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Crisis económica mundial aún no toca fondo

Los especuladores vuelven a reanimar el casino financiero con los paquetes de salvamento, comentó a JR el economista Osvaldo Martínez

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

El año 2010 comienza con el mal sabor de los nada alentadores presagios sobre una presunta recuperación económica a nivel mundial. La crisis amenaza con batacazos mucho más fuertes que los que ha propinado a muchos bolsillos pobres desde el inicio del caos en 2008. Las cifras de hambrientos, de personas que perderán sus hogares y de niños que morirán, seguirán multiplicándose. Esa es la realidad, por mucho que la edulcoren quienes defienden a un sistema económico insostenible.

Nadie se alegra de la continuidad de la peor de las crisis capitalistas, que ha dejado saldos inimaginables de ruina y desempleo; pero sería iluso creer en el discurso de los optimistas, quienes riegan a los cuatro vientos que se avizora un horizonte despejado.

«No hay criterios sólidos para poder afirmar que la crisis mundial haya terminado. Existen ciertos síntomas —que yo me atrevería a llamarlos vacilantes y no claros— de recuperación, mezclados con otros que dan cuenta de una continuidad de la crisis», aseguró a JR Osvaldo Martínez, presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Esos relativos síntomas de mejoría que solo se dan en algunos países del Norte están relacionados con la recuperación de las bolsas y no del crecimiento económico, pues están estrechamente relacionados «con un peligroso repunte de la especulación financiera que se está produciendo nuevamente», asegura el economista cubano.

¿Con qué especular? Pues con los recursos aportados por los gobiernos de Estados Unidos, Europa y Japón en sus paquetes de salvamento, que es lo mismo que decir con la plata de los contribuyentes. Los especuladores continúan haciendo lo que saben hacer. «Eso es lo que explica, en lo esencial, que las bolsas hayan vuelto a subir; pero en nada constituye una recuperación sólida, con bases firmes en la economía real. Por tanto, es necesario observar con cautela esa supuesta recuperación.

«Existen pronósticos de diversos economistas sobre lo que podría ocurrir en 2010, pero hay dos posibilidades que no pueden descartarse. Una de ellas es que se produzca una abrupta caída, protagonizando lo que se llama una recesión o crisis de doble zambullida, asociada con la especulación —que nuevamente cobra fuerza—, y con el fin de los paquetes de salvamento, que no son eternos. La otra posibilidad es que en la economía mundial ocurra algo similar a lo que sucedió en la economía de Japón entre 1990 y 2005: una situación de estancamiento económico en la que el crecimiento se mantenga en torno a cero durante un largo período. Esto ocurrió en Japón como consecuencia del estallido de una burbuja financiera inmobiliaria, muy similar a lo que pasó en Estados Unidos durante 2008.

«Entonces, lo que no se aprecia por ninguna parte, ni siquiera en los pronósticos de las instituciones del sistema como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, es la “rápida” y “rigurosa” recuperación en 2010; por tanto, este seguirá siendo un año de avatares y crisis en la economía mundial.

«Esta no es una crisis más; es una crisis peculiar, la más compleja que ha sufrido el capitalismo en toda su historia, pues no es solo económica y financiera, sino alimentaria energética, ambiental, social. Es una crisis en la que muchas dimensiones del sistema han entrado simultáneamente en caos. Por tanto, no responde al patrón de una rápida y vigorosa recuperación después de la fase más aguda.

«Esta crisis está marcando un límite histórico del capitalismo y más que nunca demuestra la caducidad del sistema. No se está planteando, sencillamente, un problema de desarrollo económico, sino de la misma existencia de la especie humana».

Según Martínez, lo que se discutió en la reciente Cumbre sobre Cambio Climático, celebrada en Copenhague (Dinamarca), no fue simplemente si se reducen un poco menos o un poco más las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, sino si el hombre permitiría que «el capitalismo anule y destruya las condiciones para la vida humana en este planeta».

El economista cubano señaló sobre el fin del capitalismo que la crisis capitalista que se produjo en los años de la Primera Guerra Mundial propició el triunfo de la primera revolución socialista en Rusia, mientras que la depresión de la década del treinta fue uno de los ingredientes que estuvo presente en la consolidación del fascismo en Alemania e Italia.

«Nada está escrito ineluctablemente. La historia enseña que la resultante de una crisis económica depende de las fuerzas políticas que estén actuando, de la capacidad y el liderazgo de estas para aprovechar la coyuntura y llevarla a un resultado político, que puede ser hacia la izquierda o hacia la derecha».

 

 

 

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