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Tabaré dejó como recuerdo una muestra de amatista, de las tierras del norte uruguayo. Foto: Franklin Reyes «Gracias Fidel, por habernos recibido», dijo el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, poco después de su llegada al Aula Magna de la Universidad de La Habana con algún retraso que el propio líder de la Revolución Cubana se encargó de excusar, mediante un mensaje oral enviado con el rector, Rubén Zardoya.
«La responsabilidad es suya —dijo el titular en alusión a Fidel, cumplimentando su encargo— por retenerlo en amistosa conversación».
Luego sería el Presidente de Uruguay quien agradecería «las excusas que tan gentilmente presentara el Comandante, el compañero Fidel, por este retardo...», al manifestar al auditorio su satisfacción por el encuentro.
«Tuve el honor y la oportunidad de estar reunido con el Comandante, conversando de temas bien importantes y aprendiendo una vez más escuchándolo hablar; (aprendiendo) de su inteligencia, de su capacidad y sobre todo, de su solidaridad».
Al concluir el acto, la prensa abordaría al mandatario, ansiosa, para conocer los detalles del diálogo de dos horas y 20 minutos. Tabaré dijo que «conversamos de muchos temas». Asuntos, afirmó, que no son coyunturales, sino de fondo, estructurales, y preocupan a toda la humanidad». Los dos principales, precisó: la energía y las posibilidades de explotar fuentes alternativas al petróleo, y el encarecimiento de los alimentos. La integración regional y los peligros y desafíos que impone el cambio climático al planeta también fueron temas abordados durante el encuentro, así como el deseo de que Uruguay y Cuba profundicen su intercambio comercial.
Interrogado por los periodistas, Vázquez recordó que ya había tenido oportunidad de dialogar con Fidel en otro momento, y manifestó haberlo encontrado ahora «muy bien de ánimo, muy bien intelectualmente; tratando de superar —como lo va logrando— una situación muy difícil que le tocó vivir en lo personal, pero que ya definitivamente ha dejado atrás».
El Presidente uruguayo adelantó que durante esta visita a Cuba, que realiza acompañado por varios de sus ministros, líderes sindicales y empresarios, se han establecido también precisiones en materia de intercambio comercial con base en los acuerdos marco de cooperación existentes en sectores como el industrial, energético, turismo y salud, asunto que también fue tema de su conversación con Fidel.
Integración con ArtigasNo hay libertad plena en la pobreza ni democracia vigorosa en la desigualdad, apuntó el presidente Tabaré Vázquez quien enfatizó en la necesidad latente de esa unidad que, como Bolívar, preconizó José Artigas.
Rescatarlo, descubrirlo y asumirlo como el independentista que fue para todo el Virreinato del Río de la Plata, más allá de los confines uruguayos: esa fue su exhortación al recordar al héroe. Y tomarlo como «impulso del pasado y convocatoria del futuro», dijo, para lograr «la igualdad social y la integración real» que demanda Latinoamérica.
Sus palabras dejaron inaugurada la Cátedra que lleva el nombre del prócer oriental, instalada ayer en la Universidad de La Habana al conmemorarse el aniversario 234 de su natalicio.
«Jefe que subordinó su autoridad a la voluntad de su pueblo» y «combatiente cuya principal arma fue la confianza que le dieron los humildes», dijo el Jefe de Estado de Artigas, de quien destacó también su visión estratégica, su coherencia, y su énfasis en la necesidad de la educación y la ilustración.
Mediante talleres, seminarios, cursos de postgrado, intercambios académicos y distintas publicaciones, la Cátedra se propone divulgar su vida y su obra, pero también es un homenaje y un deseo de fortalecer la histórica amistad entre nuestros pueblos que se corresponde, además, con la existencia ya de la Cátedra José Martí en la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República de Uruguay, explicó el rector de la alta casa de estudios en La Habana, Rubén Zardoya.
Una uruguaya será, precisamente, la presidenta de la nueva institución que nace: la profesora titular consultante de la Facultad de Filosofía e Historia, Lillian Moreira de Lima, graduada en Cuba, y quien tiene a la Isla como su segunda patria desde que llegó aquí perseguida por la dictadura militar.
