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KABUL, septiembre 14.— Los ataques coordinados de los talibanes contra el cuartel general de la OTAN, la Embajada de Estados Unidos en Kabul y otros edificios gubernamentales concluyó este miércoles luego de 19 horas y con un saldo de 27 muertos, según un informe actualizado del general John Allen, comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).
Según AFP, 11 civiles murieron durante el fuego cruzado, entre ellos tres niños, al tiempo que se supo que resultaron heridos seis militares de la OTAN y el resto de los muertos fueron policías afganos.
Los últimos dos atacantes, atrincherados desde el martes en un edificio en construcción, fueron abatidos en la mañana del miércoles, anunció Sidiq Sidiqi, un portavoz del ministerio afgano del Interior.
De acuerdo con expertos, los talibanes causaron pérdidas y daños «limitados» en las acciones contra dos de los lugares más sensibles de Kabul, pero lograron una victoria psicológica.
El sitio especializado Registan.net y Joshua Foust, miembro del centro de estudios American Society Project, calificaron los hechos de «desastre» psicológico para la OTAN y las fuerzas afganas.
«La magnitud, la duración y audacia de los ataques, sean cuales fueran los daños causados, los convierten en significativos», escribe el experto, viendo en ello un nuevo indicio de «la incapacidad, tanto de la ISAF (Fuerza de la OTAN) como de las tropas afganas, para enfrentar con determinación a los insurgentes en su empeño de imponer el desorden en la capital».
Si se tiene en cuenta que varios sitios sensibles fueron ya blanco de los insurgentes a inicios de 2011, «la intensidad y la envergadura» de esta acción eran previsibles, indica Fabrizio Foschini, investigador del centro de estudios, Afghan Analysts Network (AAN).
