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Pabellón chino: orgullo de la nación

El pabellón de la República Popular China para la Exposición Universal Shanghai 2010 es orgullo consumado y se convierte en un símbolo arquitectónico para su pueblo

Autor:

Nyliam Vázquez García

Su forma de pirámide invertida, a partir de seis escalones o capas, cautiva desde el primer vistazo. No importa que sean sensaciones trasmitidas a partir de imágenes captadas por ojos ajenos, ni siquiera que intente describir de lejos lo que ya es un hecho. Permanecerá.

Lo cierto es que está allí: el pabellón de la República Popular China para la Exposición Universal Shanghai 2010 es orgullo consumado y se convierte en un símbolo arquitectónico para su pueblo.

Concebido para dar espacio y hacer confluir la tradición y la modernidad, la instalación –la de mayor área- muestra inspiraciones diversas y hace guiños exquisitos a la cultura y el modo de vida chinos. La influencia de antiguas coronas orientales y algunos detalles arquitectónicos que descubren reverencias a otras construcciones emblemáticas, hacen del conjunto de una magnificencia prodigiosa.

Según explicó su diseñador, el arquitecto He Jingtang, de 72 años, con el color rojo en el exterior —como los muros imperiales de la Ciudad Prohibida de Beijing—, esa fue la pretensión. Destacó que el interior de lo que ya comienza a conocerse como la Corona de Oriente, es «verde, pues emplea técnicas de ahorro de energía y amistosas con el medio ambiente».

Posee seis capas de vigas cruzadas, de brillante color rojo, que forman un espacio desde los 30 a los 63 metros de altura, apoyadas en 56 repisas que simbolizan las 56 minorías étnicas de China.

«La idea del pabellón surgió en 2007, en un momento muy bueno para el país a nivel económico y como potencia; por ello queríamos reflejar la idea de renacimiento y de orgullo como nación», expresó Yang Ni, uno de los arquitectos del proyecto, según un reporte de Asiared.

Como apuntó entonces, el diseño buscó crear «mucho más que un edificio»… y lo lograron. Ubicado en la ribera del río Huangpu, área escogida para la Expo, como la Ciudad Prohibida –hogar de los emperadores- o más recientemente, el Estadio Olímpico (el Nido del Pájaro), se yergue a la altura de la riqueza antigua y los retos de los nuevos tiempos. Se sabe que se usó el mismo tono de rojo que el palacio imperial, ubicado en pleno centro de Beijing, y su construcción incluyó los soportes de madera entrecruzados típicos de la cultura arquitectónica china, los llamados dougong.

«En el pabellón se han introducido muchos elementos del arte milenario chino, pero la simbología china es ambigua y estos elementos dejan margen a la imaginación de cada uno: mientras unos ven una corona, otros pueden ver un recipiente tradicional», abundó Yang en un encuentro en la Casa Asia de Barcelona. De lo que si no quedan dudas, como también acotó el arquitecto en esa ocasión, es que «refleja al máximo nuestra cultura e historia y esperamos que se convierta en el emblema de la Expo».

Asimismo, reconoció que «la estructura es un desafío a la gravedad, porque representa la fuerza y la expansión del país». También explicó el simbolismo de su forma cuadrada  «en honor a un dicho chino que habla de que el cielo es redondo y la tierra cuadrada» y la división de todo el conjunto en forma de nueve, «el número que simboliza la eternidad».

Esta nueva joya arquitectónica, que de seguro asombrará a los millones de visitantes a la Exposición, está levantada sobre una parcela de 20 000 metros cuadrados, y abarca 160 000 metros cuadrados en su interior.

Tras los seis meses que dura el evento, ya se sabe que albergará el nuevo museo de historia y cultura china de la cosmopolita Shanghai. Mientras, bajo el lema de este evento internacional, «Mejor ciudad, mejor vida», la Corona de Oriente será la carta de presentación del país anfitrión para mostrar sus ideas y anhelos sobre la sostenibilidad de la vida en las ciudades.

Quienes a partir del 1ro. de mayo visiten la Exposición Universal Shanghai 2010, permanecerán alelados ante este nuevo símbolo. Tal vez con esa sensación reconocible de emoción, ante la maravilla de lo posible. Como ante la Gran Muralla, la aldea en la colina, el templo colgante de Xuangkongsi y otros cientos de sitios en el vasto territorio, los chinos continuarán alimentando mariposas en el sentir de millones de seres humanos.

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