminos, causantes de fuerte desabastecimiento hará un mes, cuando los del campo se declararon en paro.

La mesa de negociaciones abierta gracias a la tregua decretada por los demandantes, sin embargo, apenas ha posibilitado la suscripción de un acuerdo, lo que hace temer que la medida de fuerza de las agrupaciones se reanude cuando venza el 2 de mayo el plazo pactado con el ejecutivo de Cristina Fernández.

Eduardo Buzzi. Foto: Roberto Meriño Al menos, eso es lo que acaba de advertir el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, en relación con el único punto acordado y que se refiere al «techo» para la exportación de carnes.

Ese, ha recordado Buzzi, no es el asunto que ha desatado el movimiento de protestas, sino las retenciones decretadas por el gobierno a las exportaciones de soya tomando en consideración el alza del precio mundial, y con el argumento de que, incrementando los impuestos a su exportación, el Estado podría utilizar ese dinero para redistribuir las riquezas mejor.

Pero es una visión sencilla y breve del problema que, algunos días atrás, detalló a JR Juan González, secretario de Integración de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), al abordar una situación que para él tiene, sin embargo, una esencia muy puntual: «lo que hay que cambiar es el modelo de producción en Argentina», afirma.

Complejo de entender para muchos, el conflicto ha puesto del mismo lado a cuatro agrupaciones del campo «que nuclean la diversidad: desde la oligarquía agroganadera histórica, los cooperativistas que tienen que ver también con organizaciones burguesas (no pequeños productores), sectores ruralistas fundamentalmente del interior del país, también burguesía ganadera, y los que sí tienen una identidad popular de pequeños productores, la Federación Agraria Argentina, para quienes, explica González, la elevación de las retenciones (o impuestos) significa «un manotazo importante» desde el punto de vista de sus ingresos.

El marco está, precisamente, en lo que González denomina «un modelo de monocultivo donde los que tienen las grandes ganancias ni siquiera son los grandes productores sino un pool financiero: las transnacionales.

«Es un modelo productivo que asocia la especulación con la explotación y el saqueo de riquezas en nuestros países.

En su opinión, el conflicto del campo «ha desnudado» esa política.

Los cinco años ininterrumpidos de crecimiento que registra la economía de su país por encima del ocho por ciento ha tenido entre sus ejes, apunta, «la creación de condiciones económicas no solo para mantener sino para profundizar un modelo productivo extractivo y de exportación de los recursos. A eso tendríamos que sumarle la minería».

Según González, el boom de la soya es lo que ha generado una fuente de recursos fiscales para el Estado, «y este ha apelado a esos recursos para mantener un equilibrio e, inclusive, generar las políticas sociales».

«Del granero del mundo —afirma en alusión al apelativo con que se identificaba a Argentina— hemos pasado a ser el soyero.

«Lo que hay que poner en discusión es ese modelo», reitera.

«Y es lo que hemos resuelto en la CTA con los movimientos sociales que participamos en la Alianza Social Continental de la región: vamos a hacer una Cumbre de los Pueblos del Sur a fines de junio donde lo que se va a discutir es el modelo productivo de los movimientos campesinos y los pueblos indígenas, y el modelo energético, porque todo está asociado.

«Los proyectos energéticos de las grandes empresas y el agrocombustible están puestos en el mismo sentido de explotación extractiva de riquezas de nuestros países, y los pueblos se empobrecen, lo que resulta una contradicción: siendo generadores de alimentos, tenemos población que se muere de hambre, como ocurre donde está instalado este modelo productivo.

«Entonces, para nosotros es imprescindible, importante y urgente, discutir y avanzar en una reforma agraria integral que tenga que ver con la soberanía alimentaria, y poner en discusión la matriz de consumo, porque este modelo productivo está en función de un patrón de consumo impuesto por los países desarrollados basado en el despilfarro, y es lo que genera el empobrecimiento de los países que son explotados en tal sentido.

«Por eso, para nosotros este conflicto en Argentina se resuelve en función de los movimientos populares, en la medida en que podamos avanzar».

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