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La madre de todas las misiones(+ fotos)

Barrio Adentro es la madre de todas las misiones sociales de la Revolución Bolivariana; al mismo tiempo, creció con las que surgían

Autor:

René Tamayo León

CARACAS.— El 16 de abril de 2003 llegaron a Venezuela los primeros 53 médicos cubanos que iniciarían la misión Barrio Adentro. El día 20 de ese mes se dio la primera consulta.

El destacamento pionero lo constituyeron profesionales con diez o más años de graduados y experiencia en otras misiones internacionalistas. Se desplegaron en diez parroquias del Distrito Capital y, dentro de ellas, por los barrios más desfavorecidos, los que nunca tuvieron un médico «para ellos», ni atención gratuita, de alta calidad, y las 24 horas del día.

Algunos de aquellos fundadores de nuevo están por aquí. El doctor Víctor Ernesto Felipe Tamayo, es uno de ellos. Fue el coordinador de aquella avanzada. Barrio Adentro es la madre de todas las misiones sociales de la Revolución Bolivariana; al mismo tiempo, creció con las que surgían, señala.

«Las misiones Robinson y Sucre, en el área educativa, evidenciaron, por ejemplo, que muchas personas tenían afecciones visuales, por lo que el programa se multiplicó con nuevas prestaciones para mejorar la calidad de vida del pueblo, como servicios de optometría y ópticas gratuitos».

PARIENDO BIENESTAR

Durante toda esta semana, Barrio Adentro ha sido el centro de atención de las mayorías populares venezolanas. El propio Parlamento aprobó una resolución donde se recordó, entre otros muchos índices, que entre los programas se han ofrecido 36 millones de consultas oftalmológicas.

También se apuntó que gracias a la vínculos Cuba-Venezuela, el programa Operación Milagro había atendido 1 500 000 pacientes, a quienes se les mejoró o restableció la visión.

Sin aún llegar a una década, Barrio Adentro ha seguido una línea ascendente. Ahora tiene cuatro «estaciones».

Barrio Adentro-I —el inicial— para atención primaria y preventiva. El II, con servicios más amplios, a través de los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), los Centros de Rehabilitación Integral (SRI) y los Centros de Alta Tecnología (CAT).

Estas, instituciones, a su vez, se han convertido en ambientes docentes de la carrera de Medicina Integral Comunitaria, de la que recién egresaron 8 164 profesionales. Más de 20 000 la estudian en este momento.

Le siguen Barrio Adentro-III, con nuevos hospitales públicos (17 se inauguran este año) y el IV, con institutos especializados que se proponen colocarse a la vanguardia internacional.

PIONEROS SON

Los doctores Víctor Ernesto Felipe Tamayo y Esperanza Álvarez Parets vinieron en el avión rumbo La Habana-Caracas que traía a los 53 pioneros de la misión. Habaneros ambos, diez años antes hicieron su servicio social a unos centenares de metros de distancia entre sí, en La Fe, Isla de la Juventud.

Él trabajó dos años en los servicios médicos de las FAR; ella, con la carismática gente de esa comunidad pinera.

Víctor Ernesto fue uno de los iniciadores del Programa Integral de Salud de Cuba para los países del Tercer Mundo, iniciativa creada por Fidel tras los estragos causados por el huracán Mitch en Centroamérica. Esperanza, también.

Uno había estado ya en Guatemala; la otra, en Gambia.

En el barrio Brisas del Paraíso, Esperanza vivió en casa de la familia Ortega, en un pequeño cuarto de apenas dos metros donde dormían las pequeñas hijas, en una litera, una de cuyas camas —la de arriba—, se la dejaron a la doctora.

Las niñas decidieron apretarse en la de abajo.

«Fue una experiencia linda» —dice. María Laura y María Alejandra se hicieron sus amigas inseparables. No obstante, tuvo que cambiar todos sus hábitos, incluida la dieta: «Contrario a Cuba, aquí se desayuna y almuerza fuerte y la comida es muy ligera, solo arepas. Pero me acostumbré».

Esperanza consultaba cuadras abajo, en casa de una señora y hasta las 4:00 de la tarde; después la mujer montaba su negocito de cervezas para cubrir los gastos familiares. Desde su llegada, la comunidad se volcó en atenciones con ella y lograron preparar un espacio comunitario para consulta y dormitorio.

Esperanza guarda muchas satisfacciones. La más grande, que la jovencita María Laura escogió la carrera de Medicina Integral Comunitaria y hoy, como ella, también es doctora.

Mariela Márquez es otra de las fundadoras de Barrio Adentro.

Cuando entró a Santa Eduviges, el barrio entero la esperaba; pero grande fue la sorpresa cuando, al enrumbarse para la casa de Rubén, donde viviría, vio que debía subir día a día los 320 escalones que separaban la base de la montaña de «su hogar».

Por cuatro escaleras más anduvo y desanduvo todos los días.  Cada cual era dominada por una pandilla, por lo que de una a otra su custodia se pasaba de manos, hasta que se fueron formando los comités de salud y la medicina cubana obró el milagro de limar más de una aspereza —aunque no todas.

Allí mismo se hizo el primer CDI de Venezuela, los vecinos se apropiaron de unas instalaciones donde se pretendía establecer una clínica privada y decidieron, a puro coraje, que el espacio debía ser para Barrio Adentro.

Tras otras misiones internacionalistas en Bolivia y Argelia, Mariela regresó a Santa Eduviges. Sigue subiendo y bajando las mismas escaleras. Sola, pero cuidada por todos.

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