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PUERTO PRÍNCIPE, marzo 5.— Las desiguales condiciones de vida prevalecientes en los campos de damnificados en Puerto Príncipe y otras ciudades haitianas, evidencian la anarquía persistente en la canalización de la ayuda internacional, denunciada ya por las autoridades, reportó PL.
El primer ministro de Haití, Jean-Max Bellerive, exigió, hace dos días, más información sobre la ayuda foránea que ingresa al país, e instó a todos los actores a no ignorar a su gobierno en los esfuerzos de reconstrucción. También criticó la falta de coordinación de los donantes con el ejecutivo haitiano.
«No sabemos quién ha dado dinero a las ONG y cuánto dinero han entregado (...) Por el momento, no podemos hacer ninguna coordinación ni tenemos políticas coherentes», expresó Bellerive.
La temporada de lluvias ya envió sus primeras señales y los efectos fueron fatales para la población desprotegida, en cuyas chozas el agua penetró y empapó las pocas pertenencias de las familias.
Esta situación, comentó PL, evidencia las vulnerabilidades de esas decenas de miles de personas, quienes continúan solo protegidas por endebles armazones de sábanas y nailon, mientras otros se refugian en casas de campaña.
En muchos casos, las carpas fueron entregadas por ONG al margen de la estrategia trazada por las autoridades para la reubicación de los damnificados, quienes también necesitan que la cooperación fluya de manera coordinada en cuanto a la alimentación y al agua potable. Para el 16 de marzo está prevista en la vecina Santo Domingo, República Dominicana, la denominada Conferencia mundial de donantes, de la cual emergerá un documento base para una cumbre mundial sobre el caso haitiano, que será auspiciada por las Naciones Unidas a mediados de año.
