El equipo de La Habana jugará en sus predios la semifinal del torneo ante Villa Clara. Autor: Roberto Morejón Rodríguez/JIT Publicado: 07/07/2025 | 08:15 pm
Los cuatro grandes del Campeonato Nacional de Béisbol sub-23 andan ya en modo playoff y listos para enfrentar las batallas que se les avecinan a la vuelta de unas pocas jornadas.
El último invitado a la fiesta de la postemporada llegó este domingo rugiendo alto y fuerte, como un verdadero felino. Fueron los capitalinos industrialistas quienes finalmente se incluyeron en la etapa semifinal, tras una cerrada disputa en el grupo A del torneo con los combativos Vegueros de Pinar del Río.
A los alumnos del profesor Saúl Ballester le quedaba casi como única y más certera opción pasarle la escoba a los Piratas en la subserie del adiós. Y así lo hicieron. Dejaron a los pativerdes con las ganas de cumplimentar el calendario regular ante los propios muchachos de Isla de la Juventud, pues, aún sacando los Vegueros tres éxitos y empatando en la cima, los Leones avanzaban a la siguiente instancia por haberle ganado la serie particular a los más occidentales por 4-2.
Con la mira apuntando hacia su próximo objetivo en la semifinal: Villa Clara, quien encabezó la llave B, los capitalinos quieren asegurar en la etapa decisiva el mismo dominio que en la fase regular, donde fueron el conjunto que más victorias acumuló en toda la justa (14 de 18 posibles).
Pero la nueva versión naranja de los actuales monarcas de la categoría será, sin dudas, un escollo dificilísimo para cualquier contrincante. Los azules lo saben y, por eso, deberán jugar muy exactos en sus predios del mítico estadio Latinoamericano, donde, incluso sin tanta concurrencia de aficionados en las gradas, la presión y las pasiones siempre salen a relucir.
Esa serie relámpago (de tres a ganar dos), seguramente se mostrará con extrema paridad sobre el terreno. Ambos dejaron números colectivos muy similares en la clasificatoria, sobre todo, a nivel ofensivo y de picheo.
Los jóvenes Leones promediaron con el madero en ristre para un buen average de 297, mientras que sus rivales en la semifinal destacaron con un 281. Desde la lomita los dos cuerpos de lanzadores estuvieron casi herméticos, registrando los capitalinos un promedio de efectividad de 2.10, y 2.66 en el caso de los muchachos del centro del país.
El desbalance entre ambos conjuntos está en la defensa. Los naranjas fueron el equipo de mejores guarismos en el torneo: 979, un número nada despreciable si tenemos en cuenta que de manera colectiva se promedió para un pésimo 955. Justamente, a tono con esa estadística, la selección habanera estuvo discreta con su 956.
Ese pudiera ser un punto importante a tener en cuenta, pues en las instancias de mayor presión la defensa tiende a definir juegos y campeonatos. Veremos qué sucede en este primer acto del occidente.