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El sol sale por el Oriente

Asia resiste los embates frente a la debacle económica mundial. Los países de la región, excepto Japón, mantienen su fuerza dentro del crecimiento

 

Autor:

Nyliam Vázquez García

La crisis se ha instalado en el mundo como una mala hierba. A pesar de los «salvamentos» solo para los ricos y de recortes y desempleo como saldo para los más desfavorecidos, las economías de Estados Unidos y Europa no despegan. De un lado y otro el peso mayor recae sobre los hombros de los obreros, los ancianos, los más vulnerables… el llamado «estado de bienestar» —orgullo del capitalismo europeo— está siendo lanzado por la borda, sin el menor remordimiento. Paros, indignados, las calles tomadas, conforman el triste collage de fines de este 2011.

Mientras ello ocurre en Occidente, el Oriente del planeta —también bajo las consecuencias de la crisis—, se echa a cuestas la economía mundial e intenta el reflote. No es sencillo, pero lo cierto es que en Asia están las economías más dinámicas del momento y las que si bien se han ralentizado, no han entrado en recesión. No se puede olvidar que la República Popular China e India, dos de las más grandes economías emergentes, además de los países del Pacífico, marcan el crecimiento en la zona.

A pesar de que la desaceleración y los desastres naturales han marcado el 2011 en la región, lo cierto es que se esperan tasas de crecimiento para 2012; moderadas sí, pero superiores a las que podría pensarse. El Informe de Perspectivas Económicas para la zona de Asia Oriental y el Pacífico 2011 que elabora semestralmente el Banco Mundial, alertó que la crisis de Europa y la debilidad de la demanda externa afectarán al desarrollo económico de los asiáticos; recomienda que deberán incrementar la productividad y la demanda interna, y predice que crecerán en conjunto este 2011 un 8,2 por ciento, y en 2012 un 7,8.

Los países de la región, excepto Japón a causa del gran terremoto y tsunami, mantienen su fuerza dentro del crecimiento y, según los expertos, Asia se está convirtiendo en un buen mercado para los países vecinos y puede sustentar su crecimiento ante la recesión de las economías desarrolladas.

Sin embargo, el aumento del precio de los carburantes y de los alimentos, uno de los obstáculos para potenciar el consumo interno, es uno de los retos de estos países, que deberán avanzar en ese sentido para depender menos de las exportaciones.

Si acaso fuera necesario argumentar más el hecho de que Asia es ahora mismo —y a pesar de los pesares— el continente más dinámico del planeta en términos económicos, bastaría recordar que en este 2011, China desplazó oficialmente a Japón como segunda economía mundial, título que este último ostentó durante 42 años. Y el viraje lo marcó el Producto Interno Bruto (PIB). Asimismo, en el gigante asiático, una «voz» de peso —el comercio exterior—, incluso dentro del concierto de países ricos y «desarrollados» siguió creciendo a pesar de la crisis financiera global; China, además, se convirtió en el exportador más grande del mundo, y desde 2009 en el segundo mayor importador de todo el planeta.

Para el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), la economía china podría crecer un 8,8 por ciento en 2012, de acuerdo con el más reciente pronóstico.

Dentro del desbarajuste mundial, las predicciones para Asia son, pues, halagüeñas.

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