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Misiones socialistas: creación del hombre nuevo

Con la ayuda de Cuba, el Gobierno bolivariano implementa programas educativos que aspiran a la inclusión social de todos los venezolanos, declaró a JR Orlando Ortegano, presidente de la Fundación Misión Ribas

Autor:

Juventud Rebelde

VENEZUELA.— Fue en noviembre de 2003 cuando nació oficialmente la Misión Ribas, con la finalidad de incluir a aquellos venezolanos que no habían podido culminar sus estudios de bachillerato, con especial énfasis en los sectores más excluidos durante años. La Revolución Bolivariana tocó así a la puerta de mucha gente de pueblo. Habló del nuevo programa. Preguntó. Invitó. Y a no pocos persuadió. La única condición que antepuso fue la de que, si querían iniciar o concluir la educación secundaria, superarse, alcanzar su título de Bachiller Integral, se fueran a las aulas, sin temor alguno. No importaba la edad.

En esa pesquisa a nivel de estado, municipio, parroquia, comunidad y casa, fueron identificadas más de un millón de personas, dispuestas a darse una segunda o la gran oportunidad de sus vidas, gracias a la voluntad del Gobierno nacional, bajo el liderazgo del Presidente de la República, Comandante Hugo Chávez.

A la vuelta de cinco años, la Misión Ribas ha graduado a más de 547 000 bachilleres integrales, y tiene en aulas a más de 517 000 venezolanos de todas las edades.

Orlando Ortegano, presidente de la Fundación Misión Ribas. Foto: Otmaro Rodríguez Díaz, especial para JR A juicio de Orlando Ortegano, la Misión Ribas ha entrado en una etapa superior.

«Al calor de la batalla de la inmensa mayoría de nuestro pueblo por la Enmienda Constitucional, la Ribas escaló un peldaño en el escenario sociopolítico del país. Como parte activa del Frente de Misiones Socialistas, cada integrante de la Misión tuvo un protagonismo significativo en la defensa, no solo de sí —como proyecto—, sino también del resto de las misiones sociales: la Robinson, Sucre, Che Guevara.

«Aquel mandato de nuestro Presidente de que la Misión Ribas debía convertirse en punta de lanza de la Revolución Bolivariana, ya es una realidad medible».

Demuéstrelo, le decimos a Ortegano. Y él acepta el desafío. Ingeniero forestal de profesión, también la Revolución de Chávez tocó a su puerta en el 2003, cuando era funcionario del Ministerio de Energía y Petróleo. Entonces le pidieron asumir la tarea de enrumbar por buen camino la Misión que le garantizaría a cientos de miles de personas marginadas de uno de sus derechos fundamentales —el de la educación— vencer la enseñanza secundaria. Desde esa fecha, Orlando Ortegano es el presidente de la Fundación Misión Ribas.

Ribas por dentro

La Misión —apunta— tiene una gran presencia a nivel nacional. Yo diría que está consolidada desde el punto de vista estructural y también en lo organizativo, en lo académico-educativo, en lo social y en lo político.

«Realmente ha dado respuesta a una gran cantidad de problemas de la población, y que no eran solo la falta de acceso a la educación, sino también de salud, vivienda, higiénico-sanitarios, modos de vida, hábitos, costumbres y hasta de conducta.

«Era gente sin ningún tipo de participación en las organizaciones que se conformaban en las comunidades. Pero hoy intervienen de forma más efectiva. Creo que no hay ningún Consejo Comunal donde no haya un miembro de la Ribas o que, por lo menos, un integrante de la Misión no haya impulsado la creación, consolidación o desarrollo de ese Consejo».

La Misión abarca los 24 estados del país y sus 335 municipios. Cuenta con 29 440 aulas. Tiene presencia en las grandes ciudades, pero también en los sitios más lejanos, en poblaciones indígenas, en las cárceles, así como en ambientes con personas discapacitadas y también en la Reserva.

Estamos superando nuestras dificultades en el proceso de enseñanza con tecnologías nuevas, precisa Ortegano. Vamos a la conformación de videoclases con herramientas más avanzadas, que incluyen el uso del DVD y los servicios del satélite Simón Bolívar. O sea, vamos a colocar esa tecnología a disposición de nuestros estudiantes, de nuestro pueblo.

Para Ortegano «es una cuestión de honor y de justicia» reconocer «el apoyo incondicional de los cubanos, del Comandante Fidel, de sus educadores y del pueblo en general. Esa cooperación permanente, esa solidaridad sin límite, posibilitó que la Misión Ribas cumpliera sus primeros cinco años y continúe perfeccionándose para cumplir mejor su rol social.

—Cuando un venezolano o venezolana se gradúa de Bachiller Integral, ¿de qué estamos hablando? ¿Cuánto conocimiento adquirió?

—En la Ribas se imparten las siguientes materias: Lenguaje, Matemática, Geografía Universal, Geografía de Venezuela, Historia de Venezuela, Historia Universal, Inglés, Formación de la Ciudadanía, Ciencias y Computación. Las asignaturas electivas son Cívica, Historia de Bolívar, Análisis de la Constitución Bolivariana de Venezuela y los Símbolos Patrios.

«El programa, en lo fundamental, le propone al estudiante los contenidos generales de la educación secundaria y otros relacionados con política, lo social, lo económico, lo cultural y lo ambiental, para favorecer un proceso de reflexión en una visión integral de la vida en sociedad.

«Se gradúan con conocimientos muy generales de todas las materias, pero ello no significa que no sean de calidad.

«Dentro del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela contamos con cursos de preparación de nuestros facilitadores (profesores), buscando elevar la calidad de la enseñanza. Que adquieran mayor conocimiento, por ejemplo, en el manejo de las nuevas tecnologías, para que impartan mejor sus asignaturas y presten una mayor ayuda a los vencedores (graduados) que se quedan frente a las aulas».

—Dicen las mujeres que ellas son mayoría en las aulas de la Ribas...

—Es así. La mayoría de los que estudia en la Misión son mujeres (75%). Eso tiene una especial importancia, digamos, en el sentido de que hay una participación muy activa de las féminas en las actividades y tareas de la Ribas. Ellas le dan mayor organización, fuerza, entusiasmo, responsabilidad y dinamismo.

«En cuanto al promedio de edad de los beneficiados con la Misión Ribas, oscila entre 35-40 años. Ustedes se pueden encontrar una persona de 18 años, pero también a una que tiene 60 o más. No hay límite de edad. Lo que importa es querer».

Más allá del aula

La Misión Ribas es parte esencial del componente defensivo del país, explica su Presidente. A través de cursos de formación militar se han incorporado alrededor de 5 600 hombres y mujeres que integran la Reserva Nacional para la defensa.

«También hemos creado más de 240 brigadas de trabajo voluntario. Algunas se han destacado por su actividad internacional. Estuvieron en Cuba tras el embate de los huracanes del pasado año; en Pinar del Río, concretamente. Participaron en la reconstrucción de escuelas y comunidades. Quienes viajaron en esa ocasión están dispuestos a hacerlo otra vez si el pueblo cubano lo necesita.

«Además están las brigadas que han apoyado a Bolivia, Nicaragua, Haití, naciones hermanas que han sufrido embates de la naturaleza y a las cuales hemos socorrido.

«En nuestro país hemos creado un número importante de cooperativas que han beneficiado a muchos integrantes de la Misión. Se les ha otorgado créditos para que puedan desarrollar trabajos, en áreas muy concretas, dependiendo de las condiciones de cada lugar.

«A lo largo de estos años hemos interactuado con los estudiantes, sus familiares y el entorno, por medio de una serie de acciones muy concretas que cada día van fortaleciendo al vencedor (graduado) en lo humano, lo social, lo ético, lo económico, lo político».

—Hablemos de la Ribas Técnica. ¿De qué se trata?

—Fue una iniciativa del Gobierno para dar respuesta a quienes, una vez egresados como bachilleres, no transitaban a estudios superiores y se quedaban como una especie de eslabón perdido. Ahora pueden tener una formación que les permita ingresar a un campo de trabajo, mediante el cual tendrán empleo, y desarrollar su vida y la de su familia en las comunidades donde residen.

«En estos momentos tenemos 24 300 estudiantes en la Misión Ribas Técnica, preparándose en ocho áreas, en siete estados —fundamentalmente petroleros—, porque las especialidades tienen que ver con el desarrollo de ese sector estratégico. Se forman en los campos de Soldadura, Gas, Electricidad, Perforación, Producción y Exploración, entre otras.

«Algo similar experimentaremos en los estados agrícolas y costeros, a los efectos de tener en sus propios territorios la fuerza laboral necesaria para asumir esos trabajos».

—Las misiones son blanco de ataque de los enemigos de la Revolución. ¿Qué hará la Ribas para contrarrestar esas campañas?

El Presidente Chávez definió a la Misión Ribas como punta de lanza de la Revolución Bolivariana. —Tras las elecciones regionales del 23 de noviembre de 2008, y ahora, luego del contundente triunfo de la opción del «Sí» en el Referéndum de la Enmienda Constitucional, el sector opositor intensificó su ataque contra las misiones. La Ribas fue de las más asediadas. Pero el Presidente Chávez le ha dado un espaldarazo a este conjunto de políticas del Estado cuando expresó que constituyen una prioridad en este tercer ciclo de la Revolución.

«Estamos en un proceso de evaluación crítica y autocrítica, que nos permita adaptarnos a las nuevas exigencias. No podemos sino hacer todo lo que Chávez nos encomiende. Nos estamos preparando para, en la medida en que él vaya generando propuestas de trabajo, de acciones concretas, darle respuesta inmediata.

«El ejército popular de la Ribas está a la orden, las 24 horas del día, los 365 días del año, para cumplir la tarea que sea. Sabemos que el líder de esta Revolución es Chávez; él es su principal ideólogo, como también lo es de estas misiones, y el pueblo conoce que son para propiciar la inclusión y la participación social de las mayorías».

—La actuación del Frente de Misiones Socialistas en la batalla por el «Sí» a la Enmienda fue decisiva...

—El Frente les dio una nueva dimensión a las misiones sociales. Nos unió más y eso le dio más fortaleza a la Revolución. Se constituyó para defender y organizar el proceso de inclusión de todos.

«Llegó el momento de convertirnos, y no hablo solo de la Misión Ribas, sino de todas, en un poderoso movimiento sociopolítico, como nos pedía nuestro Presidente en la

IV Promoción, que nos garantice el acceso a la educación secundaria, pero también la permanencia de la Revolución.

«La Ribas no cejará en sus propósitos de contribuir a la construcción de una sociedad solidaria, justa e igualitaria, de una realidad distinta, de los nuevos valores del socialismo.

«Las misiones, como ha dicho nuestro Presidente, forman parte de la creación del hombre nuevo».

Siempre habrá porqué luchar

Orlando Ortegano le ha dedicado casi toda su vida al proceso revolucionario. «Mis dos hijas y mi familia lo saben, y me han dado un apoyo incondicional en todo momento. Han entendido que el poco tiempo y espacio que les dedico, se debe a mi compromiso».

Podríamos considerar que hemos hecho muchas cosas en diez años de Revolución y en cinco de misiones sociales, en comparación con 40 años de exclusión. Pero todavía, concluye Ortegano, nos falta mucho en este proceso de construcción de una nueva sociedad. Mientras exista Revolución, siempre habrá porqué luchar, siempre habrá algo que hacer y siempre existirá alguien por quien luchar.

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