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Siria está abierta al diálogo, asegura el Gran Muftí Hassoun

El jeque de 62 años, considerado uno de los hombres más importantes de Siria, valora que los opositores « no quieren la paz, el diálogo, sino el caos, la sedición, la destrucción, la muerte»

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Juventud Rebelde

DAMASCO, marzo 5.— Las puertas de Siria están abiertas para quienes quieran dialogar en paz y buscar vías para hacer que este país, de vasta riqueza cultural, religiosa e histórica, pueda ser aún mejor, aseguró el Gran Muftí de la República, Ahmad Badreddine Hassoun.  «Invito a que vengan todos los que hoy están fuera y se llaman oposición; que presenten sus programas, que dialoguen y si convencen al pueblo, si me convencen, entonces, aconsejaría al presidente Bashar al-Assad: Mire, deje la presidencia, vuelva a la medicina; usted es oftalmólogo», afirmó Hassoun a la agencia Prensa Latina.

En virtud de la nueva Constitución el pueblo puede elegir qué presidente quiere. Pero esa no es la opción que desean; no quieren la paz, el diálogo, sino el caos, la sedición, la destrucción, la muerte, se lamentó el Gran Muftí, principal jurisconsulto del islamismo y guía espiritual en Siria. «Como no pudieron llegar a mí —recuerda-— asesinaron a mi hijo de 21 años junto a su profesor de la universidad. Ante su cuerpo en el funeral, sin embargo, les dije: los perdono, vengan y dialoguemos...  ¿pero cuál fue la respuesta? A ti también te vamos a matar, dijeron».

Los extremistas, los talibanes, los salafistas, los wahabitas y los que combaten en nombre de la religión se retroalimentan mutuamente para exterminar a la gente, manifestó. Por lo tanto un musulmán, un cristiano o un hombre verdadero no pueden aceptar esto, porque se transformaría en una bestia, expresó el jeque de 62 años, quien es considerado uno de los hombres más importantes de Siria, con influencia en las negociaciones de la paz y de la guerra en su país y en toda la región de Oriente Medio.

Para Hassoun, la fórmula que se quiere imponer en Siria de la llamada primavera árabe es totalmente diferente que lo acontecido en Egipto o Túnez. «En esos países tan solo hubo un cambio de cara, los sistemas, los ejércitos, las políticas, las relaciones... todo quedó igual; en cambio, en Siria quieren destruirlo todo: al régimen político, al orden social, la armonía religiosa, la estructura militar, todo», advirtió.

Comentó que Siria es un estado laico, donde hay un presidente alauita, pero el ministro de Defensa es cristiano, el de Seguridad Interior es sunita y hay muchos más de esta confesión, y también los hay ateos. «Esta imagen armoniosa no agrada fuera de Siria, por eso le declaran la guerra. Y quien se opone, lo matan; rehúsan el diálogo porque no tienen argumentos convincentes», sentenció.

Quizás no tengamos aún la democracia anhelada, pero la que estamos concibiendo no la importamos de Francia, Inglaterra o Estados Unidos, sino que emana y responde a las condiciones de nuestro país, dijo el Gran Muftí en alusión al proceso de reformas que se lleva a cabo en el país. Pero George W. Bush ya lo advirtió hace una década: quien no está con nosotros, está en contra de nosotros, y en realidad lo que quieren es imponer sus designios al mundo, alertó.

Estados Unidos y Europa no quieren que tengamos identidad propia, sino que seamos un vasallo de sus intereses, denunció el líder religioso sunita considerado el jurisconsulto competente para emitir un «fatua» o pronunciamiento legal en el Islam. Ellos miran todo bajo un prisma económico, en su predominio y no en el bien del ser humano, denunció Hassoun haciendo referencia a que detrás de la crisis siria están las potencias occidentales apoyando a los opositores armados con el fin de satisfacer sus propios intereses y propósitos.

Sin embargo —estimó—  Estados Unidos perderá pronto el poder sobre esta región y prevalecerá la influencia de China y Rusia. Está de acuerdo con la opinión de que Siria se ha convertido en el terreno donde hoy se redefine un nuevo cuadro en la geopolítica mundial entre un esquema unipolar dominado hasta ahora por Estados Unidos y aliados occidentales y el surgimiento de un mundo multipolar.

Hassoun censuró las fatwas (edictos) que hacen fuera del país. Quienes lo emiten dicen ser líderes islámicos y exhortan a matar al pueblo sirio, pero carecen de significado y están destinados a socavar a la nación y satisfacer a Israel y a Estados Unidos, repudió. Se refirió a los islamitas wahabitas, partidarios de un islamismo fundamentalista y concentrados en Arabia Saudita que aparecen en los canales de la televisión de esa monarquía e instan a los musulmanes sirios, en especial a los de la escuela sunita, a cometer actos de violencia contra otras comunidades de religiosas.

Incluso, esos imanes dictaron un edicto contra su integridad personal y espiritual porque para ellos él traiciona la religión y es demasiado moderado porque aboga por la armonía de fe y la concordia, relató el erudito sunita graduado de la Universidad Al Azhar, de El Cairo, miembro del parlamento durante ocho años y que siempre se ha pronunciado de manera conciliatoria respecto a Occidente.

El pueblo sirio —dijo— quiere reformas; una corrección en el poder, un gobierno más eficiente, limpio de corrupción, y la nueva Constitución responde a esas aspiraciones. Ahora el partido que más sirva al pueblo será el que sea elegido, afirmó. No obstante, expresó su esperanza de que no se establezcan partidos sobre una base religiosa porque estos dividen al pueblo; en cambio, las organizaciones laicas las unen. Quiero una democracia para todo mi pueblo, sean musulmanes, cristianos, judíos o ateos. Apoyamos la diversidad confesional y religiosa, afirmó. A la pregunta sobre qué le diría si tuviera ante si una multitud de musulmanes, cristianos, judíos, ateos, el jeque Hassoun respondió con sencillez: «Amanse, vivan en paz bajo la armonía de Dios».

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